INTERNACIONALES: POR CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL, PARA EL OJO DIGITAL INTERNACIONALES

La Comunidad Americana de Naciones, esa cuestión pendiente

La Comunidad Americana podría verse como un sueño, o incluso una utopía. Pero aparece como un tema pendiente para todos los americanos en este siglo. Por el momento, es el deseo de algunos, aunque es frontalmente rechazado por otros.

21 de Julio de 2010
De acuerdo a las estimaciones del CELADE (Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía), América Latina y el Caribe están compuestos por algo de 538 millones de habitantes. Si a esa cifra se le adiciona la población de Canadá y los Estados Unidos de América, estaríamos cerca de los mil millones de personas. Así pues, si lográramos consolidar la Comunidad Americana (CA), el bloque podría llegar a constituir uno de los más poderosos de la Tierra. Entendemos que la iniciativa del ALCA tiene como objetivo ir consolidando este mercado, en etapas. Contrario a esta idea, el ALBA de Hugo Chávez intenta unir solamente a Latinoamérica, a través de una propuesta regional y no dependiente de Estados Unidos, su "enemigo político". En abril del 2009, los representantes de los países que dan forma a la iniciativa firmaron un acuerdo para crear el "Sucre", una moneda única para registrar y compensar el comercio entre ellos y no depender de la moneda americana. Como se sabe, ello no resultará tan sencillo, dado que, solo Venezuela ostenta una operación comercial de la cual el 60% del total tiene relación directa con el gran país del Norte. Para los que pensamos que una Comunidad Americana es posible, sabemos que ella solo dependerá de aspectos comerciales y económicos, sino que se deberá trabajar en la búsqueda de nuevas propuestas sobreramas sociales, de salud y educación para las zonas más necesitada de la América Latina, propuestas que deberían de salir de los dos países del norte. La mencionada vendría a ser la mejor inversión que podrían consolidar Estados Unidos y Canadá para sus propias economías. Una ecuación elemental nos demuestra que la gente considerada sana y educada exhibe otras necesidades aparte de las básicas, y al necesitar más, pone el motor de la producción a funcionar. La presente es una cadena de hechos comprobada y así lo observamos en los países desarrollados. El asunto funciona: entre mayor sea el número de personas con buena situación personal y familiar, mejor estará la Sociedad en su expresión global. Estados Unidos y Canadá son naciones desarrolladas porque lograron que la mayoría de la población alcanzara un nivel de vida con educación y salud pero, irónicamente, en Latinoamérica, países ricos como Venezuela, México o Brasil, padecen altos niveles de pobreza pues no han sabido realizar lo necesario en ese sentido. Mientras otros bloques como la Unión Europea abren sus puertas a los países del Este con una rapidez asombrosa, algunos gobernantes en América Latina como Hugo Chávez, Daniel Ortega, y Evo Morales aún creen que las ideologías liquidadas del siglo pasado contribuirán al bienestar general. Como se conoce, la Comunidad Europea está conformada actualmente por un bloque de 27 países; tiene una población de 485 millones de habitantes, y se convertirá en el primer poder económico mundial, esto en relaciones de población, producto interno bruto y de intercambio comercial. Mas ello solo ha sido posible merced a no menos de cincuenta años de esfuerzo y búsqueda consensuada de equidad. El MERCOSUR, conformado ahora por Brasil, la Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela, y el CAN con Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, más el plausible ingreso de Chile, inmediatamente darán lugar a una zona de libre comercio de unos 350 millones, pero con números globales algo más modestos. Así las cosas, Latinoamérica nunca será lo suficientemente fuerte de cara a un mundo globalizado: requiere el apoyo de los países del norte, y solamente de esta manera podría conseguirse el objetivo global de un continente unido, sólido, rico y poderoso, y en paz. El ejemplo que nos ha dado la Unión Europea nos invita a reflexionar tanto sobre las posturas de Estados Unidos como de la América Latina. Se presenta casi como una obligación esforzarse para conseguir una integración en la forma de un solo bloque, lo antes posible, con la meta de construir esa tan interesante Comunidad Americana de Naciones. Los miedos a alejarse de los propios orígenes y raíces, a partir de los cambios políticos y económicos que se requerirían, deben quedar, indefectiblemente, a un lado. Francia, Italia, Alemania o España son soberbios ejemplos: sus tradiciones no se han perdido en medio de las posturas unionistas que dieron forma a la Comunidad Económica Europea. Por Carlos Vilchez Navamuel, para El Ojo Digital Internacionales. Blog: http://carlosvilcheznavamuel.blogspot.com/
Por Carlos Vilchez Navamuel, para El Ojo Digital Internacionales