Moral pública y caos anticapitalista: la justificación del golpe del 1943
La Iglesia Católica argentina recibe con favorable expectativa el golpe que termina...
02 de Junio de 2017
'Muy luego, al iniciarse este siglo, debimos debatirnos contra el anarquismo que hizo su presentación en el mundo, pretendiendo abatir toda autoridad y conculcar toda soberanía. ¡Vive aún en la memoria de muchos, el doloroso recuerdo de los prolegómenos de la celebración de nuestro Centenario del año 1910, cuando intentóse anegarlo en sangre; y el recuerdo glorioso de la reacción, cuando la juventud, congregada al pie de la estatua del Libertador, en el éxtasis de su exaltación patriótica, juró conmigo no permitir que tremolara victoriosa ninguna bandera roja, símbolo de odio y de muerte, fuera de la celeste y blanca, emblema de amor y de vida, cuando la hubiésemos enrojecido con la sangre de nuestras venas en defensa de nuestra libertad'.
Monseñor Miguel de Andrea; 'La Libertad frente a la autoridad'. Discurso preparado a los efectos de inaugurar la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, el 29 de octubre de 1943.
* * *
La Iglesia Católica argentina recibe con favorable expectativa el golpe que termina con trece años de una república sostenida por la proscripción inicial del partido mayoritario y el fraude sistemático calificado como 'patriótico' por la presunta naturaleza ética de su imposición. En Europa y en Asia, la guerra se debate en un juego pendular que alienta el entusiasmo espasmódico de ambos contendientes. El triunfo del nazismo inquieta tanto a la Silla Apostólica como una derrota aplastante que fomente una expansión universal del comunismo: 'En realidad, fácil nos fue comprobar que comunismo y totalitarismo eran poco más o menos la misma cosa. Son extremos que se tocan. Son el anverso y el reverso de una misma falsa moneda. Con esta sola diferencia: el comunismo la forja desde abajo, y el totalitarismo, desde arriba', dice el prelado en el mismo discurso.
Desde Junio de 1943, el solemne y parsimonioso Pedro P. Ramírez comanda la Revolución como titular del Poder Ejecutivo. Así lo ha decidido una organización clandestina de militares reunidos en torno al G.O.U. (Grupo de Oficiales Unidos). Falta poco tiempo para que Ramírez se convenza de que el poder real reside en un grupo de altos mandos del Ejército, en el que descuella la figura de un Coronel, Juan Domingo Perón. En el discurso en la cena de camaradería de las Fuerza Armadas, el 7 de Julio, el Presidente subraya tres aspectos del proceso de justificación que durante décadas habrán de repetirse bajo diversas variantes meramente gramaticales de un mismo sentido primordial. Señalamos: 1) El golpe viene a rescatar a la Nación de un proceso de desintegración que habría de llevarla a su extinción: 'Para detener ese proceso de desintegración total del país, las Fuerzas Armadas, contando con la colaboración desinteresada de legiones de argentinos (...) salvaron a su cuerpo y a su alma de la corrupción que comenzaba a entronizarse en nuestro país; en una absoluta comunidad de ideales, han asumido la tarea difícil de conducir los destinos de la Patria'; 2)Los partidos políticos han dejado de cumplir el rol histórico que les compete y se han hundido en el desprestigio: 'Este estado de corrupción fue creado en primer término por la acción negativa y perniciosa de los malos políticos, que fomentaron la indisciplina, la venalidad y el fraude, aún en los actos que regían la vida interna de los partidos a (los) que pertencían. Para poder intervenir en la vida y la conducción del Estado, es imprescindible que los partidos políticos se depuren de los malos elementos, alejándoles de su seno, para reorganizarse sobre sólidas bases que los conviertan en verdadera escuela de cultura cívica' y, 3) Los valores imperecederos propios de la raza y la protección de su célula esencial,la familia animarán en primer lugar los objetivos de la Revolución, ya que las Fuerzas Armadas 'comprobaron que la miseria, el analfabetismo, la mala distribución del trabajo y de la riqueza nacional, que es patrimonio de todos, integraban el proceso de descomposición de nuestra raza, destruyendo la sociedad en su base fundamental, que es el hogar, preparando el aniquilamiento de nuestra soberanía'.
