Una Presidente sin rumbo. ¿Quién vive en la burbuja?
Ya no llaman la atención las declaraciones de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner, quien ya reconoce haber perdido por completo la brújula. No conforme con haber abierto un nuevo frente de conflicto con Washington, ahora da una nueva muestra de incoherencia en el discurso y provoca la hilaridad generalizada, burlándose de la crisis financiera internacional que -se quiera o no- terminará por destripar las finanzas de la Argentina.
21 de Julio de 2010
¿Sabe Cristina Fernández de Kirchner donde está parada? La respuesta más sensata es que no. Salta a la vista apenas se conocen sus recientes declaraciones en donde -en forma de galimatías-, se burla del denominado Primer Mundo que "se derrumba como una burbuja". ¿Las burbujas se "derrumban"? Y eso para nombrar solo uno de los tantos ejemplos que nos regala a diario desde el atril a los columnistas aburridos...
No cree la opinión pública que la primera mandataria se halle en sus cabales. Interpreta Cristina -en su equívoco más notorio desde que se alzó con el poder- que la sociedad argentina detesta el capitalismo y que le gustaría abrazar el sistema cubano en donde la tecnología se quedó en los años cincuenta y donde la riqueza de las personas es expropiada y destinada a engrosar las cuentas de su nomenklatura. Porque, en esta suerte de "democracia", una hecho es ya incontrastable, y esto es, que los únicos personajes satisfechos con el desmadre generalizado son los dignatarios de la dirigencia política, que recauda y nada devuelve. Y que, para colmo, se esconde detrás de "las instituciones" para reclamar el pago de impuestos y señalar a aquellos que no pagan como "evasores" o simples delincuentes.
En medio de la previsible crisis mundial que por estas horas arrastra a todo el planeta y de la cual nadie sabe cuándo tocará fondo, la Presidente de los argentinos se da el lujo de reírse a mandíbula batiente de los países en desgracia y va aún más lejos cuando reafirma que nuestra nación se encuentra en una situación sólida para enfrentar el sacudón mundial. ¿Acaso se burla la Presidente de los millones de personas que se acaban de quedar sin empleo en las empresas directamente afectadas por el coletazo? Es la misma actitud que asumió Néstor Kirchner cuando, luego de promover el bloqueo piquetero contra Shell pocos años atrás, blasfemaba contra las utilidades "groseras" que obtenía la petrolera anglo-holandesa a partir de sus operaciones en la Argentina. Cuando lo cierto fue que miles de personas que se desempeñaban en estaciones de servicio debieron ser despedidas como consecuencia directa del patoterismo del gobierno. Resultó ser que la mayoría de las estaciones de Shell no estaban en manos de la empresa sino que eran regenteadas por particulares argentinos. ¿Soberbia, simple falta de información o estupidez en su expresión más extrema? Este es el tipo de gente que hoy detenta el poder, salta a la vista.
Al discurso banalmente radicalizado y extemporáneo del dueto presidencial solo le resta ahora expulsar al embajador estadounidense Wayne y terminar de tomar partido junto a la lacra de América del Sur : el dictador de pacotilla Hugo Chávez y el cocalero Evo Morales. La sociedad argentina, medianamente pensante, para nada aprueba la asociación que nuestros líderes exhiben hoy orgullosamente con mandatarios involucrados directamente en tráfico de drogas y el narcoterrorismo homicida.
Si acaso el "Imperio" estadounidense se encontrara detrás de los "siniestros planes para derribar a las democracias sudamericanas", lo cierto es que la faena jamás le hubiera resultado tan ardua, habida cuenta de los líderes impresentables que pululan por el subcontinente. Lavado de dinero, terrorismo, secuestros, tráfico de drogas a gran escala, vínculos con las FARC y con la ETA... Resulta ser que todos estos factores ya son comunes a los presidentes bajo mención. Aquellos que en su momento no comprendieron cómo el kirchnerismo utilizó su poder para influir a la Corte Suprema para que liberara al terrorista chileno Apablaza Guerra y que no condenara a Lariz Iriondo -ex guerrillero de ETA- por delitos de lesa humanidad, ahora tienen la respuesta más clara y delante de sus narices.
Sin embargo, también es cierto que el argentino promedio poco entiende de relaciones internacionales, y estas por lo general no atraen su atención salvo cuando afectan directamente a su bolsillo. Mal que mal, la sociedad desentendida deberá prestar atención ya que, más tarde o más temprano, el golpe se sentirá aquí. Por principio, si acaso existía alguna esperanza para el retorno del crédito hipotecario -que los Kirchner anunciaron pero que jamás llegó-, hoy por hoy esa alternativa ya ha sido vaporizada desde su raíz. Ahora bien, hablando a nivel país, se esté o no en el círculo internacional del crédito, el comercio exterior acusa siempre -a mediano plazo, al menos- las consecuencias. En el caso de la Argentina, el superávit comercial anunciado por los ineptos a cargo en el Ministerio de Economía, se volatilizará en 2009 y habrá que recurrir -estén o no los Kirchner en Balcarce 50- a groseros aumentos de impuestos, aplicables a todos los sectores productivos nacionales -la industria y el agro principalmente-. A su vez, estos sectores, ya muy golpeados durante los cinco años del desastre kirchnerista, recortarán inversiones y empleo y allí se terminará la mala costumbre de no leer lo que sucede en el resto del planeta.
