“La muerte se lleva todo lo que no fue, pero nosotros nos quedamos con lo que tuvimos”
A las 10:15 horas de este pasado miércoles 27 de octubre de 2010, nos enteramos de que el ex Presidente argentino Néstor Kirchner fallecía a los 60 años de edad tras una descompensación cardíaca, mientras se encontraba en la ciudad patagónica de El Calafate junto a su esposa, la Presidenta de Argentina Cristina Fernández.
28 de Octubre de 2010
Kirchner fue internado ese mismo día a las 8:30 horas, llegando en grave estado al hospital José Formenti de esa localidad de la provincia de Santa Cruz. Según confirmaron a medios periodísticos locales -fuentes del equipo médico presidencial-, el ex mandatario argentino llegó temprano al centro asistencial y no pudo ser reanimado. Oficialmente se trató de un "paro cardiorrespiratorio con muerte súbita".
Esta noticia ha convulsionado a los medios periodísticos y a la opinión pública. A los políticos de uno u otro color les ha sido brindada la oportunidad de lucirse con declaraciones rimbombantes y de seguir demostrando que todos vuelan “bajito como las perdices”. En rigor, con Kirchner desaparece el último animal político que nos había dado la política de nuestro país. Aún cuando no comulgáramos con sus ideas y métodos, lo respetábamos. Pero la sociedad, el "pueblo" empezará a preguntarse ¿Y ahora qué? ¿Qué pasará ahora? Las hipótesis son varias. ¿Acaso este hecho adelantará el caos que se hallaba preparando el fundamentalismo kirchnerista? ¿Se agrandará la figura de Daniel Scioli? Muchos muchachitos K, con el cuerpo del ex mandatario aún caliente, ya se encomiendan a una fórmula Scioli-Das Neves, como prenda de unidad del Peronismo y para otorgarle una salida elegante a Cristina Kirchner. Murió un ex-presidente que "dijo" ser peronista; démosle el homenaje que él no supo darle a sus pares Menem y Duhalde -aún vivos-, y a Juan Domingo Perón, al que solo “usó” cuando le fue necesario apropiarse de la herramienta política del movimiento Nacional Justicialista. El esposo de la Presidente deberá ahora enfrentar el juicio de Dios y mañana el de la historia. El Señor se apiade de él y -principalmente- de nosotros.
¿Por qué de nosotros? Porque simplemente no sabemos qué va a pasar. Desconocemos la manera en que reaccionarán los muchachos del Peronismo Federal. ¿Cuál es el Plan A? ¿Tienen acaso Plan B? El Peronismo Federal nos tiene acostumbrados en este poco tiempo de existencia a una continua improvisación. Aunque todos afirmaban en ir internas en agosto, nadie podía asegurar nada. El único que en los últimos días estaba movilizando a la tropa Peronista Federal -más que nada en la provincia de Buenos Aires- era Alberto Rodríguez Saá, quien también repetía que el candidato casi natural para la importante gobernación de la “provincia más importante del país” es Francisco De Narváez.
Mientras tanto, Felipe Solá y Mario Das Neves se veían resignando sus candidaturas. Eduardo Duhalde seguía deshojando margaritas. ¿Puedo o no puedo? ¿Se decidirá Carlos Reutemann a abandonar cualquier apetencia presidencial o saldrá de la gatera a último momento?
De pronto, todo cambió. "Murió esta madrugada, de un paro cardiorrespiratorio, el hombre que en los últimos siete años manejó este país. Murió el arquitecto único, excluyente, del aparato de poder en el que se sostuvo hasta ahora el Gobierno. Murió la figura que organizó, en un ejercicio de contradicción sistemático, al arco opositor. Murió el titular de un apellido que signó con su inicial, "K", este ciclo histórico..." (palabras del columnista Carlos Pagni en su especial para La Nación edición online). Si alguien se remite a palabras tan exactas como aquellas para describir este evento, corresponde darle el crédito.
Quien esto escribe, se pregunta ¿qué ha cambiado con esta muerte? Todo indica que las cosas continúan igual que como estaban antes. La inseguridad seguirá azotando a esta sociedad hastiada por la desprotección a punto tal que, en la mañana del censo, 4 censistas fueron asaltados en la primera hora de iniciado el mismo. La inflación encubierta del INDEC no aflojará. El veto al 82% para la clase pasiva continúa bien vigente mientras los personeros del gobierno exfolian el ANSES. Se acentuarán el desempleo y el empleo precario. Seguirá habiendo un 16% de indigentes y casi un 30% de argentinos sumidos en la pobreza. La escasez del bolsillo a la que nos arriman nuestros salarios se ha vuelto acuciante.
Con la desaparición de Néstor Kirchner, tampoco se ha evaporado el odio revanchista de corte setentista que es por todos bien conocido, enmascardo también en una pretenciosamente falsa posición defensora de los derechos humanos. No dejamos de asistir al eterno tema de la desnutrición infantil. La entrega de los recursos naturales en gas, petróleo y minería seguirá beneficiando solo a unos pocos. Se tratará siempre de los mismos socios del kirchnerismo: Lázaro Báez y Cristóbal López, esos que se apropian de todo, bajo la protección de Carlos Zannini y Julio De Vido. Estos dos últimos terminarán siendo los responsables a la hora de encauzar un proceso de diálogo con la oposición, buscando una salida honrosa para la Presidente Cristina Fernández. Y, por supuesto, también para ellos mismos. Ellos son lo único que le queda de hombres de confianza a la esposa del difunto.
Néstor Carlos Kirchner no dejó delfin ni sucesor. Pero la familia Kirchner tratará de perdurar hasta tanto tengan un reaseguro de que sus negocios no se verán afectados mayormente. Suena a verdad de perogrullo recordarle al lector que jamás se han preocupado por el bienestar de su pueblo. Mucho menos se preocuparán ahora de esos "problemas menores".
Tal vez sean muchos aquellos que esperan que la oposición comience a trabajar en planes y proyectos que en verdad sean útiles para teñir a la era poskirchnerista con algo de optimismo. Habrá que salir con el menor dolor posible de este país subsidiado y mentiroso que la familia patagónica pretendió vendernos a tan elevado precio.
Me pareció apropiado concluír el presente artículo con una frase de Mario Rojzman: “La muerte se lleva todo lo que no fue, pero nosotros nos quedamos con lo que tuvimos”.
Por Gabriel Martin, para El Ojo Digital Política.
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Por Gabriel Martin, para El Ojo Digital Política