Derecho a réplica para la Diputada Nacional Claudia Rucci

Estimados Editores de El Ojo Digital;

En numerosas oportunidades me he visto en la obligación de pedir “derecho a réplica”. En la mayoría de los casos lo hice ante medios “oficialistas” que –a mi juicio- distorsionaban deliberadamente alguna opinión, declaración o hecho de la realidad frente a temas de diversa envergadura como la causa abierta por el asesinato de mi padre, mi postura frente a la “Teoría de los dos demonios”, mi polémica con mis compañeros de lista del 2009 respecto a las privatizaciones y nacionalizaciones o mi posición respecto a matrimonio igualitario. En todos los casos los elementos surgían de “equivocadas interpretaciones” o “deliberadas malinterpretaciones”. Confieso que es la primera vez que debo hacerlo frente a expresiones que surgen de la ignorancia mas absoluta de la realidad sobre los hechos que se pretenden interpretar. Es la primera vez también que debo hacerlo para explicar lo obvio: que tomo las decisiones que me parecen correctas y no tomo las decisiones que no me parecen correctas. Es la primera vez, también, que se me cuestiona porque no hago lo que no tengo ninguna obligación de hacer. Extraño.

Debo responder ya que se me involucra personalmente en situaciones que sólo se inspiran en el desconocimiento de hechos. Quizá debería haber apelado a la fórmula de recomendar “informarse y después pedir disculpas”, pero al leer “…Entre los hechos negativos también está el hecho de la diputada nacional Claudia Rucci - que no concurrió a ninguno de los plenarios de los convocados por el FUP y cuyo "padrino político" es Gerónimo "Momo" Venegas- muy mal asesorada, entra y sale del espacio, según le convenga o la asesoren…” decidí escribirles, no para replicar a quién audazmente agravia y descalifica, sino a los lectores que podrían asumir como verdaderos esos disparates.

No concurrí a “ninguno de los plenarios de los convocados por el FUP” fundamentalmente por no pertenecer ya en ese momento al FUP, decisión que había comunicado antes del primero de esos plenarios. En reunión con Jesús Cariglino lo expresé y fundamenté ampliamente y luego profundizamos el tema en reunión junto a Momo Venegas. Lamento que el autor lo desconozca. Me permito sugerirle, ante situaciones similares, preguntar al solo efecto de no emitir opiniones basadas en datos erróneos.

No tengo "padrino político" como expresa el autor de la nota. Gerónimo “Momo” Venegas es el conductor del espacio político que integro. Desconozco la interpretación que el autor hace de un “padrinazgo político”. Ni en qué datos se inspira (si es que lo hace). Mi participación en la política pública es suficientemente corta como para no saber (si se tiene voluntad) la realidad de los hechos. Ni mi participación en la exitosa experiencia del 2009, ni la que tuve en la reciente de 2011 tuvieron que ver con padrinazgo alguno. Por lo contrario, en ambos casos fueron decisiones ajenas a mi persona, que tuvieron que ver con evaluaciones electorales y/o de perfil. No pedí ser, se me pidió que sea. En el primero de los casos, quienes conformaron el núcleo central de la propuesta. Y debieron convencerme de asumir dicha responsabilidad, ya que mi hijo menor era todavía muy pequeño y prefería dedicarle mas tiempo. La consecuencia fue realizar gran parte de esa campaña con mi hijo, con el que recorrí numerosas localidades de la provincia de Buenos Aires y del país. En la reciente experiencia de 2011, mi negativa inicial estuvo basada en el nivel de improvisación con que –a mi juicio- se iba a encarar la experiencia, ya que fui convocada a cumplir tamaña responsabilidad con sólo dos horas de anticipación al cierre de las presentaciones. El autor sólo debía preguntar a los protagonistas de ambas experiencias para conocer la realidad de los hechos.

Los argumentos restantes ya sugieren mas un cuestionamiento personal que una evaluación periodística o política. Extraño, ya que ni conozco al autor ni creo que me conozca. De cualquier manera se permite evaluar “mi asesoramiento”, “mis conveniencias” y mis “entradas y salidas del espacio”. Dejo que tenga al respecto la opinión que considere adecuada tener.

En los términos que estuvo planteada la conformación del espacio (en debates en los que no participé) se podría decir que nunca entré. Y una vez “adentro” de un espacio con objetivos y planes que no compartía, simplemente salí. Una sola vez. Explicando en profundidad las razones de mi decisión. Por lo cual el “entra y sale” sólo surge de la imaginación del autor. Seguramente ese desconocimiento de los hechos lo llevó a invitarme a una actividad en La Plata de un espacio al que ya no pertenecía. No conociéndolo, no me parecía respetuoso que yo le informase nada o que le sugiera consultar a alguien con mayor conocimiento de los hechos. Simplemente no concurrí donde no debía concurrir, por no pertenecer al espacio convocante.

Para finalizar, y como cuestión mas significativa, mi relación con los integrantes del FUP, en lo personal y lo político es cordial y afectuosa. Lo real es que habiendo iniciado conversaciones con Jesús Cariglino en el último verano, tendientes a evaluar la última experiencia electoral, la realidad del país y la provincia, y habiendo compartido la idea de “empezar a charlar, reflexionar, analizar, convocar…” otro grupo de dirigentes entendió que esa aproximación debía expresarse YA en un compromiso político, organizativo y electoral mas profundo. Nuestro sector no. Acordamos con los conceptos del documento citado, pero no con hacer de eso la base de una nueva estructura ya que creiamos que las experiencias últimas ameritaban un debate y una revisión mas profundos. Por eso nos retiramos y nos abocamos a construir otra herramienta organizativa, y a mantener permanente diálogo con los integrantes del FUP, con los que además compartimos Bloque en la Cámara de Diputados.

Simplemente eso. Cuando los acuerdos son mas profundos, se establecen marcos mas integrados, comunes. Cuando no, se establece un diálogo desde distintas instancias organizativas, se sigue conversando en busca de mayores acuerdos y –muchas veces- se confluye finalmente en acuerdos electorales. Especialmente ante instancias electorales legislativas.