La droga atrapa y mata
Seguramente más de uno de nosotros habrá sentido alguna vez ese olor penetrante de la marihuana en algún recital. Muchos habremos visto cómo alguien tenía los ojos inyectados y bailaba eufórico en medio de la pista o incluso alguien cercano nos habrá confesado su adicción. Otros podrán decir que les ofrecieron droga. Algunos habrán aceptado. Otros no. En uno u otro caso, la realidad es la misma: la droga no reconoce fronteras. Penetra, circula, atrapa, mata.
Las cifras avalan lo dicho: según el especialista en Prevención y Asistencia y Lucha contra el Narcotráfico, Claudio Izaguirre, la Argentina es, desde 2010 “el primer consumidor de cocaína en toda América”. “Los hospitales están llenos de chicos que llegan en estado desesperante, porque mezclan cocaína con ansiolíticos y alcohol. Sienten que el corazón se les escapa del pecho por acción de la cocaína y, por eso, intentan calmarse con píldoras”, explica.
“Lo que sucede es que el cerebro, entonces, recibe dos órdenes contrapuestas: la cocaína lo excita y estimula incluso generando paranoias y psicosis, mientras que los ansióliticos, por otra parte, lo relajan de golpe. Es como ir con un auto a 300 kilómetros por hora y de pronto frenar, el auto vuelca, el corazón hace lo mismo, una orden le dice que vaya rápido y otra despacio entonces se para, es decir fibrila, se detiene. Esto se da por el policonsumo de sustancias, que podría haber sido el caso de esta chica por lo que se conoce hasta ahora”, explica.
Lo cierto es que, el consumo de drogas, que puede comenzar casi por casualidad, crece. “En la Argentina, el éxtasis o el cristal se fabrican en algunos countries o barrios cerrados porque allí no ingresa la policía”, advierte el especialista. De acuerdo al estrato social, además, variará el tipo de estupefaciente en virtud, claro está, de su precio. “En los círculos de poder adquisitivo alto se consume cocaína fundamentalmente y a un costo que oscila entre los 60 y los 70 pesos el gramo, las pastillas de éxtasis o de cristal se cotizan ente 50 y 60 pesos”, describe y continúa “las pastillas que vienen de España cuestan 150 pesos, en tanto las holandesas son las más caras y valen 200 pesos por unidad”.
Contrariamente a lo que pueda creerse, también en estos sectores más acomodados se consume paco. “Es que, el adicto a esta sustancia necesita entre 20 y 40 dosis diarias a un costo que finalmente ronda los 400 pesos diarios”, indica Izaguirre. Por otra parte, la marihuana, la cocaína de baja calidad y el paco están más cercanos a los sectores de bajos recursos.
En tanto, y en relación al aumento del consumo de cocaína y la triste realidad de encabezar la lista en América latina, el especialista advierte que “superamos a los Estados Unidos y Canadá porque estamos invadidos por seis carteles de drogas y sólo se exporta a Europa y a Rusia desde aquí 70.000 kilos de cocaína al año, estamos en un grave problema. Los chicos que mueren dan cuenta de eso, sean famosos o no, basta ir a la guardia de los hospitales”.