Diez diferencias entre el kirchnerismo presupuestado y el kirchnerismo ejecutado
Se hizo un profundo silencio. El hombre de perfil enjuto y nariz aguileña...
15 de Agosto de 2014
Se hizo un profundo silencio. El hombre de perfil enjuto y nariz aguileña se acomodó –banda en el pecho y birome– y saludó a emisarios extranjeros, legisladores y ciudadanía toda. A su lado, un flamante Daniel Scioli -ya lanzado a la carrera por el sillón rivadaviano- sonreía. La cámara tomó rápidamente a Eduardo Duhalde, padre de la criatura. Era un domingo 25 de mayo de 2003. Néstor Kirchner arrancaba. Comenzaban los prolegómenos de un gobierno matrimonial, nacional y popular.
Estimo es un ejercicio interesante recordar las reflexiones que Néstor expresara aquella jornada, en la que expusiera los 'ejes directrices de gestión' con el objeto de que el conjunto de la sociedad argentina sepa 'hacia dónde vamos'.
Ya imagino la réplica adelantada de algún militante oficialista: 'Una cosa es lo que uno dice que quiere hacer, y otra es lo que la realidad permite', dirán. Pues, el propio Kirchner replicaría, con las palabras de aquel 25 de mayo: 'No creemos en los catálogos de buenas intenciones; queremos expresar el sentido y la dirección de las cosas que haremos. No creo en el axioma de que, cuando se gobierna, se cambia convicción por pragmatismo. Eso constituye en verdad un ejercicio de hipocresía y cinismo'.
Es decir que Néstor Kirchner planteó dos opciones: o bien se sigue el camino trazado de antemano, o bien uno se convierte en hipócrita y cínico. Nada de excusarse en el pragmatismo o en las necesidades de la política. Él mismo habló de que creía en valores y convicciones que no pensaba 'dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada'. Hasta ahí, estamos de acuerdo con el Nestornauta. Atenderemos, pues, a lo que dijo y a lo que finalmente hizo. Analizaremos al kirchnerismo presupuestado y al kirchnerismo ejecutado.
1. PERSONALISMO
Ya imagino la réplica adelantada de algún militante oficialista: 'Una cosa es lo que uno dice que quiere hacer, y otra es lo que la realidad permite', dirán. Pues, el propio Kirchner replicaría, con las palabras de aquel 25 de mayo: 'No creemos en los catálogos de buenas intenciones; queremos expresar el sentido y la dirección de las cosas que haremos. No creo en el axioma de que, cuando se gobierna, se cambia convicción por pragmatismo. Eso constituye en verdad un ejercicio de hipocresía y cinismo'.
Es decir que Néstor Kirchner planteó dos opciones: o bien se sigue el camino trazado de antemano, o bien uno se convierte en hipócrita y cínico. Nada de excusarse en el pragmatismo o en las necesidades de la política. Él mismo habló de que creía en valores y convicciones que no pensaba 'dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada'. Hasta ahí, estamos de acuerdo con el Nestornauta. Atenderemos, pues, a lo que dijo y a lo que finalmente hizo. Analizaremos al kirchnerismo presupuestado y al kirchnerismo ejecutado.
1. PERSONALISMO
Nadie en el propio kirchnerismo negará que se trata de un partido extremadamente personalista. Lo justificarán diciendo que Néstor vino a refundar el país, a devolver la ilusión, a proponernos un sueño, aquello de que, antes de Él, nada; y que, después de Él, la inundación. En base a eso, millones de argentinos pasaron a vivir en barrios rebautizados como 'Néstor Kirchner', a trasladarse por calles, rutas, túneles y puentes 'Néstor Kirchner'; a trabajar en polos industriales; a tramitar en la oficina local de ANSES; etcétera -todo bajo la misma denominación. Y, como en este país nadie está exento de que le suceda, también podría uno denunciar el haber sido asaltado en las múltiples comisarías 'Néstor Kirchner'. OK, pero, ¿qué declaró, precisamente, el difunto ex mandatario sobre el personalismo, en aquel 25 de mayo?