Para la misma época, el G.O.U. hace circular un documento en el que, entre otras afirmaciones, acerca de la identidad del 'ciclo de renovación', se aclara que el Poder Ejecutivo debe abstenerse de nombramientos 'de hombres que son negación de los principios del Movimiento, liberales o masones o rotarianos', al tiempo en que 'se insiste en que se disuelven los partidos políticos, con lo que se habrá asentado el principio renovador del Movimiento y al pueblo, que no desea elección sino protección y gobierno, se le dará tranquilidad'. Como se habrá de advertir en seguida, el proceso iniciado el 4 de junio buscó apresuradamente el consentimiento de la Iglesia Católica a través del discurso explícito e implícito alojado en comunicaciones públicas y aún secretas, cuyo hermetismo no incluía a sus altos dignatarios. Así, al referirse al Capellán General del Ejército, el documento del GOU rubrica: '(...) la presencia del Capellán Wilkinson colmaba las aspiraciones y ofrecía plena garantía del cumplimiento de los postulados de la revolución al mismo tiempo que aseguraba tranquilidad para la Iglesia, cuyo beneplácito sobre esa persona fortalecía al gobierno, al mismo tiempo que definía su posición ideológica concordante con la tradición argentina. Además ofrecía al Gobierno un interpréte autorizado de las Encíclicas Papales que encierran un verdadero programa de Gobierno'.
El 22 de Enero de 1944, apenas siete meses despúes de la Revolución, el GOU advierte que, si el Ejecutivo no confirma en los hechos el programa de 'renovación', prometido en las primeras horas, podría sobrevenir el desprestigio del 'movimiento'. En un documento secreto, se indica que, 'Terminada la popularidad fácil y repentina de los primeros momentos, el gobierno comienza de cero en su activo y cero en su pasivo;está en punto muerto. Ha terminado el período de la popularidad y comienza la etapa del prestigio o del desprestigio'. Una sintaxis rústica pone en claro la obsesión del grupo con el tema de la infiltración izquierdista 'en la vida nacional', llegando el nivel de delirio a afirmar que Ramón Castillo, el presidente depuesto en junio y notorio conservador presto a avalar en su momento la candidatura presidencial de un Patrón Costas, manejó bien el dinero público, aunque no se preocupó más que de tener un gobierno rico sin importarle que el pueblo quedase pobre. Pero donde manejó con intención antipatria y nefasta, fue en lo político-social de su provincia, donde llevo a cabo un ensayo completo de gobierno comunista. Lo prueba el famoso 'Departamento Provincial del Trabajo', foco de comunismo de donde partía la insinuación de huelgas,etcétera. Lo prueba (...) las escandalosas 'Colonias de Vacaciones' mixtas, bisexuales, en las cuales se practica el nudismo (...) pero donde llegó a su máximo fue en el Totoral, donde niñas púberes ya fueron cinematografiadas desnudas y la película se exhibió en el Salon Blanco del Ministerio, apareciendo las pobres criaturas en la pantalla con 'impúdico desenfado'.
Un mes después del golpe, en las escuelas públicas se introducen nuevas prácticas en torno a la educación religiosa, tendiente a asegurar al movimiento la simpatía del 'socio necesario'. Un texto firmado por el socialista Américo Ghioldi, alcanza cierto particular histrionismo: 'Es así que los niños deben hacer la señal de la cruz antes y después del desayuno, antes y después del almuerzo, antes y después de la merienda'. Además el personal ha sido instruido para que averigüen qué niños no tomaron la comunión y se lo conmina a tomarla, so pena de no ser recibidos en las 'casa del niño'. En sus arengas a niños y personal, un alto funcionario ha establecido que el desayuno, la comida y la merienda no son dados por la Municipalidad, sino por Dios, razón por la cual antes y después de la ingestión nutricia y terrena todos están obligados a agradecer a la potestad celestial. Algún profesor o celador alegó su derecho constitucional a ser respetado en sus convicciones, pero sólo recibió por respueta la insólita y fanática orden concebida en estos términos: 'Aquí todos somos creyentes: debe cumplir aunque no tenga convencimiento'.
