Kirchner se sabe perdedor en 2011, pero prefiere caer con Julio Cobos antes que con Eduardo Duhalde. El neokirchnerismo cobra forma en las figuras de Jorge Capitanich, Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa
El repaso obligado de la estrategia oficialista para las Presidenciales de 2011. Néstor Kirchner trata de garantizarse impunidad. El plan para destruir al duhaldismo y el "Plan B": llegar nuevamente al poder mediante un frente de "testaferros políticos"; ellos serían Capitanich, Massa y el salteño Urtubey.
21 de Julio de 2010
El kirchnerismo de corte clásico arde. Pero no por el fuego de la bronca, sino por el que producen la franca crispación y algunos incontrolables destellos de desesperación.
Mucho de ello se explica a partir del desperfecto más notable que exhibe la estrategia de Néstor Carlos Kirchner. Este continúa concentrando todo el espectro decisional del trabajo político, al tiempo que reniega de la delegación de tareas en sus acólitos. Entiéndase bien: él desconfía de todos ellos, y a ninguno le reconoce habilidad alguna.
Kirchner no le pone demasiadas fichas a Aníbal Fernández. Recela de Julio de Vido y de sus contactos fluídos con el peronismo "disidente". Considera el consorte de Cristina Fernández que se acerca la hora de traicionar a los suyos, antes de que ellos decidan abandonarlo. En el atestado mundillo de los analistas políticos, la clave parece estar en la "soltada de mano" que la Casa Rosada le ha obsequiado al eternamente fiel Ricardo Jaime, ex Secretario de Transporte. El otrora hombre fuerte del gobierno, cuya frase de cabecera supo ser: "El Presidente puede pedirme cualquier cosa, excepto la renuncia".
Segundo problema: la militancia kirchnerista se compone de mercenarios políticos, de cabo a rabo. El nexo común que los une no es el amor, sino el dinero. En cuanto los cheques comiencen a rebotar, el abandono del barco será masivo. Y por estos días -evaporada ya la fantasía de la recuperación de imagen positiva del Bicentenario-, el miedo se ha vuelto patente.
Prácticamente todo el arco kirchnerista ha comenzado a salir a la calle, movilizándose en torno de un último esfuerzo para cooptar a militantes y dirigentes opositores. Ante cualquier duda, no consulte a su médico; refiérase al respetado operador político por excelencia, Juan Carlos Mazzón (alias "el Chueco"). Mazzón aprovechó recientemente una presentación pública para dedicarle suculentas loas al candidato "disidente", Eduardo Alberto Duhalde. Y, tal como le comentara una fuente de peso dentro del kirchnerismo a El Ojo Digital: "Si el Chueco habló en esos términos, es porque el río suena. Ponelo así, ¿estamos?". Tal vez, este veterano informador haya querido referirse a las poco sutilmente maquilladas encuestas que colocan a Néstor como favorito para imponerse en las Presidenciales. Probablemente, el interlocutor haya pensado también en la falseada imagen negativa con la que el gobierno intenta contaminar al hombre de Lomas de Zamora quien, de acuerdo a otras mediciones -esas que no deben publicarse, bajo ningún punto de vista- exhibe hoy un 35% de intención de voto. Porcentaje que podría ser aún mayor, una vez el mencionado finiquite los detalles de un acuerdo con Francisco De Narváez.
En cualquier caso, demasiadas preguntas aquejan al espectro oficialista militante, incluídos sindicalistas y piqueteros. La mayoría de ellos carece de información certera respecto de las posibilidades reales de Néstor de salir victorioso en octubre de 2011. Otros muchos confiesan abiertamente que la madre de todas las batallas ya está perdida. A todos ellos se los observa omnubilados y frenados por la falta de información; solo se les reclama que "vayan para adelante" y que traten de sumar.
Tienen los kirchneristas otro inconveniente insalvable, a saber, que todas sus acciones se encuentran "comprometidas". Para ponerlo más claro: han sido infiltrados, y todas sus movidas son conocidas de antemano por los espacios del peronismo opositor, incluso de la Unión Cívica Radical.
El judicial Julio Piumato pertenece al núcleo siempre recalcitrante del kirchnerismo "ultra". A él lo aqueja el exceso de confianza de contar (al menos de momento) con una poderosa caja para la compra de voluntades. Sin embargo, para los peronistas opositores que son tentados con regularidad, el dinero no es el problema. Lo más difícil para ellos consiste en compartir listas con Diana Conti, Luis D Elía y otros nombres polémicos. Precisamente, la preocupación del sindicalismo y el piqueterismo del ala "K" coincide en mucho con la de su jefe político: todos deben conseguir -a toda costa- los fueros necesarios, para evitar ser procesados o perseguidos después de conocido el resultado de los comicios clave de 2011.
Precisamente, se ha referido con puntualidad que el temor que más nubarrones genera en el horizonte del marido de la Presidente de la Nación es tener que asumir una derrota frente a Eduardo Duhalde. No hay demasiadas opciones: Néstor Kirchner se sabe perdedor, pero a lo que apunta hoy es a que esa derrota se produzca a manos del Vicepresidente Julio César Cobos.