'Actuaremos como lo que fuimos y seguiremos siendo siempre: hombres y mujeres comunes. [..] atrás quedó el tiempo de los líderes predestinados, los fundamentalistas, los mesiánicos'.
2. DIÁLOGO y PLURALISMO
Acaso una de las peores herencias del kirchnerismo sobreviene a partir de la grieta cultural existente entre distintos actores sociales. Desde que nos hayamos acostumbrado al hecho de que nuestro presidente jamás hablara con la prensa, hasta hacerse a la idea del fin de las reuniones de gabinete, o la puesta a término del debate con la oposición, el oficialismo ha llevado la ausencia de diálogo al extremo, considerando el intercambio como un juego de suma cero que debe evitarse a toda costa, monopolizando el espacio en todo lo que sea posible. Lo cual ha dado lugar a innumerables conflictos que no vale la pena enumerar aquí. Pero recordemos que prometía Kirchner al momento de asumir, con respecto al diálogo:
'En los países civilizados con democracias de fuerte intensidad, los adversarios discuten y disienten cooperando. [..] Se trata de cambiar, no de destruir; se trata de sumar cambios, no de dividir. Cambiar importa aprovechar las diversidades sin anularlas. [..] Se necesitará mucho trabajo y esfuerzo plural, diverso y transversal a los alineamientos partidarios. Hay que reconciliar a la política, a las instituciones y al Gobierno con la sociedad. [...] con mis verdades relativas, en las que creo profundamente pero que sé que se deben integrar con las de ustedes para producir frutos genuinos, espero la ayuda de vuestro aporte'.
3. CONFLICTIVIDAD SOCIAL
Resulta casi innecesario describir que el kirchnerismo nos ha llevado, durante doce años, de conflicto en conflicto, de pelea en pelea. Con la prensa, con empresas, con individuos y colectivos sociales, con sectores y potencias extranjeras, con un viejito jubilado o con un supermercadista portentoso. Innumerables y desgastantes contiendas cuyo sentido era entretener a propios y ajenos para sostener el relato. No se recuerda un gobierno tan belicoso como éste. La hipótesis de conflicto permanente, para hacer política. Sin embargo, lo que Néstor nos decía al iniciar su gestión era muy diferente:
'Debemos asegurar la existencia de un país normal, sin sobresaltos, con el sector público y el sector privado cada uno en sus respectivos roles. Hay que dotar a la República Argentina de buena administración, gobernabilidad, estabilidad [..] No es necesario hacer un detallado repaso de nuestros males para saber que nuestro pasado está pleno de fracasos, dolor, enfrentamientos, energías mal gastadas en luchas estériles, al punto de enfrentar seriamente a los dirigentes con sus representados, al punto de enfrentar seriamente a los argentinos entre sí'.
4. FUTURO PARA LOS JÓVENES
En la Argentina legada por el proyecto kirchnerista, además de existir un 25% de pobres y un 32% de informalidad laboral, existen también 1.5 millón de jóvenes que no estudian ni trabajan. Que no son otra cosa que clientes de planes sociales, presas fáciles de los tentáculos del narcotráfico y la delincuencia. Aún los jóvenes que trabajan están impedidos de comprar por ejemplo, su primera casa. Sin embargo, en el presupuesto político de Kirchner, las cosas pintaban así:
'Se trata, entonces, de hacer nacer una Argentina con progreso social, donde los hijos puedan aspirar a vivir mejor que su padres, sobre la base de su esfuerzo, capacidad y trabajo'.
5. PESO DEL ESTADO
El gobierno kirchnerista echó mano a todas las formas de financiación posibles. Se comió los stocks allí donde los encontró (y por eso la infraestructura y los servicios públicos se volvieron insostenibles); elevó la presión impositiva hasta donde pudo; emitió moneda salvajemente generando inflación; y echando mano de la búsqueda de financiación externa. El gobierno ha sofocado sectores productivos hasta tornarlos inviables. Hoy, vemos cómo fábricas se caen como castillos de naipes y cómo firmas levantan sus cosas, para mudarse a otros países menos voraces. Este es el kirchnerismo ejecutado. Un Estado enorme que aplastó al sector privado y ausente, que no provee apropiadamente casi ningún servicio público. Pero, contemplemos al kirchnerismo presupuestado, a la luz de las palabras de su líder:
'Por supuesto, no se trata de poner en marcha, una vez más, movimientos pendulares que vayan desde un Estado omnipresente y aplastante de la actividad privada a un Estado desertor y ausente, para retornar continuamente de extremo a extremo, en lo que parece ser una auténtica manía nacional que nos impide encontrar los justos, sensatos y necesarios equilibrios. [..] Quiero que el Estado se reconcilie con la sociedad. No puede ser una carga que termine agobiando a todas las actividades'.
