POLITICA ARGENTINA: MATIAS E. RUIZ

Argentina: Sin Salida, o 'No Way (,) Out?'

Horacio Rodríguez Larreta asiste como taciturno testigo al vertiginoso desmoronamiento...

23 de May de 2021


El concepto de humanidad es un instrumento ideológico particularmente útil para la expansión imperialista, en tanto su formato ético-humanitario es un vehículo específico del imperialismo económico (...) La confiscación del concepto humanidad, la invocación y la monopolización del mismo, tiene efectos incalculables, como ser, negarle al enemigo la calidad de ser humano, y declararlo un desterrado de la Humanidad; en consecuencia, puede conducirse una guerra contra la inhumanidad más extrema.

El enemigo político no necesita ser moralmente malvado, ni estéticamente desagradable (...) Pero es, sin embargo, el Otro, el Extraño; y es suficientemente diferente y ajeno, dada su naturaleza, de tal suerte que, en el caso de conflictos extremos, presentarle un conflicto es posible.


Carl Schmitt (1888-1985);  cientista político alemán, prominente miembro del partido nazi

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Horacio Rodríguez Larreta asiste como taciturno testigo al vertiginoso desmoronamiento de su propio proyecto político. Consentido por un blindaje mediático tan insólito como inédito -los titulares de los grandes medios de comunicación rara vez desmenuzan su gestión con ojo crítico-, el jefe de gobierno porteño se las arregló para alternar entre obscuras sociedades comerciales con referentes del kirchnerismo, servomecanismos manifiestamente defraudatorios, periplos clandestinos individuales a reparticiones policiales y, finalmente, la flagrante violación de derechos constitucionales a consecuencia de la implementación de la denominada 'cuarentena eterna'.

Hércules, HidraLa perdidosa apuesta de Larreta, que lo llevara a enlazar su sino con la suerte del Presidente Alberto Fernández en el tristemente célebre Triunvirato junto al jefe de Estado y al atribulado Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, le ha pasado factura. No por obra de la casualidad, el intendente juntocambista optó por no volver a prestar su imagen a la instantánea de los Tres Tenores del Confinamiento, lo cual remite a un reconocimiento de cara a la maniobra suicida. Para infortunio del alcalde predilecto de Mauricio Macri, aquella fotografía ha quedado grabada a fuego en el inconsciente colectivo de la Capital Federal.

Si lo que corresponde es ilustrar la desaprensiva amplificación del Estado autoritario, algunos memoriosos consignarán -siempre ateniéndose a los hechos- que Rodríguez Larreta se ha anotado más preseas que el Presidente Fernández. Así, por ejemplo, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires impuso onerosas multas para quienes no portaban tapabocas en la vía pública; sancionó un notorio despliegue de inspectores con el fin de proceder a la clausura preventiva de comercios (aún cuando los pretendidos inspectores del GCBA no son autoridad competente, se arrogaban competencia judicial y policial); autorizó allanamientos ilegales de domicilios para, según se proclamó, 'desarticular fiestas clandestinas'; y, en la caída del telón, aniquiló el funcionamiento de escuelas y colegios en el distrito. En el cénit de la tropelía, agentes de la Policía de la Ciudad incurrieron reiteradas veces en el apremio ilegal y el abuso de autoridad -condenable accionar con potencial para, eventualmente, compartir peligrosas derivaciones, lógicamente emparentadas con la violación de derechos humanos individuales y colectivos. En la perspectiva de analistas por demás suspicaces, esa pulverización de facto de los Artículos 14 y 14 bis de la Constitución Nacional está llamada a convertirse en la vedette de las tertulias penales futuras: toda vez que resulta obvio que Alberto Fernández difícilmente pueda quedar indemne ante ese comprometedor horizonte, un destino similar podría caberles a a Horacio Rodríguez Larreta y a su resbaladizo partenaire Diego Santilli. Al decir corriente de los entendidos en Derecho, el alegato de la propia torpeza no servirá como defensa. Menos aún cuando el jefe de gobierno parece obstinado en su recurrente elección de piedras con las cuales tropezar una y otra vez; en las últimas horas, ha ordenado a sus inspectores/militantes allanar ilegalmente consorcios y propiciar la delación entre vecinos de los mismos. Casi un perturbador homenaje a los ecosistemas de espionaje ciudadano diseñados originalmente para su implementación en la ex República Democrática Alemana -por intermedio de la policía secreta STASI-, en la Cuba castrista y, más recientemente, en Corea del Norte.

