Recordando a Milton Friedman en su natalicio
Este mes se cumplen cien años del nacimiento de Milton Friedman. Incansable defensor de la libertad, Friedman perteneció a una generación de intelectuales que tuvo el desafío de levantar desde los escombros el liberalismo clásico. Pocos lo saben hoy, pero luego de la II Guerra Mundial el liberalismo, como filosofía orientadora de la evolución social, prácticamente estaba extinto.
Axel Kaiser es investigador del Instituto Democracia y Mercado (Chile) y columnista de ElCato.org. Axel obtuvo el primer lugar en nuestro primer concurso de ensayos, Voces de Libertad 2008.
Este mes se cumplen cien años del nacimiento de Milton Friedman. Incansable defensor de la libertad, Friedman perteneció a una generación de intelectuales que tuvo el desafío de levantar desde los escombros el liberalismo clásico. Pocos lo saben hoy, pero luego de la II Guerra Mundial el liberalismo, como filosofía orientadora de la evolución social, prácticamente estaba extinto.
Buena parte del Este sobrevivía en la miseria del totalitarismo marxista esparcido por la Unión Soviética y adorado por casi todos los intelectuales de Occidente, mientras en Europa occidental dictaduras fascitas, estados de bienestar gigantescos y un centro ocupado militarmente pavimentaban el camino de servidumbre a millones de personas. EE.UU., en tanto, había perdido su antigua fe en el libre mercado y construía su propio Estado de Bienestar, iniciado por los presidentes Hoover y Roosevelt como respuesta al crash de 1929 y la Gran Depresión, provocados por la Reserva Federal y el intervencionismo ingenuo de ambos líderes. El panorama era así desolador.
La amenaza de que los fundamentos de la civilizacion occidental fueran definitivamente destruidos por doctrinas colectivistas y teorías intervencionistas como el keynesianismo, llevó a Friedrich Hayek a convocar a un puñado de intelectuales liberales que aún quedaba en el mundo a una reunión en Suiza. El fin era sumar fuerzas para dar sin cuartel la batalla por las ideas en orden a restaurar el liberalismo clásico. Ese fue el origen de la Mont Pelerin Society, que tuvo en Milton Friedman a uno de sus fundadores. Como los demás, Friedman pensaba que sólo si las ideas liberales permanecían vigentes en la sociedad, influyendo decisivamente en el clima de opinión, podía evitarse la destrucción de un orden social libre y del progreso que éste permite. Friedman entendió así lo que mucho de los economistas de hoy han olvidado: que nada hay más importante para el destino de una sociedad que las ideas que predominan en ella.
Por eso el profesor de Chicago difundió sin descansar el mensaje de la libertad mediante todo tipo de recursos: libros de difusión masiva, apariciones en medios de prensa e incluso un programa de televisión. Jamás se dejó amendrentar, aun cuando sus ideas eran impopulares y aun cuando fuera objeto de todo tipo de insultos y funas por los partidarios del socialismo.
Mostró de este modo el coraje que sólo tienen aquellos que defienden algo por principios. Fue esta entereza lo que lo llevaría, como Hayek y los demás miembros de la Mont Pelerin Society, a lanzarse en la defensa del liberalismo clásico aun sabiendo que era una posición minoritaria y despreciada por el establishment intelectual y político occidental.
El tiempo le daría la razón a Friedman y al mundo liberal, el que desde la desventaja combatió y derrotó al socialismo, logrando probar que éste no sólo llevaría a la miseria generalizada, sino también a la destrucción de toda libertad. Pero también nos dejó una advertencia: jamás se debe descansar en la batalla por las ideas sino queremos correr el riesgo de perder todo lo ganado. En Chile no debiéramos olvidarla.
Este artículo fue publicado originalmente en Diario Financiero (Chile) el 13 de julio de 2012.