La consagración calvinista de las ratas
Cuando nos coman las ratas cebadas… de gobernar… si no protestamos nada… ¿Qué país… nos va a quedar? Cuando trémula su mano tienda… la Patria… al caer… buscando otra mano amiga ¿Quién… la querrá sostener? (G.B.)
Todas las dificultades -en este país de fantasía- se compensan. Hay cosas que son aquí más fáciles que en cualquier lugar del mundo. Así es… pues, en la Argentina, lo más fácil… es estar harto.
Estar harto… y con una especie de absurda autocompasión por la propia gritería infecunda, es verdaderamente sencillo.
Una larga cadena de advertencias ridículas, que uno haya hecho hacia el corazón de un país sordo y moralmente insolvente, se pierde y se estrella irremediablemente contra esta especie de inframundo. Conquistado ya por las ratas.
Las generaciones que estamos preparando hoy son las que dirigirán el país en las próximas décadas.
Llegan por oleadas a los escalones más altos de nuestras instituciones ya raídas de republicanismo en sueños. Y llegan a diario, en una especie de invasión interminable de sargazos.
Ahora, por ejemplo, vemos desembarcar a este verdadero engendro de la inoperancia conocido como "La Cámpora", tal como si ese nombre les fuese a adornar otra cosa que no fuese su lamentable parvedad … y sus alarmantes convicciones formadas en el dogma totalitario.
Esto es -trágicamente- la consagración de las ratas.
Peor que todo eso, imaginemos las elecciones del 2027, cuando lleguen “La Shoklender” o “La Bonafini”, reclutada desde todo un nuevo espectro de resentidos sociales, parricidas y ladrones, nacidos y criados todos a la sombra de estos mismos códigos morales y cuyos títulos de Abogados o de pretores de la farsa hayan sido obtenidos en Villa Devoto.
Cualquiera que haya venido señalando los delitos y las atrocidades de este gobierno en particular -y de esta la dinastía, en general- puede sentir, en modo bastante entendible, una rara mezcla de perplejidad e impotencia, cuando no un terrible desaliento por seguir adelante.
Es, sin exagerar nada, la consagración final de las ratas.
El menor pecado es hoy claudicar en cualquier esfuerzo frente a esta indiferencia o admiración candorosa y pazguata de los argentinos.
Porque lo que les llega lo están viendo todos. Es imposible no verlo. Y cualquiera que se los señale con nobleza se siente como Sebastián Castalión contra la protervia de Calvino.
En este país pletórico de falsos patriotas, trabado en su parto al mundo de la seriedad en su propia trompa de falopio -pero orgulloso de ser el único ectópico sobreviviente- todo se desliza hoy hacia un paisaje de alcantarilla.
La moral canija de las ratas llega allí a su consagración.
Desde hace bastante tiempo, pero en particular en los últimos 8 años, todo se ha confabulado en esta comarca para enmascararnos lo que ha sido tan obvio como trágico: el hecho de que las ratas tienen diferente formato de una parte importante de la ciudadanía.
Se nos ha tapado en modo sutil que las almas de esas ratas tienen una estructura psicológica distinta, pese a que deambulan vestidas con sus togas y sus disfraces de oropel… con sus colas enrolladas.
A casi todos, vesánicamente, se nos ha ocultado que estas ratas tienen, en verdad, un modo antagónico de funcionamiento vital.
No sólo pertenecen a una especie diversa, sino que llevan dentro de sí, en modo absolutamente conciente, una perspectiva moral de tan fuerte malicia salvaje… que vivir, para ellos, es una operación divergente de la humana.
Y la consagración de las ratas hace que -por ejemplo-, un juez rata, forrado en dinero de palacio, proteja y deje libre a otra rata, salida las rejas por la atrocidad mayor del mundo, para robar a mansalva los fondos del auxilio social.
De impecune a millonario como rayo con el dinero de nuestros impuestos.
Ella, como cabeza de la especie, afronta una situación preelectoral que dentro de lo ventajoso es, probablemente, indescifrable hasta para su propio razonamiento.
Su silencio hasta que se lanzó no fue ocasionado por otra cosa que no sea el armado especulativo y el cálculo. No seamos imbéciles.
"Siempre lo supo"… pero necesitaba estar absolutamente segura. Y probablemente no tenga aún ninguna certeza sobre que puede ganar en primera vuelta por vía de superar el 45%. Por esa vía, sabe que no.
Pero tiene ya, casi en la mano, la otra vía de triunfo que le abre la muy famosa Constitución de 1994 (tener medio milímetro más que un 40% y una diferencia al segundo que sea superior a los 10 puntos).
Así es, básicamente por una causa: La Constitución reformada, en condiciones absurdas, en 1994.
Ese enorme aborto de la naturaleza que, paradójicamente, ahora puede envenenarle la vida al propio hijo de su autor, le deja a las ratas el camino expedito para morder esos 40… y para instigar todavía mucho más el desperdigamiento catastrófico de cualquier aspirante a segundo.
Una especie de casuística argentina de las predicciones profesionales nos dice -claramente- que unos cuatro meses antes de las elecciones, una encuesta que haya sido bien hecha puede prefigurar un escenario de desenlace.
Y lo que se advierte claramente en las investigaciones de opinión que se han hecho en forma seria, es que ella no está tan lejos de superar los 40 puntos y que ha de ser muy difícil que, cualquiera de los otros, llegue a los diez puntos de cercanía.
En un esquema de prueba de laboratorio en el que se haga la hipótesis que se mantienen constantes las condiciones económicas y sociales del país, aparecen tres proyecciones de las encuestas mejores:
Se entiende por proyección lo que sería un resultado final hipotético con el contexto importantísimo que dice que no se van a computar tres tipos de votos: a) no emitidos; b) no válidos c); en blanco.
Y este es el escenario promedio "hoy":
Proyección de media: 42,5 % (K) a 28,1 % (el mejor número 2)
Muchas paradojas pueden ocurrir, además de la que va a sufrir el joven de Chascomús gracias al pacto que hizo su difunto padre con el actual nuevo oficialista, campeón olímpico de los tránsfugas de la moral.
La rareza paradójica más trágica es que, claramente, aquella prueba de laboratorio en la que se suponen estables todas las condiciones que en este momento campean en lo político, en lo económico y en lo social puede trastabillar, apenas por la menor infamia del ladrón camionero.
Parece remoto, pero no lo es.
Y no es esa sola la espoleta de retardo:
Esta renovación que propulsa la monarca, habiendo arrasado con todo y puesto a “La Cámpora” como esencia de la nomenclatura, va a implicar, inevitablemente, una confrontación con el núcleo del PJ nacional, que es el peronismo bonaerense. Es decir, muchos intendentes, concejales, dirigentes, punteros… y varios caciques sociales sin trabajo.
La consagración de las ratas, antes bien, no puede darse sin un contexto calvinista lo suficientemente cerrado… como para mantener amenazados con la hoguera a todos. Aún a aquellos que se arrodillan en los mismos reclinatorios. El index expurgatorum está abierto… para sepultarlos.
Las ratas, consagradas, exaltan su condición de caníbales. Y también su extraordinario retorcimiento para presentarnos todo… en la misma carroza, con flores en la que han de pasear a la monarca.
Con las mentiras, sin el menor esfuerzo para mentir. En la convicción de la mentira, como un valor preferencial de su propia escala axiologica.
Tanto como que, cuando mienten las ratas … en realidad no mienten, por cuanto no están adscriptas ni alineadas a nada determinado…
No reconocen pues…ningún otro cartabón que no sea el que corresponde al lugar en donde ellas se consagran: su propio baldío moral.