POLITICA: POR MATIAS E. RUIZ, EDITOR

El estudiado goteo de Wikileaks, a la medida de los planes de Washington

Apuntes necesarios en relación a la publicación de los cables de parte del sitio web del australiano Julian Assange.

01 de Diciembre de 2010
El Efecto Wikileaks -está visto- ha tomado por asalto las primeras planas y ha monopolizado los titulares principales de todos los periódicos del globo. Y se presume que continuará haciéndolo por un buen tiempo. Hipótesis que puede sostenerse, no solamente en virtud de los cientos de miles de documentos que aún restan publicarse, sino también a la hora de considerar los muchos meses de análisis posteriores que, inevitablemente, sobrevendrán. Las variables derivadas de este novedoso affaire mundial se presentan tan numerosas que se vuelve francamente imposible abarcar la totalidad de sus interacciones. No obstante, sobresale un detalle, a saber, que pocos se atreven a refutar el contenido de los cables porque -si acaso alguien lo intentara- ello equivaldría a afirmar que los funcionarios de las sedes diplomáticas americanas en todo el planeta se han complotado para mentirle groseramente a Hillary Clinton, al Departamento de Estado que ella regentea y al establishment washingtoniano en su conjunto. Prerrogativa para cuya calificación, el concepto de "ridículo" queda invariablemente corto. Resulta inevitable recordar la expresión recogida de un diálogo del film Quantum of Solace. En determinada escena, uno de los protagonistas refiere: Cuando se es joven, es difícil diferenciar entre el bien y el mal. Cuando uno envejece, la cosa es más complicada: héroes y villanos se confunden.... El affaire Wikileaks ha sorprendido a políticos y periodistas a contrapié; mientras los primeros no saben simplemente cómo reaccionar -entregándose, por momentos, a una grotesca sobreactuación-, los segundos erran torpemente el camino a la hora de interpretar el escenario y los mensajes que forman parte de éste. Por caso, alguien podría brindar algún atenuante a los trabajadores de prensa, por cuanto la rapidez con la que se publica la documentación no deja mayor espacio para la reflexión ni para un análisis profundo. De tal suerte que los comunicadores sociales y los grandes medios caen presa de su propia naiveté: ni bien se atreven a indagar un poco más sobre el asunto, ejecutan la faena con ingenuidad, preconceptos y desde el apuro por llegar a la edición del siguiente día. Finalmente, concluír en forma apresurada que el presente Cablegate trae como consecuencia un efecto devastador sobre la diplomacia estadounidense y que la cuestión debe debatirse en ese terreno, constituye un error garrafal. Porque poner el foco solamente en los aspectos operativos de la intriga y limitarla a lo que suceda fronteras adentro del país del norte, impide contemplar la totalidad del cuadro. Lo primero que debe afirmarse respecto del Efecto Wikileaks es que lo sucedido le sirve a los norteamericanos para remitir un mensaje claro a aquellas naciones que alimentan intereses contrapuestos a su agenda. Ese mensaje entre líneas -disimulado en la forma de sencillos cablegramas- comienza a desparramarse pausada pero efectivamente hacia todas las geografías. Las consecuencias resultan particularmente dañinas para aquellos gobiernos extranjeros que aún no tienen en claro su alineamiento con ciertas políticas que se enhebran desde el seno de la única gran potencia remanente. Desde luego que esta hipótesis podría ser cuestionada por algunos analistas, en función de que los elementos del servicio exterior estadounidense -Hillary incluída- verán enturbiada su faena diaria, a partir de los cables ya conocidos. Sin embargo, sacrificar esa maniobrabilidad de embajadores, secretarios y cónsules en todo el mundo es un precio ciertamente muy módico a pagar, a cambio de la fuerza de vendaval con que los escurridizos comunicados aterrizan en las naciones receptoras. No constituiría gran sorpresa que fuera el mismísimo Pentágono el gran arquitecto de este "11 de septiembre de la diplomacia". Y en este cóctel se impone el condimento que representa la reciente victoria de los republicanos en el Capitolio, para desgracia de las "buenas intenciones" de Barack Obama. Otro factor de peso: la indetenible crisis europea, que amenaza con demoler no solo al euro sino a la Unión en la práctica. Cuando Estados Unidos parece retraerse sobre sí mismo, en realidad se encuentra pronto para otra expansión. Y ya ha superado su crisis. Pero, ¿cuál será el nuevo destino de los soldados que, progresivamente, van abandonando Afganistán? Por otro lado, el hecho de que Julian Assange ahora exhiba pedido de captura desde Interpol no debería ser considerado más que como