6. CALIDAD INSTITUCIONAL
Este punto resulta curioso. Particularmente, luego de asistir a la caída en casi la totalidad de los indicadores internacionales respecto a la calidad institucional, la lucha contra la corrupción y la transparencia. Luego de ver que los narcotraficantes vinieron para quedarse -gracias a la facilidades para el crimen que presentamos. Luego de saber que tenemos un vicepresidente doblemente procesado, y luego de presenciar una burda intentona por reformar la Constitución Nacional, o de remover a un fiscal que investiga al poder (entre infinitos etcéteras), uno puede -no obstante- divertirse, buscando las promesas del discurso inaugural de Néstor (que, insisto, según él, no eran “catálogos de buenas intenciones” sino “ el sentido y la dirección de las cosas” que harían) y leer qué dijo Kirchner entonces:
'Somos conscientes de que ninguna de esas reformas serán productivas y duraderas si no creamos las condiciones para generar un incremento de la calidad institucional. La calidad institucional supone el pleno apego a las normas y no una Argentina que por momentos aparece ante el mundo como un lugar donde la violación de las leyes no tiene castigo legal ni social. A la Constitución hay que leerla completa. La seguridad jurídica debe ser para todos, no solamente para los que tienen poder o dinero'.
'No habrá cambio confiable si permitimos la subsistencia de ámbitos de impunidad. Una garantía de que la lucha contra la corrupción y la impunidad será implacable. [..] Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de impunidad. Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de acuerdos oscuros, manipulación política de las instituciones o pactos espurios a espaldas de la sociedad'.
7. ECONOMÍA
No contento con prometernos ser más serios que Suiza, antes de empezar a pesar la plata, don Néstor nos dio pautas de lo que sería el plan económico del kirchnerismo. Cuando uno recuerda las metas económicas y las coteja con el resultado de los doce años K, no puede menos que sorprenderse de tamaño engaño. Veamos:
'La sabia regla de no gastar más de lo que entra debe observarse. El equilibrio fiscal debe cuidarse. Eso implica más y mejor recaudación y eficiencia y cuidado en el gasto. El equilibrio de las cuentas públicas, tanto de la Nación como de las provincias, es fundamental.
El país no puede continuar cubriendo el déficit por la vía del endeudamiento permanente ni puede recurrir a la emisión de moneda sin control, haciéndose correr riesgos inflacionarios que siempre terminan afectando a los sectores de menos ingresos.
Ese equilibrio fiscal tan importante deberá asentarse sobre dos pilares: gasto controlado y eficiente e impuestos que premien la inversión y la creación de empleo y que recaigan allí donde hay real capacidad contributiva.
Con equilibrio fiscal, la ausencia de rigidez cambiaria, el mantenimiento de un sistema de flotación con política macroeconómica de largo plazo determinada en función del ciclo de crecimiento, el mantenimiento del superávit primario y la continuidad del superávit externo nos harán crecer en función directa de la recuperación del consumo, de la inversión y de las exportaciones'.
Cabe también señalar que el kirchnerismo, que ahora nos pide que gastemos y que consumamos, tras haber complicado las alternativas de ahorro con miras a cercarnos dentro de los límites de una moneda que se devalúa a diario, no decía lo mismo en 2003. Tampoco la tan denostada inversión extranjera directa (que no viene) se presentaba indeseable en aquel entonces:
'Sabemos que la capacidad de ahorro local, y, por ende, el financiamiento local, es central en todo proceso de crecimiento sostenido. El desarrollo del mercado de capitales con nuevos instrumentos, con transparencia, con seguridad, es fundamental para recuperar la capacidad de ahorro y para alejarnos definitivamente de las crisis financieras internas, que en los últimos 20 años han golpeado fuertemente y por tres veces a los ahorristas y depositantes'.
