POLITICA: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL POLITICA

Néstor Kirchner y la atractiva variante del autoatentado como herramienta de propaganda. El oficialismo no puede recorrer el país

La opción del autoatentado se vuelve cada vez más atractiva para allegados al círculo íntimo del ex presidente. Pudiera ser que en los "escraches" al ineficiente Gobernador Daniel Scioli tomaran parte ruralistas y ciudadanos de pueblo disgustados con la política de odio contra el agro que promociona con vehemencia el oficialismo. Pero el aprovechamiento de esta dinámica también seduce a todos los hombres del Presidente. Detrás de todo, un hecho incontestable : sus funcionarios y allegados no pueden recorrer el país sin sufrir ataques. El fin de la paciencia ciudadana.

21 de Julio de 2010
Tal vez una de las sentencias más apropiadas lanzadas recientemente por el estudioso Jorge Asís haya sido aquella en la que advirtió al planeta opositor que "no brinde a Néstor Kirchner herramientas que él pueda aprovechar para volver a la fecha original de elecciones legislativas en octubre". Desde luego, corresponde ser precisos. Asís se refería puntualmente a la movida impugnatoria que cala hondo entre la gente de Elisa Carrió y el neorradicalismo. Iniciativa de la que, inteligentemente, el PRO se abrió -aunque sufre el golpe de rebote-. Pero también corresponde hilar un poco más fino. Néstor Carlos Kirchner -ex presidente o presidente en pleno ejercicio, a gusto del consumidor- sigue con detenimiento desde Olivos los hechos de "escrache" a hombres de su riñón. En el episodio más reciente, el Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, casi es apaleado por un nutrido grupo de ruralistas, furiosos ellos con el desprecio con que la intelligentsia K trata y ningunea al campo argentino. Scioli está jaqueado por sus propias falencias en la, tal vez, peor administración que los bonaerenses hayan conocido : la inseguridad y la violencia, asociadas al desempleo, más el grosero déficit fiscal de $12 mil millones son los factores que caracterizan su faena en La Plata. Para colmo, se la "jugó entera" en favor del odio que Kirchner siente respecto de los hombres del agro. Resultado : Scioli no puede desplazarse hacia ningún sitio sin rodearse de veintenas de policías bonaerenses. En el caso de Lobería, el Gobernador se anotó un récord : 400 policías debieron protegerlo en su paso por la localidad... en un pueblo que no tiene más de mil cien habitantes. Curioso que el Gobernador se dedique a hacer proselitismo, mientras su señora esposa -la otrora sensual Karina Rabollini- se pasea en aviones con combustible pago por los contribuyentes del primer distrito del país. ¿Qué hizo Adolf Hitler en su camino hacia la popularidad en la Alemania previa a la Segunda Guerra Mundial? Lo hizo absolutamente todo en materia de contrainteligencia, siendo tal vez el episodio mejor logrado aquel en el que militantes del propio nacionalsocialismo incendiaron el Reichstag, para luego acusar al comunismo con el uso de la más ácida bravata desde su atril. Néstor Kirchner y sus socios han ejecutado mejor que nadie las enseñanzas del autor de "Mi Lucha", a la hora de distraer la atención. Ahí están los notables casos de autosecuestro de Luis Gerez y Jorge Julio López -primer desaparecido en democracia-. En plena crisis con el agro, misteriosos personajes que respondían a políticos kirchneristas de la provincia montaron rápidamente en vehículos 4x4 para ejecutar quemas de pastizales. Hechos que la prensa no dejó pasar de largo. A posteriori -y luego de cada capítulo- partieron las críticas desde lo más alto hacia los sectores identificados con "golpistas, militares y la oligarquía de derecha", en una clara estrategia de victimización que tomó a los argentinos desprevenidos, o bien por simples idiotas. Aunque debe decirse que muchos han comprado este discurso. En el actual escenario de campaña electoral, la moda es escrachar y vituperar a políticos y funcionarios kirchneristas en pleno espacio público. La bronca surge primeramente entre los maltratados hombres de campo, cuya actividad fue literalmente desplumada por ese cabal apropiamiento indebido y exagerado de su dinero y que se da en llamar "retenciones a la exportación". Por supuesto, ni Néstor ni Aníbal ni Florencio pierden un minuto a la hora de llamar a la prensa para repudiar los