La omnipotencia kirchnerista y el sofisma de la verdad
El día 7 de junio de 2005 se realizó en La Plata el acto de proclamación de Cristina Fernández de Kirchner, como primera candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires y el 9 de julio el PJ proclamó a Hilda "Chiche" Duhalde para la misma candidatura.
21 de Julio de 2010
En su discurso Cristina ubicó a Duhalde dentro del espacio de la "vieja política", y reivindicó al kirchnerismo como el nacimiento de un nuevo peronismo, capaz de sumar fuerzas no-peronistas (la proclamada "transversalidad").
Señaló también que el duhaldismo, al pretender conservar su poder, afecta la gobernabilidad y sin sonrojarse fue aun más lejos de lo previsto: calificó a Duhalde como el Padrino de la película de Coppola, y por extensión a los dirigentes duhaldistas como miembros de una mafia.
Semejante aseveración solo se comprende en alguien que mas allá de la realidad coyuntural de la política nacional y circunstancial de una elección, creé poseer el Don divino de la omnipotencia: o sea el poder sin límites e inagotable, en otras palabras un poder ilimitado, solo reservado al Creador.
El matrimonio que nos gobierna ha demostrado con sus continuos doble mensajes y actitudes de soberbia, que imaginan poseer la gracia no solo de la omnipotencia, sino de la omnisciencia (que es la capacidad de saberlo todo) junto con la omnipresencia (estar presente a la vez en todas partes), y omnibenevolencia (representar lo moralmente bueno): estos atributos en filosofía, y para la mayoría de las religiones monoteístas, solo aparecen como una características de Dios.
La violencia verbal de Cristina Fernández de Kirchner contra Duhalde y el duhaldismo generó preocupación hasta en la propia prensa favorable a Kirchner. Así, editorialista de reconocidos medios, pronosticaron en su momento, una lucha cruenta en los tiempos por venir.
Los atributos divinos antes mencionados, que el matrimonio supone investir, es lo que les ha permitido sobrellevar con hidalguía, pero con mucho rencor, la derrota política con los dirigentes del campo, cual Don Quijote con los Molinos de Viento, y luego de una interminable pirotecnia verbal de 125 días.
El ejecutivo utilizó en ese periodo el sofisma de "la mesa de los argentinos".
Ud lector se preguntara porque mi utilización de este término y no de vulgar mentira, y la razón es simple, ya que un sofisma es una afirmación que con el objetivo de defender algo falso, confundiendo a su auditorio, parte de premisas verdaderas, pero a través de una argumentación simulada concluye como verdaderas realmente dichas premisas, una de las mas conocidas es: A) El amor es ciego B) Dios es amor 3) Luego Dios es ciego.
Cristina y Nestor, durante el conflicto plantearon la necesidad de defender el pan de nuestras mesas y de luchar contra un ficticio golpe institucional, demonizando a los productores rurales afectados y vinculándolos con los sectores "golpistas".
Pero solo la perseverancia de la sociedad, con sus contundentes demostraciones de movilización social, logró desarmar este escenario siniestro que nos planteaban.
Esta nueva situación política, y como era de esperar trajo relevos en el elenco de gobierno, como en toda administración central, los funcionarios según sea su aporte a un conflicto sufren las heridas en las derrotas y gozan del reconocimiento doméstico del gobernante en los triunfos.
Pero a ningún analista escapa que todas las señales políticas muestran que el matrimonio Kirchner sigue apostando a la continuidad y no al cambio; es decir, a un estilo de conflicto y no de diálogo, confían en su Don de omnipotencia.
Por lo tanto, despidieron a los funcionarios del vicepresidente Cobos, la Comisión de Enlace fue desconocida como interlocutor, Cristina otra vez critico a la clase media, aquella que le dio la espalda en las elecciones de octubre pasado, y como preafirmación de esta voluntad de imposición observamos la salida del Alberto Fernández, quizás el sector más dialoguista del gobierno.
Mientras Cristina y Nestor, no sepan leer lo que la sociedad les reclama y mantengan esa investidura solo atribuida a Dios, el futuro es incierto, las divisiones son cada vez son mayores y las heridas difícil de cerrar con discursos de campaña.
Por Francisco Montesano, TotalNews.com.ar.
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Por Francisco Montesano, Totalnews.com.ar