Cabe también señalar que el kirchnerismo, que ahora nos pide que gastemos y que consumamos, tras haber complicado las alternativas de ahorro con miras a cercarnos dentro de los límites de una moneda que se devalúa a diario, no decía lo mismo en 2003. Tampoco la tan denostada inversión extranjera directa (que no viene) se presentaba indeseable en aquel entonces:
'Sabemos que la capacidad de ahorro local, y, por ende, el financiamiento local, es central en todo proceso de crecimiento sostenido. El desarrollo del mercado de capitales con nuevos instrumentos, con transparencia, con seguridad, es fundamental para recuperar la capacidad de ahorro y para alejarnos definitivamente de las crisis financieras internas, que en los últimos 20 años han golpeado fuertemente y por tres veces a los ahorristas y depositantes'.
'Los fondos externos deben ser complementarios a este desarrollo de los mercados locales y su gran atractivo está ligado a que sean fondos de inversión extranjera directa –inversión productiva-, que no sólo aportan recursos sino también traen aparejado progresos en la tecnología de procesos y productos'.
8. POLÍTICA SOCIAL
Vinculado a este último punto, surge el tema de la política social que tanto gustó al oficialismo kirchnerista. Crear deudores sociales, clientes de los innumerables subsidios, ha resultado políticamente provechoso para el Frente Para la Victoria. De hecho, cuando la actual Presidente necesita lavar su imagen o tapar algún problema, suele anunciar algún pobre aumento en alguna asignación -que la mayoría de las veces siquiera sirve para hacerle cosquillas a la inflación. Sin embargo, lo que el kirchnerismo nos prometió en 2003, fue bien diferente. Sintéticamente, Néstor Kirchner expresó que pretendía:
'Reinstalar la movilidad social ascendente que caracterizó a la República Argentina requiere comprender que los problemas de la pobreza no se solucionan desde las políticas sociales sino desde las políticas económicas'.
9. OBRAS e INFRAESTRUCTURA
Vale reiterarlo: el kirchnerismo se devoró los stocks. Por eso, no existen hoy fondos para la construcción de rutas o autopistas, trenes, ni canales. Es la misma razón por la cual es imposible prever ni evitar inundaciones o catástrofes ferroviarias. Por ello, existe déficit energético y habitacional. Leamos lo que nos prometía el entonces flamante presidente al respecto:
'No se tratará de obras faraónicas, apuntaremos más a cubrir las necesidades de vivienda y de infraestructura en sectores críticos de la economía para mejorar la calidad de vida y a perfilar un país más competitivo, distribuyendo la inversión con criterio federal y desarrollando nuestro perfil productivo'.
8. POLÍTICA SOCIAL
Vinculado a este último punto, surge el tema de la política social que tanto gustó al oficialismo kirchnerista. Crear deudores sociales, clientes de los innumerables subsidios, ha resultado políticamente provechoso para el Frente Para la Victoria. De hecho, cuando la actual Presidente necesita lavar su imagen o tapar algún problema, suele anunciar algún pobre aumento en alguna asignación -que la mayoría de las veces siquiera sirve para hacerle cosquillas a la inflación. Sin embargo, lo que el kirchnerismo nos prometió en 2003, fue bien diferente. Sintéticamente, Néstor Kirchner expresó que pretendía:
'Reinstalar la movilidad social ascendente que caracterizó a la República Argentina requiere comprender que los problemas de la pobreza no se solucionan desde las políticas sociales sino desde las políticas económicas'.
9. OBRAS e INFRAESTRUCTURA
Vale reiterarlo: el kirchnerismo se devoró los stocks. Por eso, no existen hoy fondos para la construcción de rutas o autopistas, trenes, ni canales. Es la misma razón por la cual es imposible prever ni evitar inundaciones o catástrofes ferroviarias. Por ello, existe déficit energético y habitacional. Leamos lo que nos prometía el entonces flamante presidente al respecto:
'No se tratará de obras faraónicas, apuntaremos más a cubrir las necesidades de vivienda y de infraestructura en sectores críticos de la economía para mejorar la calidad de vida y a perfilar un país más competitivo, distribuyendo la inversión con criterio federal y desarrollando nuestro perfil productivo'.
