La Constitución de Chile y los refundadores
¿Por qué un grupo de intelectuales y políticos de izquierda -incluída una ex presidente de la república- quiere desechar la actual Constitución?
¿Por qué un grupo de intelectuales y políticos de izquierda -incluída una ex presidente de la república- quiere desechar la actual Constitución?
Una reciente columna de mi autoría publicada en el periódico El Mercurio ha desatado una serie de reacciones, que a pesar de no regirse en muchos casos por las reglas del diálogo racional...
El Estado —observó Frédéric Bastiat— es esa gran ficción, en virtud de la cual todo el mundo intenta vivir a expensas de todos los demás. Probablemente no exista una teoría que confirme mejor esta definición que la de los "derechos sociales".
¿Es correcto identificar al sistema bancario con el capitalismo? Si por capitalismo se entiende a cualquier forma de organización económica en la que privados obtienen utilidades, la respuesta es afirmativa...
En su autobiografía, John Stuart Mill contó que, por un tiempo, llegó a desear que el socialismo y las diversas doctrinas contrarias a la propiedad privada se esparcieran entre las clases populares.
Las palabras y conceptos -explicó el filósofo marxista Louis Althusser- pueden servir como verdaderos "explosivos o venenos" y su captura constituye una parte esencial de la estrategia revolucionaria anticapitalista
Hace unos meses, el Bundesbank anunció que exegiría la repatriación del oro que mantiene en depósitos en Nueva York, Paris y Londres, y que lo sometería a peritajes para verificar su pureza.
Pocos parecen advertir la magnitud del desastre en que se encuentra sumida Europa, y lo dramático que podría ser su desenlace. Pero partamos desde el principio. El euro fue el precio que Alemania se vió forzada a pagar por la reunificación luego de la caída del muro de Berlín...
Usted lo ha oído mil veces: los pobres no pueden salir adelante por sus propios medios, por lo tanto, requieren de todo tipo de subisdios, ayudas, transferencias y tutelas del estado. Este es el clásico discurso de la izquierda.
A principios del siglo XX, EE.UU. ya había logrado convertirse en el país más rico del mundo. Era, por supuesto, también el país más capitalista, contando con un estado que, en total, no gastaba más de un 6 por ciento del Producto Interno Bruto.
En su notable ensayo Politics and the English Language, George Orwell advirtió que "el lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen verdaderas, el asesinato respetable y para dar apariencia de solidez al mero viento”.
Usted lo leyó. Según la última carta pastoral dada a conocer por la Conferencia Episcopal de Chile, la excesiva libertad del mercado está corrompiendo nuestra sociedad. Como Marx y Engels, los obispos sienten que todo lo sólido se desvanece en el aire, que ya nada es sagrado. La solución que proponen es conocida: menos libertad y más Estado.
Salvo en EE.UU. y, tal vez, Inglaterra, los ricos nunca han gozado de la admiración y aprecio de las mayorías. En parte, esto se debe a que el éxito ajeno despierta uno de los sentimientos más torcidos que sea capaz de experimentar el ser humano: la envidia.
Este mes se cumplen cien años del nacimiento de Milton Friedman. Incansable defensor de la libertad, Friedman perteneció a una generación de intelectuales que tuvo el desafío de levantar desde los escombros el liberalismo clásico. Pocos lo saben hoy, pero luego de la II Guerra Mundial el liberalismo, como filosofía orientadora de la evolución social, prácticamente estaba extinto.
El dinero papel, profetizó Voltaire, siempre termina retornando a su valor intrínseco: cero. Y efectivamente, casi no hay ejemplos de dinero papel en la historia económica mundial que no hayan terminado colapsando.
Seguramente, estimado lector, Usted se ha podido dar cuenta de cómo, ante cada vez que se expande el poder de los políticos mediante la confiscación y distribución de los frutos de su trabajo, esto se hace en nombre de la "solidaridad".
Usted recordará estimado lector, que mientras muchos expertos afirmaban que todo estaba bajo control en los últimos años, este humilde columnista inisitió en que lo peor de la crisis estaba por venir. Incluso me tomé el trabajo de escribir un libro para explicar por qué los programas de gasto de los gobiernos y la impresión ilimitada de dinero solo podrían llevar a una depresión y a un posible colpaso del sistema financiero mundial.
Nunca ha habido ni jamás habrá una sociedad de iguales en un sentido material. Y no la habrá porque los seres humanos somos únicos, es decir, desiguales en un sentido concreto.
El mundo transita por una creciente demanda por igualdad sobre la cual vale la pena reflexionar, dado el inevitable impacto que observará sobre los sistemas económicos y sociales.
Poco después de la Segunda Guerra Mundial, Sir Anthony Fisher, un millonario aristócrata inglés, se encontró de casualidad con una versión resumida de la famosa obra de Friedrich Hayek “Camino de Servidumbre”...
La relevancia del asunto amerita algo de autorreferencia. En 2007 publiqué un libro llamado El Chile que viene en el que afirmaba que el país se encaminaba hacia el fracaso. Observé que estábamos abandonando la fórmula que nos había convertido en la nación líder de América Latina para transitar hacia un esquema de dirgismo estatal que había probado su fracaso hasta la saciedad.