Una infidencia: Kirchner ha reconocido a unos pocos que tanto él como su mujer no tendrían problema alguno en entregar el gobierno antes de tiempo, para que el mendocino se haga cargo. Entienden que, de esta manera, existen mayores chances de que se produzca otro diciembre de 2001 y que ambos puedan reinventarse y regresar al ruedo, algún tiempo después.
Pero perder con el de Lomas de Zamora no es opción. Conoce Kirchner el encono que el duhaldismo le tiene reservado, y presume bien cuando imagina que Duhalde procederá -si resulta nombrado Presidente- a ejecutar una limpieza de kirchneristas sin límites ni fronteras. Porque, más tarde o más temprano, la sociedad reclamará eso mismo, con tal de no verse nuevamente decepcionada.
Tal es así que, en los próximos meses, el oficialismo saldrá a la cancha a quemar las naves para intentar perjudicar a Duhalde en grande. Las manifestaciones de piqueteros que, casi con rigor diario, se acercan a las oficinas del Movimiento Productivo Argentino con pancartas que recuerdan la muerte de Kostecki y Santillán, son apenas una muestra gratis. Luego de eso, sobrevendrán los videos con los cadáveres de los nombrados, con la impresión "Duhalde lo hizo". Habrá más escraches en los distritos que camine el candidato. En alguna parte del proceso, los primeros episodios de violencia llegarán a las puertas del MPA, en donde la protección policial -responsabilidad de Aníbal y no Florencio Randazzo- brilla por su ausencia. Quién sabe; tal vez los primeros blancos de la ira piquetera serán los jóvenes duhaldistas que trabajan para la campaña en Hipólito Yrigoyen...
Néstor Carlos Kirchner solo abandonará el control del Partido Justicialista si tanto su imagen pública como la de su mujer sacan boleto sin regreso hacia un insondable abismo. En tal caso, hasta manejan seriamente la alternativa de ir con el Frente para la Victoria, pero por fuera de la estructura partidaria del PJ. Esta información es reciente, y desde luego que podría sorprender a muchos.
De cualquier forma, el plato fuerte tiene que ver con el "Plan B" del matrimonio presidencial. En este armado, Kirchner proporcionará la "caja" para su retorno, pero no ya promocionando su figura, sino la del denominado poskirchnerismo, personalizado en las figuras del chaqueño Jorge Capitanich y el joven salteño Juan Manuel Urtubey. En tal caso, dinero habrá de sobra. Es sabido que Capitanich cuenta con los buenos oficios del inefable Aldo Ducler. Y Néstor se movería a caballo de los fondos que le garantizan los gigantescos negocios de los que forma parte, indirectamente y sin poner la cara ni la firma, junto con sus amigos Cristóbal López y Lázaro Báez. La estrategia consistiría en ocultar a Néstor, por obvias razones: si los mencionados se pasearan de la mano con él, sus expectativas electorales se hundirían irremediablemente. Pero si se unifica el discurso en la forma de un poskirchnerismo que no critique lo hecho desde 2003 y que ponga en alto los "logros" alcanzados, es probable que una buena porción de la opinión pública "compre" este producto y decida acompañarlos.
A este conglomerado se sumarán el moronense Martín Sabbatella y -más disimuladamente- Fernando "Pino" Solanas, quien ya vota leyes clave para el Gobierno Nacional en el Congreso. El alcalde de Tigre, Sergio Massa, pondría lo suyo para participar. Porque, bien vale la pena considerarlo, Massa tiene cierto contacto con el duhaldismo, pero no ha cortado definitivamente los lazos que lo atan con Balcarce 50, desde donde es tentado con periodicidad. Existen encuestas independientes que miden la intención de voto para la Gobernación de la provincia de Buenos Aires que le arrojan números más positivos de los que acompañan al empresario Francisco De Narváez. Pero este dato aún es convenientemente ocultado. De ahí que, para Kirchner, convencer al tigrense equivale a tener "medio partido ganado". Dicen de Sergio Massa que su principal talón de Aquiles está constituído por el carácter desmedido de su ambición. ¿Terminará cayendo víctima de ella?
Como se ve, la mente del santacruceño trabaja sin descanso. El dato de color, y que sirve para ilustrar el cierre de este artículo, refiere a una decisión ya tomada por Néstor. El está decidido a entregar a sus laderos y más acérrimos defensores, a la jauría opositora y al "partido judicial". La presente tal vez sea una de las últimas advertencias que esta columna le obsequiará a aquellos que pululan por los pasillos del poder y que creían que su protección se hallaba garantizada. Este periódico online aplaudiría, por ejemplo, que el Ministro Aníbal Fernández se acercara para remitirnos una columna, de su puño y letra, para su publicación exclusiva aquí. Después de todo, es uno de nuestros más asiduos lectores.
Así las cosas, los incisivos lectores de El Ojo Digital están ahora mejor enterados del colorido escenario que teñirá a las elecciones de octubre del año que viene. Ahora no podrán decir que no les hemos advertido.
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política.
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Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política