SOCIEDAD: POR RICARDO WHITE, PARA EL OJO DIGITAL

Sobre hienas homicidas y padres inconscientes: Rodrigo Barrios y Juan Sebastián Verón

Todos los veranos se repite la historia: los personajes de la farándula sacan a relucir la impunidad que tienen -o creen tener-, al amparo del dinero que han sabido acopiar y en complicidad con el incumplimiento de las leyes y las más elementales reglas de convivencia que caracterizan desde hace tiempo a la Argentina.

21 de Julio de 2010
La temporada estival comenzó temprano en las noticias. Pero no precisamente a partir de los reportes del buen tiempo, las imágenes tomadas de cuerpos semidesnudos en la playa y las expectativas comerciales de comerciantes, hoteleros y restauranteros. Se enteró primero la sociedad del lamentable episodio que involucró a Deian -hijo del futbolista de Estudiantes de La Plata, Juan Sebastián Verón- en los médanos del balneario de Cariló. El niño mimado del jugador tenía ganas de hacer de las suyas y pedía a gritos que le permitieran pasear en cuatriciclo a toda velocidad. Capricho al que el padre de Deian accedió y que terminó costándole demasiado caro. Porque, apenas el chiquilín comenzó a "tomarle la mano" al paseo, terminó literalmente pasándole por encima a una joven de 18 años -que se encontraba tomando sol con amigas- en su desenfrenada carrera. La novedad se dio a conocer el miércoles 13 de enero, aunque el hecho tuvo lugar el lunes 11. En ese lapso, se conoció que el cuatriciclo que utilizó Deian Verón no era de los pequeños (tampoco llevaba casco protector al conducir), y que los daños a la joven atropellada no fueron tan leves como oportunamente intentó justificar Ramón, el padre del futbolista, en lastimosas declaraciones mediáticas. La accidentada terminó con un hombro dislocado, numerosos raspones en la región dorsal y sangrando profusamente por la nariz y la boca. También acusó que, desde el incidente, sufre importantes dolores de espalda, con lo cual su columna vertebral puede haberse visto comprometida. Son numerosos los casos de accidentes en donde, en una primera instancia, el dolor desaparece, pero luego surgen complicaciones y hasta se ve comprometida la movilidad del paciente. Por su parte, la joven necesitó de una cirugía reconstructiva de labio a partir del impacto de su rostro contra la arena -tras tener al cuatriciclo encima-. Los medios no han publicado su identidad, pero sí se conoció que en la comisaría de Cariló, el propio Juan Sebastián Verón hizo lo imposible para que el tema no se filtrara a la prensa, aunque no tuvo éxito. Es que el futbolista veranea con su irresponsable familia en el cruce entre las calles Avutarda y Mimbre, de Cariló. Dato ideal para quien proponga ideas para una manifestación pública. Finalmente, Verón -confirmado en off the record por una fuente de la zona a quien le llegaron detalles- arregló una importante suma de dinero con la familia de la víctima, para hacer desistir a esta de interponer una demanda civil que podría repercutir poderosamente en los medios e "incomodar" al futbolista. Por cierto, la única que habló sobre el episodio fue la madre de la joven atropellada por Deian Verón, afirmando oportunamente que no tiene "nada que opinar" sobre el delantero del club platense. Insípidas declaraciones que también sirven para convertir la hipótesis en tesis. De milagro, Deian no mató a la muchacha de 18 años. Porque, en tal caso, a Juan Sebastián Verón no le hubiera alcanzado todo su patrimonio para tapar el tema. Pero la impunidad a veces se presenta con dosis enormes de suerte. El futbolista ha hecho de lo impune un estilo de vida. Virtualmente huyó de Italia en momentos en que la causa por los pasaportes otorgados a jugadores extracomunitarios por vía ilegal cobraba fuerza en los tribunales. Tanto él como otros renombrados profesionales argentinos están involucrados. Verón llegó a la Argentina con la falsa excusa de terminar su carrera aquí, invento que "compraron" los idiotizados consumidores del fútbol. Para el caso de la tropelía acometida por su vástago, Verón terminó aprovechándose no solo de su nombre, sino del vacío legal que existe en las zonas balnearias de la Argentina a la hora de castigar a los que asesinan o hieren por la vía del cuatriciclo. Juan Sebastián Verón obró como otro padre irresponsable del montón, que no mide las consecuencias de poner a su hijo menor en el asiento de un vehículo que puede aniquilar o incapacitar de por vida. Sigue el verano y continúa la fiesta: los comercios que alquilan cuatriciclos a $200 la hora suelen obtener permisos de la mano de algún corrupto intendente o funcionario municipal. Aquí, Motorrad es el nombre de la empresa responsable, a la cual no estaría mal que los veraneantes no volvieran a contratarle servicios, a modo de protesta. Desgraciadamente -y como el nuestro no es un país serio-, Verón no está tras las rejas. Como correspondería. Porque con el "aquí no ha