POLITICA: POR NORBERTO ZINGONI, PARA EL OJO DIGITAL

Posibilidad de elecciones anticipadas en España y en la Argentina. La legitimación de ejercicio

Hace un tiempo, aproveché la oportunidad para comunicarme por correo electrónico con el Director y Editor del portal - Matías E. Ruiz-, prometiendo la confección de un artículo en relación al posible llamado a elecciones anticipadas en España.

05 de Noviembre de 2010
Dicho sea de paso, aprovecho para agradecer la publicación de otros escritos en El Ojo Digital. Detalle que se agradece, en vistas del egoísmo y la cerrazón del ambiente periodístico-político argentino y otras cosas que le son propias. En aquella instancia, me comprometí a pensar un análisis comparativo entre la situación de cansancio y agotamiento del pueblo español con su actual gobierno -en la Madre Patria se observa que entre un 60 y un 70% de la ciudadanía reclama elecciones anticipadas- con la situación de nuestro país. ¿Y qué sucede en la Argentina? Pues bien; pensaba lo mismo que ahora referiré, antes de la muerte del caudillo Néstor Kichner. Y ahora, mucho más. Trataré de sintetizarlo. El sistema español conlleva –por ser un régimen parlamentario- la posibilidad de elecciones anticipadas. Puede requerirlas el propio jefe de gobierno mediante una moción de apoyo o la oposición a través de una moción de censura. Refleja esta institución de elecciones anticipadas la vieja tradición hispánica de la “legitimidad de origen” y la “legitimidad de ejercicio”. Que desarrollaron oportunamente los tratadistas españoles. Ellos preveían que, ante la posibilidad de que el gobernante se apartara del bien de la comunidad y de la solución efectiva de sus problemas, se podía llegar incluso a la muerte del “tirano”. La mencionada teoría de la “legitimad de ejercicio” se puso en práctica en las postrimerías del gobierno de Franco. En los primeros años, él gobernaba pues se había alzado victorioso en la Guerra Civil (“legitimidad de origen”). Pero no alcanzaba con ello. A posteriori, se alegaría la “legitimidad de ejercicio”: gobernamos no sólo porque ganamos la Guerra Civil sino porque lo hacemos bien, decían. Entre otros, fue Fraga –un notable constitucionalista- quien sostenía el principio de la legitimidad de ejercicio. "España va a mejor; lo estamos haciendo bien. Por ello, tenemos legitimidad de ejercicio". En nuestra Madre Patria, las elecciones anticipadas se encuentran hoy a la vuelta de la esquina. Las ha evitado hace unos días Rodriguez Zapatero, negociando con los nacionalistas vascos y canarios, y entregando parte de la soberanía nacional a favor de los gobiernos nacionalistas a cambio de sus votos, con el objetivo de aprobar el presupuesto anual. Pero Rodríguez Zapatero también confía en un acuerdo con ETA -la organización guerrillera-. Ante esta situación, consideran los españoles que se trata simplemente de manotazos de ahogado. Habrá -antes del fin del mandato en 2012- elecciones anticipadas, porque la pésima situación económica se ha tornado hoy imposible de enfrentar para la Administración Rodriguez Zapatero. En la República Argentina, no hubo necesidad de moción ni de conspiración. Puede afirmarse sin temor a error que Dios y el destino se interpusieron. Pero la abrumadora desaprobación que existe hoy en perjuicio de la gestión de gobierno argentino oscilaba también entre un 60% y un 70%. Ante la ilegitimidad de ejercicio, la ciudadanía de ambos países desaprobaba la gestión de sus gobiernos. Rigurosamente cierto: de ese rechazo no existe retorno. Y en casos como el mencionado, corresponde acudir a la voz del pueblo. Sólo el pueblo puede otorgar legitimidad de ejercicio. Existe la posibilidad de que el Partido Socialista en España o el kichnerismo residual ganen las respectivas elecciones. ¿Por qué no? Ello constituiría una legitimación activa para gobernar como corresponde. Y si gana la oposición, pues se impondrá el “Todos a casa”. El resto redunda en una agonía interminable para el ciudadano. Esto es lo que está sucediendo hoy en España y también ahora en la Argentina. ¿Gobierno de transición de Cristina Kirchner? Ante la muerte del caudillo Kichner -el hombre que exhibía esa férrea y anacrónica convicción de la concentración del poder absoluto-, se habla de la posibilidad de que la Presidente Cristina Fernández convoque a un Gobierno de Coalición Nacional, o un Gobierno de Transición. Considero esta alternativa como impensable. Néstor Kirchner aspiraba a la totalidad del poder. Jamás fue un hombre de consenso. Siempre jugó a todo o nada. Y le costó la vida. Cambiar ahora la orientación del gobierno de una aspiración de supremacía absoluta a un gobierno de consenso se vuelve una quimera. Quien esto escribe se pregunta: ¿qué harán con la acumulación de poder económico de don Julio De Vido? ¿Qué sucederá con los procesos que acumula Ricardo Jaime? ¿Y el resto? ¿Se puede hablar de una amnistía? ¿Aceptarán la oposición y la sociedad no kichnerista un borrón y cuenta nueva con todas las causas existentes por corrupción contra funcionarios de esta Administración y la anterior? ¿Aceptarán Hugo Moyano, las ultrakichneristas Estela Barnes de Carlotto y Hebe Pastor de Bonafini, Esteban Righi, los ex montoneros presentes en el gobierno abandonar las alfombras del poder absoluto para volver a sus viejas oficinas, resignándose a la intemperie y lejos del poder? ¿Qué ocurrirá con los juicios en trámite por delitos de crímenes de lesa humanidad cometidos por los funcionarios con pasado guerrillero en Montoneros y el ERP? Desde luego, las preguntas podrían sucederse. Por ejemplo, ¿qué hacer con el inapelablemente deficitario Fútbol para Todos (que nos ha costado seiscientos millones)? ¿Qué hacer con Julio Grondona? ¿Cómo proceder con el Grupo Clarín? Prosiga Ud., señor Director, con las preguntas, y verá cómo la respuesta madura sola: el gobierno de coalición/transición es una quimera imposible. La naturaleza del poder kichnerista se remite a la adoración por el poder absoluto. ¿Cómo cambiar de un día para otro -casi angelicalmente- semejante "construcción cultural"? ¿Cambiar para que nada cambie? Finalmente, me aproximo a las inevitables conclusiones de mi escrito: se impone la necesidad de llamar a elecciones anticipadas. Que el pueblo decida qué tipo de futuro quiere. Ocurre que la oposición (tanto en España como en la Argentina) no puede ocultar su temor de aparecer como “destituyente”. Lo cual, en el fondo, no es más que un triúnfo de la preeminente cultura kichnerista. Y nos referimos, por cierto, a una cultura de enfrentamientos bajo la doctrina del “amigo-enemigo”. Se trata de aquel viejo “apriete”, tan típico del montonerismo de los años setenta. Todo ello, adornado de una subcultura de acumulación de dinero y poder político. De poder absoluto. Se trata, en definitiva, de una cultura a todas luces antidemocrática. Por Norberto Zingoni, para El Ojo Digital Política. e-Mail: nzingoni@gmail.com
Por Norberto Zingoni, para El Ojo Digital Sociedad