Brasil y Argentina: cuando el timing lo es todo

La instantánea de la detención de quien fuera el principal impulsor del impeachment contra la ex jefe de Estado brasileña Dilma Rouseff, Eduardo Cunha, no podía ser más inoportuna para la Argentina de Mauricio Macri. El contraste con la Argentina es indisimulable.

En el país sólo se cuentan tres detenidos tras el destape de la corrupción kirchnerista -y ninguno de ellos exhibe un peso específico de magnitud. Conforme ahora se ve, los magistrados de Comodoro Py amagaron con un tsunami, para terminar quedándose en una brisa fugaz. Apuntan los entendidos que la culposa y timorata Administración macrista tiene bastante que ver con esa simulación. En concreto, prefieren la versión Cristina candidata en 2017, por contraposición a una Cristina presa. En los hechos, la maniobra no solo sería poco ética; también se muestra arriesgada.

El peronismo del siglo XXI es una caricatura de lo que fue en sus orígenes; la cobardía de sus principales dirigentes fue una marca registrada recurrente en la Era K. Si la ex presidente, más allá del peso de las denuncias que acumula, sigue conservando un nada desdeñable índices de aprobación, no sería extraño que, expuesta la visible carencia de líderes, el justicialismo vuelva a encolumnarse detrás de su figura en los próximos comicios. En tal sentido, Sergio Tomás Massa podría mutar en un jugador trascendente. Con todo, no debe pasarse por alto que el ex jefe comunal de Tigre fue un destacado actor central en el kirchnerismo, durante más de diez años. 'Después de marzo, haremos una oposición frontal', advierten dirigentes del Frente Renovador de una importante localidad del interior de la Provincia de Buenos Aires.

La marcha de la economía será, en última instancia, el factor que juzgará la fortuna del Presidente Macri. Adicionalmente, la sociedad pondrá de suyo para demandar resultados concretos en materia de impunidad e inseguridad. De lo contrario, acaso el ciudadano de a pie se incline a evaluar que todo se trató, sin más, todo de una frágil puesta en escena. Escenario que favorecería que los fuertes vientos reorienten su fuerza, para reconvertirse en temporal. Aunque, esta vez, para volverse contra aquellos que buscaron apaciguarlo, motorizados por meras ambiciones personales.