Un vistazo hacia el futuro bien podría esbozar una imagen que sintetice el legado del larretismo: confeccionada a partir de las lágrimas de mozos de bares y restaurantes, y del llanto compartido por un ejército de variopintos desempleados, sumado ello al perturbador proscenio legado por el daño psicológico de niños y jóvenes sin clases (presenciales ni virtuales). Encomiable discípulo de Carl Schmitt, Horacio Rodríguez Larreta ha seleccionado a sus verdaderos enemigos entre trabajadores y dueños de comercios de la Ciudad de Buenos Aires. Ha destruído sus puestos de trabajo sin misericordia mientras que, desde su retorcido punto de vista, la pandemia jamás fue un argumento válido a la hora de evaluar una suspensión del pago de impuestos y tributos. En la Argentina de la Era Espacial, según se observa, el costumbrismo político vigente exige negar la condición humana del nuevo enemigo; cercenar sus libertades fundamentales -de expresión, de reunión, de movimiento-; obstaculizar sistemáticamente su derecho a garantizarse el propio sustento. Larreta no es ajeno a la moda, sin importar que algunos puedan emparentar a este modus operandi con el diligente blanqueo de un modelo estatal de sometimiento.


Ya ingresando en el andarivel electoral, el crudo detalle situacional que arroja el perception management es reconocido por los jefes de campaña de la Propuesta Larreta Presidente, Christian Ritondo y Alvaro González. Al acercarse la hora de cierre de cada minuta de reunión, ambos confiesan parsimoniosamente ante íntimos: 'Tenemos que decir "Horacio Presidente", pero lo cierto es que no le da. Habría que buscar un Plan B'. Certificado por la evidencia: la falsa presentación de Rodríguez Larreta como espadachín de la educación no cuajó en los estudios de opinión subterráneos -esos a los que el público jamás debe tener acceso. Tampoco estarían aportando mayor envión las inocuas columnas de Eduardo Paladini (Diario Clarín), recoveco nomenclaturista desde donde se ventilan índices de aprobación que invitan a la más estruendosa carcajada, por supuesto siempre favoreciendo hasta lo inverosímil las posibilidades del intendente cambiemita

Análogamente, un examen minucioso del desmoronamiento del larretismo conducirá al ejercicio de una taxidermia igualmente profunda sobre el pendulante ADN del reducto que se da en llamar 'Juntos por el Cambio'. Conviven en ese espectro Mauricio Macri, un ex presidente y líder cuya única contribución es viajar despreocupadamente y sin brújula por el mundo; un circuito legislativo progresista/feminista que arengó a la quema de edificios públicos; una sinuosa y pretendida Lideresa de la Transparencia (Elisa Carrió) que hacía alarde de su sociedad con Fabían 'Pepín' Rodríguez Simón (hoy, prófugo de la justicia federal y con pedido de captura internacional) y quien otrora patrocinara una inflacionaria Ley de Góndolas; legisladores que impulsaron una siniestra Ley de Alquileres; y un ahora desaparecido ex jefe de Gabinete, que calificaba al espacio como 'socialista y popular'. Completa el reparto María Eugenia Vidal, ex gobernadora que consensuó junto a Carolina Stanley en Desarrollo Social un esbozo defraudatorio a gran escala, con miles de millones de dólares del Fondo Monetario Internacional arrojados a la hoguera del asistencialismo electoral en el conurbano bonaerense -operatoria que, para colmo, no devolvió resultados electorales favorables en octubre de 2019, como tampoco se tradujo en procesamientos.