En todas las dependencias del Estado, se llevan a cabo purgas severas de 'elementos indeseables'. Al cumplirse un año exactamente del golpe, el Consejo Nacional de Educación publica un balance de la tarea emprendida en ese sentido: 'A consecuencia de esa labor de investigación, presidida por un elevado propósito de defensa de la nacionalidad y de corrección moral, se ha procedido a elimianr a los elementos indeseables, sea por su falta de patriotismo comprobada, sea por su conducta notoria, debidamente establecida'. Sigue el documento detallando un prolijo inventario: '(...) Se ha debido exonerar, en base a actuaciones administrativas e informes policiales: a) por actividades comunistas, 64 personas; por inmoralidad, 54; por faltas administrativas graves, 41 (...)'.
El mismo día del primer aniversario de la revolución, el matutino La Nación publica un mensaje del ministro de Educación que contiene una versión más de las coordenadas que sitúan el hecho en el terreno de la justificación moral. Dirigiéndose a los estudiantes, le recuerda que 'Esta Patria que sabíamos en riesgo de perder por culpa de un régimen corrompido y antiargentino, con una corrupción política y administrativa que carcomía la médula de la Nación, ha sido salvada del borde mismo del abismo el 4 de junio de 1943 por las Fuerzas Armadas de la República'. La responsabilidad recae en el régimen liberal que manejó los destinos del país durante trece años: 'Cuando el desquicio liberal demostró su incapacidad absoluta,fue salvada (la Nación) por quien debía salvarla: por la espada del soldado…Estudiantes:Si volveis a tener una patria naciente y renacida,una patria salvada de la muerte,se lo debéis a las Fuerzas Armadas de la Nación (...)'. El Estado liberal queda adherido a la figura del Estado indiferente al sufrimiento popular. Esta representación será una pieza clave del modelo de gestión que se inaugurará en el país a partir de febrero de 1946, con el acceso al poder de Juan D. Perón. Al Estado 'gendarme' le habrá de suceder el Estado interventor en las relaciones entre el capital y el trabajo: '(...) Es propósito de la Revolución que nuestro pueblo participe en la dignidad del Estado y reciba el beneficio de su justicia'. 'Al Estado sin supremas funciones tutelares para nuestro pueblo, oponemos nosotros un Estado verdaderamente nacional y justiciero, representante de la total comunidad argentina'.
Monseñor Miguel de Andrea; 'La Libertad frente a la autoridad'. Discurso preparado a los efectos de inaugurar la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, el 29 de octubre de 1943.
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La Iglesia Católica argentina recibe con favorable expectativa el golpe que termina con trece años de una república sostenida por la proscripción inicial del partido mayoritario y el fraude sistemático calificado como 'patriótico' por la presunta naturaleza ética de su imposición. En Europa y en Asia, la guerra se debate en un juego pendular que alienta el entusiasmo espasmódico de ambos contendientes. El triunfo del nazismo inquieta tanto a la Silla Apostólica como una derrota aplastante que fomente una expansión universal del comunismo: 'En realidad, fácil nos fue comprobar que comunismo y totalitarismo eran poco más o menos la misma cosa. Son extremos que se tocan. Son el anverso y el reverso de una misma falsa moneda. Con esta sola diferencia: el comunismo la forja desde abajo, y el totalitarismo, desde arriba', dice el prelado en el mismo discurso.