Anuncióse recientemente desde el Gobierno que se espera una inflación anualizada de un miserable 9%. Mientras tanto, los ministros Aníbal Fernández y Florencio Randazzo la emprenden con el FBI americano, acusándolo de "inventar" todo el affaire Antonini Wilson para perjudicar a la Argentina. Como corolario, hace su aparición la Presidente Cristina Fernández de Kirchner y anuncia que "la Argentina está sólida". Los pudientes que asisten al circo por tevé se sirven otro vaso de Jack Daniels y ríen hasta descostillarse, pues las expresiones de los dirigentes argentinos de la hora gatillan más carcajadas que el ex programa televisivo de "El Mundo de Ante Garmaz". El problema suele ser que, en la Argentina, los pudientes son la clase minoritaria. Aquellos que apenas llegamos a fin de mes asistimos a los bizarros anuncios oficiales imaginando la manera en que las torpezas de nuestro (des)gobierno nos afectarán en el corto plazo. No es que la Argentina carezca hoy de credibilidad en el plano internacional. No tiene credibilidad aquello que no existe. Hace por lo menos cuatro años que los periódicos estadounidenses y europeos no refieren noticias argentinas, salvo cuando se trata del problema de la falta de acuerdo por la deuda, huelgas con muertos y manifestaciones y cacerolazos contra la Presidente -que ya se cuentan por media docena, récord si los hay-. El lector inquisitivo, que haga el experimento : revise las versiones digitales de diarios brasileños o chilenos y obsevará las diferencias. En Chile y Brasil las noticias no tienen que ver con paros, desagradables casos policiales y de inseguridad, perpetuos cortes de calles, piqueteros o patéticos discursos de la propia gestión.
En la Ciudad de Buenos Aires, otra vez hierven el microcentro y las casas de cambio. El público ha vuelto a atiborrarse de dólares o euros -el que puede- y busca mil maneras para eludir los cercos impuestos por el Banco Central para que ningún individuo adquiera más de US$2 mil por operación -noticia que, por cierto, Diario Clarín y otros no aciertan a reportar-. Los brokers y los particulares bien informados vuelven a oler la sangre que mana profusamente de las heridas del matrimonio presidencial, como ocurriera durante la crisis con el campo, salvo por una importante salvedad : hoy, el Central no tiene ya los recursos para sostener al dólar y evitar la estampida. Tampoco los Kirchner tienen margen de maniobra como para espantar a los traders y empujar violentamente la cotización del dólar hacia abajo. Se han quedado sin recursos y sin el mínimo apoyo político y hasta técnico para jugar con las reservas con el objetivo de hacer llorar sangre a los "especuladores". Lo concreto es que la jugada de bajar la cotización del dólar -ordenada por el propio Néstor Kirchner- salió cara : el Tesoro perdió un aproximado de US$ 500 millones gracias al jueguito. Hoy, a días de habérsele pagado al Club de París y de corroborarse que no se produjo el shock de confianza esperado, Néstor y Cristina se saben perfectamente acorralados. Repetir la maniobra no solo acrecentará el riesgo de que el Banco Central se quede sin chances de sostener el circulante, sino que, ya no tan entre bambalinas, se observa la presión del agro y los industriales para empujar a la moneda americana a un mínimo de $3,50 por unidad.
Comentan las fuentes que el matrimonio volverá a recurrir a la agitación del fantasma de la renuncia. Los dos no solo han perdido el rumbo, sino también la paciencia. Si de un vulgar juego de mesa se tratara, quien quisiera tomar el castillo podría hacerlo sin resistencia alguna. Pero, allí donde los Kirchner ven una conspiración para echarlos, lo que está sucediendo es precisamente lo contrario : ahora Duhalde, Reutemann, Solá, Ramón Puerta e incluso Mauricio Macri están trabajando para que el matrimonio no se caiga. Mal que mal, cualesquiera de ellos que se alce con las elecciones del 2011 deberá bailar con el desmadre dejado por los patagónicos. Aunque son más las voces que, por estas horas, imaginan al dúo fuera del poder para mediados de 2009 o incluso mucho antes.
Por sobre todo el menjunje de datos e información dispersa, se alza también el dato candente ya revelado por fuentes bien informadas como Seprin.com -datos que también han sido convenientemente confirmados desde otras fuentes- : el de los venezolanos bien apertrechados que esperan un oportuno ring desde Caracas para inciar el pandemónium que les sirva a los Kirchner como cortina de humo para la huída. Literatura fantástica o no, el deber de los organismos de seguridad de un Estado es considerar todas aquellas alternativas que se esgriman en una amenaza para el orden nacional. ¿O no?
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política.
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Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política