otro detalle que le añade color al juego. Se trata de zanahorias para el populum. Ya algo hemos observado oportunamente en relación al alto precio que por estas horas se encuentra pagando José Luis Rodríguez Zapatero (el "izquierdista trasnochado", según diplomáticos americanos) desde publicados los primeros télex referidos a España. Zapatero se encontraba lidiando con la áspera crisis económica de su país -la cual podría volver a ennegrecer un panorama ya bastante desagradable-, al tiempo que acusaba el impacto del incontestable derrumbe en sus cifras de popularidad. La mano blanda frente a ETA y el retiro de las tropas españolas de Medio Oriente son interpretados por Washington como actitudes muy livianas hacia el terrorismo. A partir de la publicación de los comunicados, el teatro político español se complica, por cuanto el Presidente del Gobierno deberá ahora volver a soportar los nuevos enviones del reclamo societario para adelantar las elecciones generales. Comicios en donde todo parece indicar que el Partido Popular desempeñará el rol de impiadoso verdugo. El caso de los cablegramas que refieren a la persona de Hugo Chávez, presidente venezolano, es mucho más meduloso, considerándose su impacto en la región sudamericana. Si hasta el día de la fecha el bolivariano supo contener la marea de rumores que afirmaban que la inteligencia cubana se hallaba enquistada en el gobierno de Caracas, los nuevos papeles terminan de convertir al otrora chisme en hechos incontestables. Venezuela será, en los próximos meses, una de las estrellas obligadas del papeleo que fluye desde Wikileaks. Aún resta conocer el contenido del material que comprometerá a su presidente todavía más con la guerrilla colombiana de las FARC y el narcotráfico. Falta notificarse el público, todavía, de la compleja personalidad del primer mandatario y de sus recurrentes maniobras para entorpecer y boicotear a la vecina Administración de Alvaro Uribe. Con toda probabilidad -y con la nueva información en mano-, los elementos nacionalistas que encuentran cobijo en el ejército de Venezuela irán acercándose cada vez más al mejor momento para dar lugar a una revuelta. Saldrán a la luz detalles contantes y sonantes sobre la relación de Chávez con sus socios Rafael Correa, Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega. Identidades con frondosos y bien estudiados prontuarios en las computadoras que jamás se apagan en Langley y Fort Meade. ¿De dónde ha salido el dinero para solventar los gastos de la campaña presidencial del hoy presidente de Ecuador? ¿Cuál es el compromiso efectivo del mandatario boliviano con el combate contra el narcotráfico? ¿Qué rol ejerció exactamente Ortega en la crisis de Honduras? ¿Qué postura tenía el gobierno del "derrocado" José Manuel "Mel" Zelaya frente a las rutas de tránsito de estupefacientes que, necesariamente, atravesaban su país? Las consecuencias que los famosos papelillos vienen anotándose en la Argentina son -como es obvio- lo que más interesa a nuestro medio. Entre los últimos cables conocidos, sobresale el alcalde tigrense Sergio Massa, cuyas taquigrafiadas expresiones sobre el kirchnerismo ayudan a reforzar la teoría de que los hombres del Gobierno Nacional hace tiempo que han perdido el monóculo y caminan a tientas en una palpitante oscuridad. Porque ni siquiera íntimos y propios creen en el "Modelo" ni en sus representantes. Algunas de las declaraciones vertidas por Massa fueron (aún cuando su posterior desmentida resultó poco verosímil): * "La Argentina no es Venezuela. Su sociedad es demasiado educada, tiene una amplia clase media y su economía es mucho más compleja que el monocultivo petrolero de Caracas. Argentina no permitirá a los Kirchner consolidar su poder con mayor gobierno autocrático". * "Néstor Kirchner es un psicópata, un monstruo cuya aproximación matona a la política refleja su sentido de inferioridad". * "La Presidenta trabajaría mucho mejor sin Néstor que con él". * "CFK remite casi todos los asuntos a su marido y en la práctica solo obedece órdenes". El intendente de la ciudad de Tigre, para su fortuna (pues siempre ha optado por un estudiado perfil bajo), no fue el único ex kirchnerista citado por los cables. Resultaron en extremo sonoras las transcripciones de las sentencias emitidas por Alberto Fernández, ex Jefe de Gabinete, cuando le aseguró a interlocutores de la embajada americana que Néstor Kirchner no observaba posibilidad alguna de triunfar en las elecciones generales de 2011 y que, como mucho, el oficialismo podría aspirar a un 20% de los votos, de carácter "fundamentalista". Cobran valor los conceptos de Fernández quien -en los cables- expresó su temor frente a la posibilidad de que "CFK