Desde Junio de 1943, el solemne y parsimonioso Pedro P. Ramírez comanda la Revolución como titular del Poder Ejecutivo. Así lo ha decidido una organización clandestina de militares reunidos en torno al G.O.U. (Grupo de Oficiales Unidos). Falta poco tiempo para que Ramírez se convenza de que el poder real reside en un grupo de altos mandos del Ejército, en el que descuella la figura de un Coronel, Juan Domingo Perón. En el discurso en la cena de camaradería de las Fuerza Armadas, el 7 de Julio, el Presidente subraya tres aspectos del proceso de justificación que durante décadas habrán de repetirse bajo diversas variantes meramente gramaticales de un mismo sentido primordial. Señalamos: 1) El golpe viene a rescatar a la Nación de un proceso de desintegración que habría de llevarla a su extinción: 'Para detener ese proceso de desintegración total del país, las Fuerzas Armadas, contando con la colaboración desinteresada de legiones de argentinos (...) salvaron a su cuerpo y a su alma de la corrupción que comenzaba a entronizarse en nuestro país; en una absoluta comunidad de ideales, han asumido la tarea difícil de conducir los destinos de la Patria'; 2)Los partidos políticos han dejado de cumplir el rol histórico que les compete y se han hundido en el desprestigio: 'Este estado de corrupción fue creado en primer término por la acción negativa y perniciosa de los malos políticos, que fomentaron la indisciplina, la venalidad y el fraude, aún en los actos que regían la vida interna de los partidos a (los) que pertencían. Para poder intervenir en la vida y la conducción del Estado, es imprescindible que los partidos políticos se depuren de los malos elementos, alejándoles de su seno, para reorganizarse sobre sólidas bases que los conviertan en verdadera escuela de cultura cívica' y, 3) Los valores imperecederos propios de la raza y la protección de su célula esencial,la familia animarán en primer lugar los objetivos de la Revolución, ya que las Fuerzas Armadas 'comprobaron que la miseria, el analfabetismo, la mala distribución del trabajo y de la riqueza nacional, que es patrimonio de todos, integraban el proceso de descomposición de nuestra raza, destruyendo la sociedad en su base fundamental, que es el hogar, preparando el aniquilamiento de nuestra soberanía'.
Para la misma época, el G.O.U. hace circular un documento en el que, entre otras afirmaciones, acerca de la identidad del 'ciclo de renovación', se aclara que el Poder Ejecutivo debe abstenerse de nombramientos 'de hombres que son negación de los principios del Movimiento, liberales o masones o rotarianos', al tiempo en que 'se insiste en que se disuelven los partidos políticos, con lo que se habrá asentado el principio renovador del Movimiento y al pueblo, que no desea elección sino protección y gobierno, se le dará tranquilidad'. Como se habrá de advertir en seguida, el proceso iniciado el 4 de junio buscó apresuradamente el consentimiento de la Iglesia Católica a través del discurso explícito e implícito alojado en comunicaciones públicas y aún secretas, cuyo hermetismo no incluía a sus altos dignatarios. Así, al referirse al Capellán General del Ejército, el documento del GOU rubrica: '(...) la presencia del Capellán Wilkinson colmaba las aspiraciones y ofrecía plena garantía del cumplimiento de los postulados de la revolución al mismo tiempo que aseguraba tranquilidad para la Iglesia, cuyo beneplácito sobre esa persona fortalecía al gobierno, al mismo tiempo que definía su posición ideológica concordante con la tradición argentina. Además ofrecía al Gobierno un interpréte autorizado de las Encíclicas Papales que encierran un verdadero programa de Gobierno'.
El 22 de Enero de 1944, apenas siete meses despúes de la Revolución, el GOU advierte que, si el Ejecutivo no confirma en los hechos el programa de 'renovación', prometido en las primeras horas, podría sobrevenir el desprestigio del 'movimiento'. En un documento secreto, se indica que, 'Terminada la popularidad fácil y repentina de los primeros momentos, el gobierno comienza de cero en su activo y cero en su pasivo;está en punto muerto. Ha terminado el período de la popularidad y comienza la etapa del prestigio o del desprestigio'. Una sintaxis rústica pone en claro la obsesión del grupo con el tema de la infiltración izquierdista 'en la vida nacional', llegando el nivel de delirio a afirmar que Ramón Castillo, el presidente depuesto en junio y notorio conservador presto a avalar en su momento la candidatura presidencial de un Patrón Costas, manejó bien el dinero público, aunque no se preocupó más que de tener un gobierno rico sin importarle que el pueblo quedase pobre. Pero donde manejó con intención antipatria y nefasta, fue en lo político-social de su provincia, donde llevo a cabo un ensayo completo de gobierno comunista. Lo prueba el famoso 'Departamento Provincial del Trabajo', foco de comunismo de donde partía la insinuación de huelgas,etcétera. Lo prueba (...) las escandalosas 'Colonias de Vacaciones' mixtas, bisexuales, en las cuales se practica el nudismo (...) pero donde llegó a su máximo fue en el Totoral, donde niñas púberes ya fueron cinematografiadas desnudas y la película se exhibió en el Salon Blanco del Ministerio, apareciendo las pobres criaturas en la pantalla con 'impúdico desenfado'.