En simultáneo, cierto spin-off de pretendidos halcones amarillos (Miguel Angel Pichetto, Patricia Bullrich, Fernando Iglesias) juguetea con un discurso duro poco creíble y fielmente adherido a la bravuconada, apuntando contra las palomas del juntocambismo, incidentalmente, encumbrados dignatarios del tóxico y putrefacto Grupo SOPHIA. Cabrá, entonces, preguntarse: ¿cuál ha sido la contribución extraordinaria de los halcones ante los padecimientos de millones de argentinos, esto es, de sus mandantes? Sin importar la destrucción económica generalizada, estos últimos no han cedido siquiera un porcentual de sus abultados haberes para, por ejemplo, colaborar con un fondo para la adquisición de vacunas anti-COVID. Mucho menos han denunciado la violación salvaje y reiterada de garantías constitucionales.

En cualquier caso, el derrumbe intrapartidario de JxC tiene su correlato en los contratiempos del Frente de Todos. Las proyecciones que se manejan para el conglomerado oficialista de cara a las primarias recientemente aplazadas para noviembre son magras, con Máximo Kirchner en serias dificultades para acopiar lealtades que le permitan arañar un modesto 20% de los votos en el GBA, y con su madre Cristina Fernández promediando, en todas las provincias argentinas y siempre de acuerdo a encuestas prohibidas, una imagen negativa de entre el 42,5% y el 77,1% (en el caso de la Provincia de Buenos Aires, la misma alcanza l0s 59 puntos porcentuales). Motivo que condujo a la cerebral idea de reprogramar la fecha de los comicios, para obsequiar más tiempo a las posibilidades del albertocristinismo, a efectos de que sus operadores puedan diseñar un fraude elegante, con más margen de calendario. Originariamente, el Ministro de Defensa Agustín Rossi fue convocado para asistir operativamente en ese bosquejo -involucrando a las Fuerzas Armadas-, pero las objeciones que el General de División Juan Martín Paleo planteara en privado sobre el particular llevaron a abortar el plan. Ahora, las penurias oficialistas habrán de recurrir a elementos del crimen organizado con asiento en los distintos cordones del conurbano bonaerense, para impedir que responsables de mesa de partidos opositores lleguen a los sitios de fiscalización. Voces socarronas dirán entonces que la Casa Rosada hoy bien podría contratar los servicios de Guillermo Dietrich, decididamente instrumental en la derrota de 'Cambiemos' de octubre de 2019.

A modo de epílogo, no faltarán quienes concluyan que la presente crisis no es de naturaleza exclusivamente partidaria, sino sistémica. Con toda probabilidad, se asiste a un repertorio de agudas deficiencias institucionales que se han diseminado rápidamente por las venas del sistema -llámese política, economía, sociedad, justicia, medios de comunicación, etcéteras- cuales voraces células cancerígenas. Para otros, lo que se avecina es la estridente implosión estructural del esperpento constitucional de 1994.

Mientras la nomenklatura doméstica ignora cómo salir del entuerto -toda vez que tampoco acierta en el ensayo de soluciones, en virtud de que ni siquiera las explora-, la desobediencia civil se amplifica proporcionalmente, y así se ha visto en las últimas pocas horas, en provincias de disímil configuración socioeconómica/sociocultural como Tucumán, La Rioja, Córdoba y San Juan

Infortunadamente, la catástrofe de credibilidad que afecta por igual a dirigentes, sindicalistas, jueces, fiscales, periodistas o comunicadores sociales, se traduce -en la práctica- en copiosos disparates, equívocos, corrupción, contrabando de más fractura social y más enfrentamiento. Es el proverbial barril de pólvora al que pocos prestan atención; no vaya a ser que una ciudadanía hastiada se decida, de una vez por todas, a encender la mecha.

Así las cosas, no sería aconsejable descartar el surgimiento de congregaciones espontáneas que, imitando el relato mitológico de Hércules y Yolao, marchen para amputar los múltiples apéndices de la policéfala Hidra.



 

Sobre Matias E. Ruiz

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.