Diagrama de flujo opositor: Macri, De la Sota y el zumbido del avispero

A fines de la semana en curso, Mauricio Macri se acercó hasta la provincia mediterránea para reunirse con el Gobernador José Manuel De la Sota. Imbuídos de una plétora de coloridas declaraciones lindantes con la "pluralidad", el "federalismo" y la "convivencia", ambos ahora podrán decir "misión cumplida". En virtud de que aún es demasiado temprano para confeccionar reuniones preeliminares tendientes a consolidar cualquier frente electoral, será fácil concluir que el objetivo de ambos fue, simplemente, testear al oficialismo para evaluar su respuesta al mitin. Y -por qué no- permitirse el lujo de aguijonearlo en el proceso.

Acción y reacción: el jefe de Gabinete, Juan Abal Medina, se ocupó rápidamente de criticar de manera ácida el encuentro entre ambos funcionarios (ya posicionados como claros opositores a Balcarce 50). Edulcoró esa crítica contabilizando lo que el cristinismo interpreta como desperfectos bien característicos acusados por las gestiones de uno y otro protagonista. Pero, en el apuro, Abal Medina (cuya familia participa de negocios millonarios con el businessman mexicano Carlos Slim) blanqueó que al Gobierno Nacional no solo le perturban los encuentros entre potenciales rivales políticos del poder, sino que también les teme. Contrarrespuesta que, entre líneas, solo puede interpretarse como un cabal reconocimiento de las propias debilidades. Será hora, pues, de obsequiarle cuotas de razón a uno de los postulados del Teorema Asís (http://www.jorgeasisdigital.com/): al kirchner-cristinismo, ahora le marcan la cancha Clarín y las noticias. Primer corolario: la Casa Rosada ha perdido el control de la agenda. Complemento del primero: para que el poder del gobierno termine de licuarse, hay que permitirle permanecer. Desde luego que los alcances de tales prerrogativas no responden directamente a las necesidades desatendidas de la ciudadanía. Pero la política no es un juego apto para impacientes ni cardíacos; antes bien, es una gigantesca partida de ajedrez. Y el "cliente" no siempre tiene la razón.

También el periodismo tradicional tropieza aparatosamente cuando entreteje especulaciones y, para corroborarlo, basta con cotejar algunas de las preguntas lanzadas al aire hacia los actores del encuentro mediterráneo: "¿En Córdoba nace la fórmula para 2015?" o "De la Sota sería la pata en el PJ nacional que le falta al macrismo" (Clarín). Mientras tanto, otros medios de comunicación se arrojan gratuitamente al berenjenal de la premura, promocionando tándems presidenciales a tontas y a locas (Scioli-De la Sota es solo uno de ellos). La primera consecuencia del desbarajuste mediático suele corporizarse en un agudo desinterés por parte de la opinión pública, a la hora de referirse a la política. Olvidan los hombres de la prensa que -para el común de la gente, al menos- las Legislativas de 2013 no revisten la menor importancia. No será fácil hacerle comprender al ciudadano promedio que los resultados que devuelvan esos comicios servirán para, en los hechos, mejorar su calidad de vida. La misión, finalmente, se torna casi imposible para aquellos que buscarán quedarse con algunas migajas de la atención social. Para colmo, las novedades observadas en el Congreso de la Nación no hacen más que acentuar la indiferencia. En los recintos, todo remite al suicidio de diputados y senadores aparentemente contrarios a la agenda oficial pero que, a la postre, han terminado por votar todas y cada una de las leyes propiciadas entre carcajadas por la Presidente de la Nación (Malvinas, Aerolíneas Argentinas, YPF, Ciccone). Hay quienes consideran que ha sido la chaqueña Elisa Carrió quien mejor ha podido sobreponerse al default ético legislativo. Quizás no gracias a su personalidad, sino a partir de ciertas alocuciones de tinte talibán que la sociedad espera clasificar.

