Carlos Maslatón: incompatibilidad entre figura de apología del delito y libertad de expresión

Ante la eventualidad de cualquier repercusión en el ámbito legal que pudiera tener la publicación del ciudadano Carlos Maslatón, en la cual se dirige a los productores agropecuarios expresando la necesidad de defenderse de los abusos estatales, el Partido Liberal Libertario (PL) destaca que la figura de apología del delito, utilizada en esta ocasión como amenaza por el oficialismo, resulta incompatible con el ejercicio de la libre expresión.

Desde la agrupación liberal, se defendió el derecho a emitir cualquier opinión o proclama, sin importar lo controvertida, rebelde o incómoda que pudiera caerle al establishment político. En este sentido, recurrir a la apología del delito, en éste y en todos los casos, constituye una violación a los derechos individuales, pudiendo ser un instrumento de censura bajo gobiernos que, amparándose en la fuerza de la ley, limitan una y otra vez las libertades más básicas.

Asimismo, el PL respalda el contenido de la solicitada de Carlos Maslatón y manifiesta públicamente las siguientes consideraciones:

No nos dirigimos hacia un gobierno que ya ha perdido cualquier contacto con la realidad y al que no se le puede pedir ninguna muestra de razonabilidad ni respeto hacia la libertad y propiedad de las personas. Tan necio es su accionar, que el kirchnerismo no percibe que está cavando su propia fosa política y conduciendo al país a un desastre económico que, como se dice en la calle, sin dudas "se lo llevará puesto". Su voracidad fiscal y su desbocada ambición de poder indefectiblemente atentarán contra sus propios intereses en el corto o mediano plazo y, en un partido como el PJ, las traiciones nuevamente estarán a la orden del día para enterrar para siempre al kirchnerismo, como pasó con el duhaldismo y el menemismo.

Tampoco le hablamos a la Justicia, que tendrá que elegir entre el respeto por la Carta Magna y la legislación inconstitucional de la AFIP y el kirchnerismo.

Deseamos hablarle a la sociedad civil, a las personas de a pie que se manifiestan, que integran instituciones, otros partidos o agrupaciones, y a cada argentino que perciba la amenaza en la que se ha convertido el kirchnerismo para las libertades individuales.

Hoy, un ciudadano se ha manifestado pacíficamente y le ha dicho a uno de los sectores más castigados por el gobierno que tiene derecho a preservar el fruto de su trabajo del saqueo al que es sometido. Tenemos la opción de mantenernos en silencio, como espectadores, ante el eventual escarmiento a un individuo, o podemos manifestarnos, defendernos y decirle al gobierno que no va a poder seguir con la locura liberticida que intenta llevar a cabo.

Es imposible destruir la libertad de un plumazo, pero, ante cada avance estatal sobre los derechos individuales, cada silencio alimenta el combustible del despotismo y cada manifestación abierta, pública y concreta lo detiene. Elijamos no guardar silencio. Un silencio que puede costarnos nuestra propia libertad.