gobierne progresivamente más desde la izquierda, que es el único sector que les permanece fiel". Opinaría luego que tal estrategia será finalmente fallida pues "la izquierda por sí misma no es capaz de llevar a nadie a la presidencia en este país". Con respecto a las declaraciones atribuídas a Sergio Massa, es dable presuponer que le brindarán mayores expectativas electorales para 2011 de cara a su proyecto para la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires. Su pensamiento contrario al kirchnerismo difícilmente contribuya a minar su ya altísima popularidad (sobradamente superior a la de un distraído Francisco De Narváez), aunque se descuenta que los hombres del oficialismo -y que observan una afinidad cuasitalibán para con Cristina Fernández- harán lo imposible para convertirlo en "victimario de la pobre viuda". Como ya se ha visto, la Presidente de la Nación, vaya a saber gracias a qué criterio mediático de agenda setting, concentró la atención en el contenido de los primeros cablegramas publicados. A estas alturas, y en virtud de lo que ya se ha publicado, no existe error a la hora de concluír que ella es considerada por Washington como una persona inepta para las relaciones internacionales, emocionalmente inestable, dominada en su oportunidad por su marido y con su salud mental comprometida. Palabras más, palabras menos, vaya un dato que sirve para examinar la óptica que los norteamericanos utilizan para con los líderes extranjeros: ellos suelen buscar informes que corroboren aquello que ya conocen. Análisis perentorio que cumple holgadamente en demoler a los operadores oficialistas que, acaso el día de mañana, pretendan minimizar los detalles pedidos por Hillary Clinton sobre la salud de Cristina Fernández de Kirchner. Idéntica explicación vale para los informes solicitados por la Secretaria de Estado sobre los antecedentes de don Jorge Taiana y su participación en un atentado explosivo en el bar El Ibérico en 1975, que costara la vida a un mozo del local y a una mujer embarazada. Este pedido de informes no deviene en una anécdota más: es la razón por la que el ex Canciller abandonó el barco antes de tiempo. El sabía perfectamente que desde Washington alguien se encontraba indagando sobre su pasado. Está por verse si los cablegramas por venir se referirán al resabio de ex elementos de Montoneros que han pululado y aún pululan por Balcarce 50 desde 2003, y si acaso se ventilará la identidad de individuos de discurso izquierdoide pero que oportunamente supieron frecuentar los pasillos del espartano edificio de Avenida Colombia 4300. Entre estos últimos, el caso paradigmático está signado por el activista del CELS Horacio Verbitzky, asiduo participante de los cocteles preparados para celebrar el 4 de julio en "La Embajada". Finalmente, y a los efectos de analizar en profundidad y a consciencia los contenidos de los futuros comunicados entre la sede diplomática estadounidense en la Argentina y Washington, se sugiere considerar los siguientes aspectos, en forma -si se quiere- de brevísimo manual: - Por lo general, las expresiones citadas con comillas son parte de material confeccionado por personal de inteligencia ya sea por vía de la memoria, con micrófonos, o ambas. Aquellos se desempeñan con cubierta diplomática, y en la precisión de sus reportes descansa, en gran medida, el espectro de toma de decisiones de funcionarios del Departamento de Estado. - Es conveniente apreciar la manera en que los cables van siendo publicados por El País u otros medios, habida cuenta de que el periódico español (que hoy prácticamente monopoliza el material "argentino") suele publicar los contenidos de los cablegramas mucho antes de lo que lo hacen los sitios relacionados con Wikileaks.org. - Debe tenerse bien en cuenta qué personalidades del entorno político local concentran el mayor número de reportes, y cuáles de ellas aparecen con menor frecuencia. - Las citas, ¿son textuales o son reportes en tercera persona? Considerar siempre que, en cualesquiera de los casos, los individuos a cargo de su confección no tienen permitido cometer errores; por ende, suelen recurrir a diferentes tecnologías para corroborar sus primeras impresiones en el campo. - Ante la posible desmentida de los protagonistas, tener en cuenta el punto anterior. - Prestar especial atención a referencias sobre nuevos escenarios de conflicto o "áreas de interés" alejados de los tradicionales. Para el caso argentino, cobra valor todo aquel material relacionado con la Triple Frontera (Bajo el tag o etiqueta TBA -Triple Border Area- en los cables). Por Matías E. Ruiz, Editor. e-Mail: contacto@elojodigital.com Twitter: http://twitter.com/matiaseruiz
Por Matías E. Ruiz, Editor