Un mes después del golpe, en las escuelas públicas se introducen nuevas prácticas en torno a la educación religiosa, tendiente a asegurar al movimiento la simpatía del 'socio necesario'. Un texto firmado por el socialista Américo Ghioldi, alcanza cierto particular histrionismo: 'Es así que los niños deben hacer la señal de la cruz antes y después del desayuno, antes y después del almuerzo, antes y después de la merienda'. Además el personal ha sido instruido para que averigüen qué niños no tomaron la comunión y se lo conmina a tomarla, so pena de no ser recibidos en las 'casa del niño'. En sus arengas a niños y personal, un alto funcionario ha establecido que el desayuno, la comida y la merienda no son dados por la Municipalidad, sino por Dios, razón por la cual antes y después de la ingestión nutricia y terrena todos están obligados a agradecer a la potestad celestial. Algún profesor o celador alegó su derecho constitucional a ser respetado en sus convicciones, pero sólo recibió por respueta la insólita y fanática orden concebida en estos términos: 'Aquí todos somos creyentes: debe cumplir aunque no tenga convencimiento'.
En todas las dependencias del Estado, se llevan a cabo purgas severas de 'elementos indeseables'. Al cumplirse un año exactamente del golpe, el Consejo Nacional de Educación publica un balance de la tarea emprendida en ese sentido: 'A consecuencia de esa labor de investigación, presidida por un elevado propósito de defensa de la nacionalidad y de corrección moral, se ha procedido a elimianr a los elementos indeseables, sea por su falta de patriotismo comprobada, sea por su conducta notoria, debidamente establecida'. Sigue el documento detallando un prolijo inventario: '(...) Se ha debido exonerar, en base a actuaciones administrativas e informes policiales: a) por actividades comunistas, 64 personas; por inmoralidad, 54; por faltas administrativas graves, 41 (...)'.
El mismo día del primer aniversario de la revolución, el matutino La Nación publica un mensaje del ministro de Educación que contiene una versión más de las coordenadas que sitúan el hecho en el terreno de la justificación moral. Dirigiéndose a los estudiantes, le recuerda que 'Esta Patria que sabíamos en riesgo de perder por culpa de un régimen corrompido y antiargentino, con una corrupción política y administrativa que carcomía la médula de la Nación, ha sido salvada del borde mismo del abismo el 4 de junio de 1943 por las Fuerzas Armadas de la República'. La responsabilidad recae en el régimen liberal que manejó los destinos del país durante trece años: 'Cuando el desquicio liberal demostró su incapacidad absoluta,fue salvada (la Nación) por quien debía salvarla: por la espada del soldado…Estudiantes:Si volveis a tener una patria naciente y renacida,una patria salvada de la muerte,se lo debéis a las Fuerzas Armadas de la Nación (...)'. El Estado liberal queda adherido a la figura del Estado indiferente al sufrimiento popular. Esta representación será una pieza clave del modelo de gestión que se inaugurará en el país a partir de febrero de 1946, con el acceso al poder de Juan D. Perón. Al Estado 'gendarme' le habrá de suceder el Estado interventor en las relaciones entre el capital y el trabajo: '(...) Es propósito de la Revolución que nuestro pueblo participe en la dignidad del Estado y reciba el beneficio de su justicia'. 'Al Estado sin supremas funciones tutelares para nuestro pueblo, oponemos nosotros un Estado verdaderamente nacional y justiciero, representante de la total comunidad argentina'.
