ESTADOS UNIDOS: DAVID INSERRA

Sobre la necesidad de reformular el Servicio Secreto

La Agencia del Servicio Secreto encabeza los ránkings actuales que refieren a los peores sitios...

23 de Febrero de 2017

La Agencia del Servicio Secreto encabeza los ránkings actuales que refieren a los peores sitios para trabajar en el gobierno federal estadounidense, conforme errores e incidentes disciplinarios se acumulan -y llegan al conocimiento del público. Queda expuesto que el órgano precisa cambios.

La pasada semana, el Director del Servicio Secreto, Joseph P. Clancy, anunció su decisión de renunciar al puesto. Clancy había sido designado en 2014 por el ex presidente Barack Obama, a pesar de las recomendaciones presentadas por un panel del Departamento de Seguridad Interior (DHS), que se pronunciaba por el nombramiento de un director externo a la agencia.

Servicio SecretoCon la renuncia de Clancy, llega la oportunidad para que la Administración Trump se haga eco de las recomendaciones del panel de DHS, y designe a un nuevo director -oriundo de fuera de la agencia-, a criterio de combatir la cadena de deslices protagonizada por el Servicio Secreto en años recientes.

La agencia ha tomado parte de los titulares en forma recurrente, a partir de fallos públicos que incluyen el fiasco de 2012, en donde el equipo de protección de avanzada de Barack Obama se vio involucrado en conductas sexuales con prostitutas previo a la llegada del presidente a Colombia.

Otros fallos que llegaron a los medios y que subrayan la falta de disciplina en el seno de la agencia incluyen un incidente que involucró a agentes ebrios, que condujeron un vehículo contra las barricadas situadas en el perímetro exterior de la Casa Blanca. Asimismo, otro incidente refirió a un agente de avanzada que había bebido ingentes cantidades de alcohol y terminó desmayándose en el pasillo de un hotel de Amsterdam (Holanda), apenas un día antes de la llegada de Obama en visita oficial.

Tras el incidente de Amsterdan, en 2014, agentes del Servicio Secreto no se percataron del hecho de que un elemento de una contratista privada de seguridad con antecedentes criminales se había colado en el mismo elevador que el presidente Obama. Apenas días después, un individuo anónimo logró saltar una cerca, alcanzando las habitaciones interiores de la Casa Blanca, previo a ser derribado por un agente fuera de servicio.

Estos prolegómenos y fallos disciplinarios que en su momento atrajeron la atención de los medios en años recientes, son producto de cuestiones más profundas y recurrentes en el ámbito del Servicio Secreto.

La agencia cuenta con menos personal del necesario, lo cual ha provocado problemas relacionados con la planificación del entrenamiento de los agentes. El panel de DHS propuso, en su oportunidad, que los agentes inviertan el 25% de su tiempo en entrentamiento -el denominado 'cuarto turno'. Este turno garantiza que los agentes estén continuamente actualizados en lo que hace a los más novedosos procedimientos de entrenamiento pero, dada la escasez de agentes, no resulta posible garantizar que los agentes cuenten con el tiempo suficiente para completar ese entrenamiento, mientras están en servicio activo y reciben tiempo libre.

A la luz de los recientes tropiezos, no debería sorprender que un efecto de moral baja se haya extendido en el Servicio Secreto en tiempos recientes. Numerosos agentes y oficiales han subrayado el hecho de que el liderazgo y la rendición de cuentas están ausentes en la agencia, y éstos son temas que deben ser resueltos a partir de una 'sincera reevaluación, desde arriba hacia abajo'.

A criterio de contar con tal reevaluación del órgano, el nuevo director habrá de ser una persona perteneciente a un espectro externo, lo cual garantizará que analice los problemas desde una perspectiva de objetividad, y mostrando predisposición para implementar los difíciles cambios que la agencia precisa para volver a la senda correcta.

Otro factor de peso que el nuevo director habrá de tener en cuenta es lograr que el órgano comience a rendir cuentas, y que todo agente sea sometido a estándares de comportamiento no negociables.

Al crearse un fuerte sentido de la responsabilidad en todo el alcance del organismo, escándalos de magnitud como los antes citados, deberían llegar a término. Solo entonces, el Servicio Secreto volverá a estar en condiciones de completar su misión de 'Cero Fallos', protegiendo la integridad física del presidente del país y de otros prominentes líderes.



Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/02/23/the-secret-service-needs-an-overhaul-to-keep-the-president-safe/

* Artículo desarrollado en colaboración con Garrison Rutledge

 

Sobre David Inserra

Experto en el think tank estadounidense Heritage Foundation (Washington, D.C.), en temas relativos al ciberespacioSeguridad Interior. Publica papers y análisis en el medio estadounidense The Daily Signal.