Durante la época de Fiestas, los venezolanos continuaron recibiendo noticias cada vez más oscuras en relación a la salud del presidente Hugo Chávez. El actual vicepresidente y canciller Nicolás Maduro viajó rápidamente a La Habana, para luego reportar que Chávez sufrió 'nuevas complicaciones' y que el jefe de estado permanece en condición 'delicada', luego de su cuarta serie de operaciones quirúrgicas para su cáncer el pasado 11 de diciembre.
A partir de este momento, se presenta como cada vez mas improbable que Chávez pueda recuperarse para jurar el próximo 10 de enero, de cara a su próximo período de seis años. Esto abre un abanico de escenarios de orden constitucional que podrían involucrar una prórroga en tiempo para que Chávez pueda prestar juramento, su propia renuncia, o la emisión de un certificado de incapacidad permanente. Los dos últimos escenarios determinarían una convocatoria a elecciones para dentro de los siguientes treinta días.
El futuro político del país depende de la preservación de la unidad entre los filas de los potenciales sucesores de Chávez y su partido, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Maduro, nombrado sucesor por Chávez en diciembre, es considerado como una persona alineada ideológicamente con los revolucionarios de las filas chavistas y, según se ha afirmado, es favorecido y respaldado por el régimen de los Castro en Cuba (Link en inglés, France 24: http://www.france24.com/en/20121015-chavezs-heir-apparent-favorite-cuba).
El rival político de Maduro más conocido en el partido es el ex oficial militar y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien debe presentarse para su reelección el 5 de enero. Ambos son potenciales líderes del país, cada uno con un bagaje abundante en materia de sentimiento antiestadounidense y antidemocrático.
Si las elecciones presidenciales se decidieran de manera súbita en Venezuela para las próximas semanas, ellas no necesariamente deberían favorecer a la oposición democrática al régimen, especialmente si los chavistas mantienen la unidad. En tanto el candidato opositor Henrique Capriles -gobernador de Miranda- aparece como bastante más popular que Maduro o Cabello (Foreign Policy, en inglés: http://transitions.foreignpolicy.com/posts/2012/12/17/capriles_survives_an_opposition_rout), sus posibilidades de acercarse a una victoria electoral siguen en duda. El resultado emocional legado por la muerte de Chávez promete la continuidad de los pasos y las políticas chavistas, al tiempo que un proceso electoral viciado podría, fácilmente, otorgarle ventajas decisivas al sucesor del presidente.
Mientras el 2013 da inicio, Venezuela continues acelerando hacia un abismo constitucional. En medio de reportes sobre conversaciones entre dignatarios estadounidenses y venezolanos de cara a la restitución recíproca de embajadores (Miami Herald: http://www.miamiherald.com/2012/12/31/v-print/3162876/us-venezuela-may-be-exploring.html), es importante recordar que los hechos, antes que las palabras, son lo que cuenta. Los cambios en la política exterior y de seguridad de Venezuela jamás tendrán lugar, hasta tanto Venezuela no haya cruzado hacia una era post-Chávez.
El antiguo embajador de los Estados Unidos Charles Shapiro ha predicho que "una Venezuela ampliamente polarizada y desinstitucionalizada será tan turbulenta como inestable de cara al futuro cercano” (Reuters: http://www.reuters.com/article/2012/12/31/us-venezuela-chavez-maduro-idUSBRE8BU09G20121231).
Unos pocos -salvo los incorregibles optimistas de siempre en el mundillo diplomático- podrían estar en desacuerdo.
* Traducción al español: Matías E. Ruiz
* El autor, Ray Walser, se desempeñó como oficial del Servicio Exterior del gobierno de los Estados Unidos de América, y es analista senior de políticas públicas, especializado en América Latina.