La Argentina es Zulma Lobato
Compatriotas y Amigos; durante este fin de semana, fortuitamente pude ver un compilado televisivo, emitido por una señal que no recuerdo. El caso es que transmitieron el salto a la la fama de un anciano, estrábico y transformista, mediante maquillaje payasesco y una peluca que se acomodaba, como si le incomodara.
21 de Julio de 2010
Tiene una especie de nombre artístico, emulador de aquellas legendarias vedettes, Zulma Faiad y Nélida Lobato, de las que la primera creo, aún se encuentra entre nosotros.
Este ridículo sexagenario, supongo que afectado por un incipiente Alzheimer, se cree una hembra y además con dotes de bailarina.
En uno de los fragmentos, se lo veía junto a un pony, un viejo barbado y un individuo disfrazado de momia, entre otros desechos humanos en el set de un canal, que si mal no recuerdo era Crónica TV.
Pero, a su vez, un abanico de presentaciones en otros ciclos bombardeaban de continuo el informe.
Al principio, ingenuamente creí que se trataba de una humorada, con algún actor de reparto disfrazado de mujer grotesca en algún paso de comedia hilarante.
Pero a los pocos minutos, advertí que estaba equivocado.
El programa exhibía el meteórico ascenso a la fama de este discapacitado psicofísico, en un lapso de pocos meses.
El informador agregaba en off, que se trataba de un fenómeno inédito y -al parecer- estaba en lo cierto.
Me detuve a pensar en lo que nos hemos convertido, entre este viejo lunático feminoide y su impacto mediático.
Y cual es el nivel de esta televisión argentina con una devaluación más que cotidiana.
Luego sintonicé algunos semanarios con los mismos entrevistados de siempre, idénticas conclusiones, merced a la automaticidad de las preguntas, sin importar la hora, el canal o el periodista que oficiaba de anfitrión.
Entendí un poco mejor cuál era el sustrato del fulgurante estrellato de este provecto ya mencionado.
Deduje y pienso del mismo modo ahora en el teclado, que estos aparecidos son una suerte de productos que el mismo sistema genera.
El reverso de la misma medalla en la que en la otra cara está Marcelo Tinelli con su gama de prostitutas y proxenetas, que también alimenta el gobierno.
También caí en la cuenta, que de algún modo estamos cada vez más sitiados, no tanto por los K, quienes actuan de consuno porque nadie les impone un atisbo de límites, sino por la estupidez humana que está arribando al paroxismo.
Hoy, temprano en la mañana, escuché por la radio que los obreros de Kraft suspendían su habitual extorsión vial, en homenaje al partido de la selección.
Hicieron lo propio los asambleístas de Gualeguaychú, para que los fans argentinos pudieran cruzar el rio Uruguay.
Esto es como si las consignas de la lucha de clases que plantean los desplazados saboteadores de una fábrica de golosinas, y los defensores del ecosistema se tomaran como una suerte de dia sabático.
Y los periodistas seguirán con la convocatoria de estos revoltosos, mañana mismo, como si fuesen las únicas sobrevivientes de esa fábrica norteamericana, por cuya inmolación se conmemora el 1 de mayo como Día Internacional de los Trabajadores.
Creo que todos o casi todos nosotros, nos conducimos en la vida con la escala de valores que supimos aprender.
Sin importar cuál sea la casuística de cada uno, debo suponer que tratamos de evitar muchas cosas, pero sobre todo el ridículo.
Pues bien, a estas horas, en esta Argentina es lo que prepondera.
Y por lo visto, aquello que se premia, incluso que se festeja.
Un señor me escribió más temprano, pontificando que -dado que la oposición no existe- sería conveniente la continuidad de la Presidente.
No conozco a este Doctor Castro Corbat, pero advierto en su correo que es otro desdichado intelectual. Que ha perdido el horizonte de la realidad.
Es más, soy de la opinión de que, entre tantas contradicciones en las que incurrimos todos sin excepción, estamos comenzando a cohabitar en un lugar que aparenta ser físico y tener identidad, pero que en el fondo no es más que un enorme limbo de almas perdidas.
Nos hemos convertido en una especie de ciudadanos de un país virtual, en el que todo es válido.
Los homicidas no cumplen sus condenas; incluso nos gobiernan.
Se apoderan de los fondos de los Contribuyentes con mofas y artilugios que los hacen reir a carcajadas.
Y del otro lado de la supuesta trinchera, reposan casi cuarenta millones de zombies. Como esa categoria que tienen los que actúan en esas películas de corte fantástico, en el que las tramas son protagonizadas por esa especie indefinida de muertos vivos.
Nos estamos extinguiendo sin advertirlo, en su sentido estricto.
Los políticos, que viven y lucran de esa dudosa profesión, pero muy efectiva, no están interesados en aspirar a custodiar nuestros intereses.
Estos perdularios, todos ellos por igual, se encuentran enderezados en la continuidad del modelo democrático, mientras el caldero hace bullas.
Eduardo Duhalde, el mismo que dijo -incluyéndose- "somos una dirigencia de mierda", hace sus preparativos junto a Luis Barrionuevo. Es el recambio que se presenta como promisorio.
Clarín lo apoyará con sus satélites de Cablevisión, a medida que los meses transcurran.
Lo único que puedo atisbar es poder asegurarles que la Argentina es Zulma Lobato.
Por el Dr. Lucio Catano (h), para El Ojo Digital Sociedad.
E-mail: lcatano (arroba) yahoo.com.ar.
Por el Dr. Lucio Catano (h), Abogado, para El Ojo Digital Sociedad