pasado nada", nadie aprende. * * * El que no pudo escapar a su destino -a pesar de que lo intentó a cualquier precio- ha sido el púgil caído en desgracia y bufón de ocasión en los programas de chismes, Rodrigo "La Hiena" Barrios. Omnubilado por el alcohol ingerido -como eventualmente se demostrará- el ex deportista recorría la avenida costera frente al balneario La Perla a toda velocidad y fue demasiado tarde cuando vio el semáforo en rojo: frenó pero igualmente se llevó por delante a dos automóviles. Estos, por la fuerza del impacto y a pesar de encontrarse detenidos -uno de ellos, con freno de mano- se movilizaron unos cuantos metros, estrellándose contra una muralla humana compuesta por personas que cruzaban por la senda peatonal. El resultado fue una tragedia: una joven embarazada de cuatros meses y medio -con 20 años de edad- falleció luego de ser intervenida en el hospital. Otras seis personas exhibieron heridas de consideración. Pero Rodrigo Barrios sacó a relucir lo peor del ser humano. No solo abandonó a las personas afectadas por su conducción alocada, sino que retomó a contramano por el carril opuesto y escapó a toda velocidad hacia el cercano balneario de Miramar. Su camioneta BMW fue hallada finalmente en Las Brusquitas, una playa en las afueras de la ciudad costera. Se sabría luego que Barrios tuvo otro accidente en medio de la huída, en el cual impactó contra una camioneta en donde viajaba una familia. La tragedia pudo ser todavía peor. Como siempre, en estos casos suele mostrar la cara algún abogado penalista de ocasión, que construye su fortuna protegiendo a delincuentes y homicidas. Es el caso del Dr. José Vera, quien solo refirió que su defendido había tomado un vaso de cerveza en compañía del insufrible cumbiero Daniel "Tota" Santillán, en un bingo de la zona. Y que tampoco había abierto la botella de Fernet que Barrios llevaba en el rodado. Más tarde o más temprano, se conocerán todos los detalles acerca de los pasos de "La Hiena" en aquella noche para el olvido. Desde luego, Vera está conforme con la carátula de "homicidio culposo" porque esta le significará una pena sensiblemente más baja al boxeador, a pesar de ser responsable directo por un doble homicidio. La ley argentina continúa juzgando la intención en lugar de las consecuencias: los abogados siempre se escudan en la "no intención de matar". De esta forma, cualquiera sale en libertad. Y, en nuestro país, los expertos destacan que la mejor manera de asesinar a alguien es atropellándolo. Nunca hay intención, pues el dolo es imposible de comprobar. Ya sea que se asesine o se evada impuestos. Las últimas novedades reportan que Rodrigo Barrios escapó para dar tiempo a su organismo a metabolizar el alcohol o las drogas ingeridas, de tal suerte que los índices disminuyan. Todo lo cual constituye un grosero agravante: el hombre es responsable de un doble homicidio, dejar un tendal de heridos, eludir a la autoridad y demorar su captura para que los niveles de alcohol sean más bajos a posteriori. Todo un raid delincuencial que hace de él una verdadera "Hiena". Peor estuvo Vera al intentar justificar el escape de su defendido: destacó que "La Hiena" en realidad escapaba de un grupo de hinchas de Chacarita (dado que él es de Tigre), y no quería tener problemas. Pero conducir casi 40 kilómetros es más que suficiente para huír de una patota: nadie puede correr tan rápido con sus pies... Igualmente, muchos ya nos animamos a anticipar el final de esta historia. Sin pasión ni prejuicio, puede afirmarse que Barrios obtendrá una pena mínima -si es que acaso debe terminar preso- y pasará ese tiempo en la cárcel con la mayor comodidad posible y conversando con internos que lo idolatran. Tendrá Internet, teléfonos celulares, mujeres y comidas de primer nivel. Pero Yamila Vanesa González y su hija nonata Ludmila seguirán muertas. A Sebastián Ceballos, el marido de la víctima, le rebotarán en la cabeza un millón de preguntas al respecto de qué castigo es suficiente para alguien que atropella, mata y huye. Aunque la peor parte siempre la lleve aquel que debe sufrir la pérdida. Adelantó Ceballos que irá "a buscar" a Barrios cuando salga. "El mundo es demasiado pequeño como para que se esconda", disparó. Una buena parte de la sociedad desea fervientemente que lo encuentre. Juan Sebastián Verón y Rodrigo Barrios ("La Hiena") son dos rostros que, por estas horas, se miran en el espejo de la impunidad, por más que sus delitos no se aproximen demasiado. Las autoridades ya ni siquiera necesitan de un conteo incesante de muertos para cambiar las cosas. Sencillamente, ya ni les importa. Tampoco sorprendería ver a organizaciones de defensa de los "derechos humanos" apersonándose para apoyar a "La Hiena", como suelen hacer con otros tantos malvivientes y homicidas. Ricardo White, para El Ojo Digital Sociedad. E-mail: elojodigital.com (arroba) gmail.com.
Por Ricardo White, para El Ojo Digital Sociedad