hechos -incluso deslizando su furia contra el periodismo por no condenar los hechos desde las primeras planas-. En las últimas horas, el kirchnerismo ha llegado al colmo de acusar gratuitamente a militantes del PROperonismo como ejecutores de las "fechorías". ¿Jugada maestra o movida desesperada? Los Kirchner ya han sufrido dos importantes "cacerolazos" e incontables manifestaciones de protesta frente a la Residencia de Olivos. Sin embargo, en su visión, los gritones siempre son parte de "grupos minoritarios que no representan a la sociedad". Los escrachadores de políticos son "oligarcas y sectores de la derecha recalcitrante". Si medio millón de personas se concentrara en Plaza de Mayo de la noche a la mañana para pedir la renuncia de Cristina y de su marido, ¿serían todos ellos parientes de los hombres de las Fuerzas Armadas? ¿Pudiera ser que millones de argentinos furiosos -y que en un 70% reniegan de votar al kirchnerismo-, de súbito se convirtieran a la "derecha"? ¿Es la Argentina una sociedad fundada por clanes de golpistas? La realidad parece indicar lo contrario, y simplifica las interpretaciones (al menos de acuerdo a lo que sentencian los escasos encuestadores reputados que aún subsisten) : un 70% -o más- de consultados refieren despreciar la figura del ex presidente, al tiempo que un 60% -promedio- hacen lo propio con la imagen de Cristina Fernández Wilhelm. Datos de todo el país. Kirchner solo parece "salvar la ropa" -como dice nuestro colega Ricardo White- en un pauperizado segundo cordón del conurbano, donde la educación brilla por su ausencia y donde la marginalidad y la desesperación son moneda corriente. Y, por supuesto, no debe dejar de considerarse a los miles de presos del sistema carcelario que optarán por el oficialismo -otra gentileza nacida de la materia gris del ex primer mandatario-. Los "escraches" a hombres del Gobierno, lejos de gatillar condenas públicas, son noticias con las que se relamen la clase media y una amplia mayoría ciudadana, en muchos casos silenciosa. Hasta los referentes del PRO han tomado nota de ello e incluso han comenzado a titubear a la hora del repudio. La mala noticia dentro del optimismo que despierta una porción de la sociedad que comienza a abrir los ojos es que los hechos bajo mención son seguidos de cerca por el propio Kirchner. El ex presidente sospecha que ha llegado no solo la hora de aquietar las aguas desde el atril, amortiguando los discursos de provocación, sino también de combinar ese falso discurso fraternal con un sano aprovechamiento político y propagandista de la dinámica de los escraches. Atesora Kirchner la posibilidad de que los ataques contra sus hombres le sean útiles con el fin de victimizar a la propia tropa. En una segunda fase del plan, los escraches bien podrían volverse autogenerados -pero con el uso de más violencia- para intentar volcar a los indecisos a su favor. Muy para sus adentros, la idea del kirchnerismo duro consiste en generar episodios de caos social para intentar sacarles rédito en forma de sufragios. En medio de tanta manifestación y acto de repudio contra los hombres K, hay espacio generoso para la inserción de un autoatentado. Después de todo, la ciudadanía difícilmente crea que la gente del agro o los PROperonistas no estén detrás de la acción, llegado el caso. Como le sucedió a Enrique Olivera, no bastará con negar la participación. La semilla de la sospecha ya estaría sembrada. En este caso, se estaría dando una complicada madeja, en la cual aquellos ciudadanos que más desprecian al oficialismo, le estarían dando las herramientas para encaramarse en el poder. La hipótesis del autoatentado no constituye imaginación pura. Ya Kirchner ha recurrido a jugarretas similares para volcar la compasión hacia su figura. ¿Por qué no iría a hacerlo ahora, en plena desesperación por captar más votos el 28 de junio? Suena divertido, pero el ex presidente ha logrado reposicionar a la competencia electoral que representa la oposición, aclarando que "el que gana por un voto, gana la elección". Lo ha reducido todo a Buenos Aires y le ha tirado la responsabilidad de la victoria a Francisco de Narváez. Sin embargo, el único análisis que cabe es recordar que Néstor Kirchner -para considerarse victorioso- debería ganar Buenos Aires por más de diez puntos. Si gana por un miserable 5%, la derrota será solo suya. Por otro lado, si