La revista católica Criterio, de indudable influencia en el seno de un sector de la feligresía, y vocero de las posiciones asociadas a cierto integrismo militante, publica en su número 798 del 17 de Junio de 1943 un artículo de su director, el sacerdote Gustavo J. Franceschi, que revela las claves del sistema de justificación de la revolución y la consecuente promoción del apoyo popular al gobierno recientemente instaurado. La responsabilidad central recae sobre el régimen liberal que sostuvo el gobierno depuesto:'(...) Todos los hombres que han gobernado el país en estos últimos años pertencen intelectualmente y doctrinalmente a la vieja escuela liberal'. El inventario de los perjuicios infringidos a la Nación habrá de repetirse monótonamente en más de una oportunidad en las décadas siguientes: 'De ahí que, en estos últimos treinta años, no hayan sido capaces de resolver acertadamente uno solo de los [problemas] verdaderamente fundamentales:han dejado caer la familia, crecer el caos de la instrucción pública, corromperse la justicia, agravarse la lucha de clases, imponerse un capitalismo desalmado (...) propagarse las teorías sociales más nefastas'. La gravedad de la hora impone soluciones a la altura del drama que vive la República, y una actitud drástica es la única que se compadece con la hora crucial que viven los argentinos: 'La espada, actuando como bisturí, abrió el absceso; únicamente hace falta que llegue a penetrar hasta el foco y que un cauterio que algunos tacharán de cruel pero que es indispensable, vacíe el saco de infección y devuelva la salud al cuerpo entero'.
Una y otra vez, aparece el temor a las consecuencias de un desmadre de la 'situación social' y, consecuentemente, la revolución es el remedio asaz amargo que viene a impedir la tragedia. Franceschi lo puntualiza: 'El murmullo popular presagiaba la tormenta y de seguir las cosas como iban,podría preverse una serie de agitaciones que cobrarían una intensidad cada vez mayor hasta desembocar en una huelga general de carácter revolucionario'. Y, más adelante: 'El Ejercito salvó positivamente la situacion:la revolucion militar impidió la revolucion social'.
El Director de Criterio resume en el editorial la sólida convicción de que el 4 de Junio representara una renovacion de las formas de gestión y administración e implicara en los hechos un acontecimiento fundacional para los destinos de la República: 'Me rehúso a pensar en lo que acontecía [sic] si fracasaran los hombres del 4 de junio, pues no veo mas que dos posibilidades: o bien la vuelta a la politiquería y el derrumbre progresivo e irremediable hasta la podredumbre y la disolución ;o bien el régimen de los cuartelazos y el imperio de un sargento triunfante. Ambos extremos nos llenan de horror'.
Los días de Ramírez llegan a término el 9 de marzo de 1944, con su renuncia a la titularidad del Poder Ejecutivo. En los Estados Unidos de América, se ha pedido su cabeza, dada la tozudez con que se ha resistido a declarar la guerra al Eje Alemania-Japón. Farrell, su Ministro de Guerra, es ahora Presidente, y retiene a su lado a un Secretario Personal que le ha dado muestras de eficiencia y lealtad. Faltan 578 días para que el Coronel Perón protagonice un acontecimiento bisagra en la historia contemporánea argentina. Scalabrini Ortiz dirá que el 17 de octubre de 1945 abrió los ojos 'al subsuelo de la Patria sublevado'.
Cuando Perón sea presidente del país, en febrero del siguiente año, en el primer comicio no fraudulento registrado en diecisiete años, absorberá la matriz ideológica del golpe de 1943, con su bagaje de buenas intenciones y desviaciones fascistizantes, sometiéndolo luego a un proceso de metabolización generado en la praxis y en la experiencia del método de prueba y error. Ese día de octubre, el Coronel no sabe todavía que ha puesto en marcha un Movimiento que, con sus contradicciones, aciertos y traiciones, habrá de constituírse en el eje alrededor del cual girará la política argentina -al menos hasta nuestros días.
Los catalogadores y clasificadores no acertarán a definir con precisión académica a un artefacto ideológico omnipresente en nuestra historia, hace ya setenta y dos años.
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@Atlante2008
Sobre Sergio Julio Nerguizian
De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.