Así las cosas, Cristina Elisabet Fernández Wilhelm y sus simpáticos monaguillos aspirarán a monetizar la indiferencia antes citada para consolidar su dominio de las cámaras el año entrante y, de esa manera, allanar su camino hacia 2015. La faena que les espera a los opositores será, sin lugar a dudas, hercúlea: deberán esforzarse por convencer al votante con la meta de que se notifique frente a la posibilidad cierta de que una dictadura hostil refuerce su sustento y permanencia si acaso el derecho a voto no es utilizado en pro de la recuperación de las instituciones. Aunque suene crudo exponerlo, las variables en juego trascienden las fronteras del desprolijo control de cambios y la incesante pérdida de vidas a manos de una delincuencia impune: la partida deberá centrarse en la libertad que ya ha comenzado a escurrirse de las manos de todo el mundo.

De momento, el jugueteo de identidades circula por andariveles bien diferentes. El Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Osvaldo Scioli, ha desaparecido de los titulares. En conversaciones privadas con referentes de oposición, continúa dudando respecto del tiempo y la oportunidad indicados para candidatearse a la Presidencia: sus interlocutores ya no le toleran que sacrifique su perspicacia en función de lo que decida o deje de decidir la Presidente. Por otra parte, nadie podrá negar que su imagen ha comenzado a desbarrancarse, a consecuencia de sus indefiniciones y el reconocimiento tácito de que sus manos están atadas. El hecho puntual que incidió en ese derrumbe tiene que ver con la dificultad para abonar salarios y aguinaldos en el territorio bajo su administración. El renovado ímpetu persecutorio y desbocado de ARBA con miras a restablecer la flaqueza fiscal y el intolerable incremento de impuestos que La Plata le ha arrojado a los residentes en la provincia por la cabeza ya comienzan a demoler al sciolismo. Y ya es ciertamente bastante tarde para trasladar esas culpas al Gobierno Nacional. Acaso previendo estos guarismos, Mauricio Macri convino con De la Sota los detalles de su reciente reunión: algunos bajan, otros suben. La sugerencia -para aquellos que deseen prestar sincera atención a la relevancia de algunos hechos políticos- es atender a los movimientos de algunos intendentes en Buenos Aires y sus interlocuciones con algún que otro gobernador del mal llamado interior del país. Las figuras relativamente nuevas en la competencia acaso deban cuidarse de fotografiarse con el siempre perturbador elemento duhaldista: el ex hombre fuerte de San Vicente pretende regresar al ruedo, sin importar que la paliza recibida en las Presidenciales de 2011 lo depositó en el fondo del basurero de la consideración ciudadana. Es dable recordar que gran parte de ella lo considera el arquitecto primigenio de las desgracias que hoy castigan el bolsillo y la existencia cotidiana de los argentinos. Todo gracias a aquella regurgitación -planeada años atrás- que diera forma al tristemente célebre congreso justicialista de Lanús, y que tenía por objetivo dejar fuera de juego a Carlos Saúl Menem. Tiempo después, arribaría Néstor Kirchner y los resultados se encuentran ahora a la vista. En la cúspide del rigor expresionista que caracteriza al escenario argentino, hoy el riojano vota todo aquello que se le exige desde Balcarce 50: no vaya a ser que vuelvan a conjugarse públicamente los desparpajos noventistas en relación a la medulosa Causa Siemens (ya desentrañada puntillosamente por el ascendente Hugo Alconada Mon).

Al cierre, es lícito refrescar la hipótesis respecto de cómo la permanencia del cristinismo coadyuva para solidificar su propio descarriliamiento. A tal efecto, vale recapitular los hechos más destacados que hacen al corte y confección de 'Vatayón Militante', verdadero escuadrón de la muerte fogoneado por el Gobierno Nacional y con una participación futura todavía no comprendida. Menos puede extirparse de la ecuación la forma como la Presidente de la Nación desestimó recientemente el dolor de una madre (Zulma Garbuio) que perdiera a su hijo en la tragedia del Sarmiento y que llegó a los diarios de tirada masiva. Por si ello fuera poco, restan ventilarse los visos más obscuros que hacen al desbarajuste en la expropiación de la ex Ciccone Calcográfica. Y otro tanto sucede con Fomicruz (Fomento Minero Sociedad del Estado), entidad lovecraftiana en cuyo vientre puede perfectamente rastrearse el súbito desvanecimiento de las regalías mineras que le hubiesen correspondido a la ahora bajo fuego provincia de Santa Cruz.

Conciso y acertado es el alcance espacio-temporal de aquella antigua maldición china: "Que te sea concedido vivir en una época interesante".

Matías E. Ruiz, Editor
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