las encuestas de triple empate son certeras, el que habrá hecho una elección magnífica aunque perdiese sería De Narváez. ¿Cómo se entiende que un don nadie como el empresario se arrime tanto en la provincia a Néstor Kirchner, si este último es el propietario del aparato y del dinero para hacer y deshacer a gusto? El esposo de la Presidente vocifera una y otra vez que Buenos Aires es "la madre de todas las batallas". Pero, aunque gane la provincia, si pierde groseramente en el resto del país no habrá catástrofe electoral que pueda disimularse. Los medios deberán ser cautelosos al respecto de esta cuestión, a los efectos de no engañar a la opinión pública. En su oportunidad, mal que a muchos nos pese, habrá que estudiar y desglosar el análisis que Diario Clarín hará en su portada. Allí se verá hasta qué punto el multimedio de Ernestina Herrera de Noble y Magnetto ha convenido el tratamiento de la noticia con Balcarce 50. Carlos Kunkel, el insufrible ideólogo de lo peor del kirchnerismo duro, apuesta a todo para que los escraches se prolonguen. Aspira a obtener el mayor rédito posible de estos hechos para dejar contento al "Jefe". Esta táctica también libera al oficialismo de hablar de lo que no sabe, esto es, debate de ideas. En una segunda línea, Florencio Randazzo condena públicamente sin siquiera probar las hipótesis que lanza como punzantes dardos. Su reciente afirmación al respecto de que militantes del PRO participaron del ataque a Scioli constituye un absurdo incomprensible, mucho más considerando que él ocupa la función nada despreciable que la de Ministro del Interior. ¿Se imagina a Ud., lector, al máximo responsable del área de seguridad de un país acusando a diestra y siniestra a autores de delitos sin la menor prueba? A este extraño punto ha llegado el kirchnerismo en la berretización de la función pública. Todos los miembros del Gabinete actual -a excepción tal vez del taciturno Julio de Vido, quien ya negocia con opositores- se encuentran de campaña y han abandonado sus tareas para despotricar contra Macri, De Narváez y compañía, como si fueran ciudadanos comunes sin responsabilidades. Aníbal Fernández -como si fuera el tipo más trabajador del país- acusa de "vagos" a los X Men del PRO. ¿Acaso se imagina este hombre lo que la sociedad piensa de él? ¿Se ha puesto a considerarlo aunque sea unos instantes? Finalmente, ¿le interesa? A los efectos de que la hipótesis de esta columna no se vuelvan realidad, convendría llevar una dosis de responsabilidad y tranquilidad no solo a los aguerridos hombres de campo sino a los referentes de la oposición. El abandono de actitudes egoístas y caníbales también sería un buen punto de partida. Para la ciudadanía, escuchar a Elisa Carrió y a la endeble Margarita Stolbizer emprenderla contra Macri o De Narváez es una pérdida de tiempo. El "debate de ideas" se pierde incluso entre aquellos que acusan a Kirchner de no querer debatir. Se neutralizan mutuamente. En todo caso, deberían comprender que el verdadero enemigo está en la vereda de enfrente. Provengan de escuelas distintas o no, los opositores -como mínimo- deberían sellar un pacto de no agresión, sin importar que se disputen la misma franja del target electoral. Bajo ningún concepto -retomando los consejos de Asís-, deberían primar la impaciencia y la desesperación entre los que aspiran a suceder al matrimonio patagónico en el poder. Después de todo, aunque no se hayan dado cuenta, son ellos los que regulan los tiempos y los que tienen la posibilidad de fijar la agenda. Para ellos, valga el recordatorio de que los Kirchner -gracias al Cielo- ya son cadáveres políticos y luego de 2011 no habrá que seguir soportándolos. No tiene mayor sentido darle al diablo las armas con las cuales pueda garantizarse su defensa. En todo caso, el esfuerzo debería darse con el único fin de que el círculo K desfile oportunamente por todos los tribunales habidos y por haber. En esa instancia, la oposición incluso podría darse el lujo de permitirle a la sociedad iniciar una sana caza de brujas contra aquellos ex kirchneristas que luchen por la reinserción. Después de todo, las explicaciones no se las deben a la oposición sino a la sociedad argentina toda. Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política. Email : elojodigital.com -arroba- gmail.com.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política