'La construcción más intensiva de viviendas, las obras de infraestructura vial y ferroviaria, la mejor y moderna infraestructura hospitalaria, educativa y de seguridad, perfilarán un país productivo en materia de industria agroalimentaria, turismo, energía, minería, nuevas tecnologías, transportes, y generarán nuevos puestos de trabajo genuinos'.
10. POLÍTICA EXTERIOR
En la Argentina del default y de las relaciones con Venezuela e Irán, quizás represente este ítem el mayor chiste de todos. Recordemos las palabras que ilustraban las aspiraciones de Kirchner:
'Una relación seria, amplia y madura con los Estados Unidos de América y los Estados que componen la Unión Europea, es lo que debe esperarse de nosotros, el estrechamiento de vínculos con otras naciones desarrolladas. Profundizar la estrategia de apertura de mercados, incrementar sustancialmente nuestro intercambio con el resto del mundo, diversificar exportaciones hacia bienes con mayor valor agregado, desconcentrar ventas por destino y multiplicar el número de exportadores de modo que los beneficiarios del comercio exterior se derramen sobre todas nuestras ramas productivas'.
En conclusión, las promesas de Néstor Kirchner y la realidad posterior aportan elementos de sobra para exponer la verdadera esencia del kirchnerismo. O bien las citadas propuestas fueron una serie de falsedades, o bien la práctica política forzaron a dejarlas abiertamente de lado. Esto último representaría –conforme las palabras del propio ex presidente– 'un ejercicio de hipocresía y cinismo'.
El kirchnerismo presupuestado, finalmente, dista mucho del kirchnerismo ejecutado, ése que hoy los argentinos debemos empezar a pagar con creces. Leer o atender al discurso de asunción de 2003, prestar atención al plan de gobierno, recordar las identidades de los protagonistas que había en aquel entonces, y reflexionar sobre lo que luego sucedió, debería servir para que reflexionemos sobre el 2015 y sobre aquello que queremos –y no queremos– para el futuro.
10. POLÍTICA EXTERIOR
En la Argentina del default y de las relaciones con Venezuela e Irán, quizás represente este ítem el mayor chiste de todos. Recordemos las palabras que ilustraban las aspiraciones de Kirchner:
'Una relación seria, amplia y madura con los Estados Unidos de América y los Estados que componen la Unión Europea, es lo que debe esperarse de nosotros, el estrechamiento de vínculos con otras naciones desarrolladas. Profundizar la estrategia de apertura de mercados, incrementar sustancialmente nuestro intercambio con el resto del mundo, diversificar exportaciones hacia bienes con mayor valor agregado, desconcentrar ventas por destino y multiplicar el número de exportadores de modo que los beneficiarios del comercio exterior se derramen sobre todas nuestras ramas productivas'.
En conclusión, las promesas de Néstor Kirchner y la realidad posterior aportan elementos de sobra para exponer la verdadera esencia del kirchnerismo. O bien las citadas propuestas fueron una serie de falsedades, o bien la práctica política forzaron a dejarlas abiertamente de lado. Esto último representaría –conforme las palabras del propio ex presidente– 'un ejercicio de hipocresía y cinismo'.
El kirchnerismo presupuestado, finalmente, dista mucho del kirchnerismo ejecutado, ése que hoy los argentinos debemos empezar a pagar con creces. Leer o atender al discurso de asunción de 2003, prestar atención al plan de gobierno, recordar las identidades de los protagonistas que había en aquel entonces, y reflexionar sobre lo que luego sucedió, debería servir para que reflexionemos sobre el 2015 y sobre aquello que queremos –y no queremos– para el futuro.
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@AlejoBongio
Sobre Alejandro Bongiovanni
Es Abogado y Director de Políticas Públicas en la Fundación Libertad (Argentina). Publica regularmente en medios nacionales e internacionales.