Daniel Scioli, el hereje
Señor Gobernador, su conocida blasfemia y aquel acto indecoroso en que recurriera a una oración religiosa para la promoción publicitaria de su campaña -rebajando a Dios al nivel del estiércol político-, no solo ha quedado Usted como un irrespetuoso, sino que ahora la sociedad lo considera un especulador irresponsable que toma el Santo Nombre del Creador para un deleznable uso comercial y la satisfacción de su desmedida ambición electoralista.
Quiero aclarar que no me considero representante de la feligresía católica, ni tampoco intento asumir competencia alguna ante la justa réplica de Monseñor Aguer ante la ofensa, ya que su respuesta hacia su osadía fue religiosa. Pero, como humilde creyente respetuoso de Dios y sus leyes, me permito contestar su temeridad con una respuesta política.
Si hay algo en la vida del cristiano que origina repugnancia es la hipocresía: quien ve su publicidad solo puede considerarlo como un blasfemo hipócrita. Si usted realmente cree en Dios, es de suponer que sabrá cuales son sus Mandamientos. Ante las dudas que me aquejan -y, por si acaso su memoria es frágil- opto por recordárselos:
1º Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2º No tomarás el Nombre de Dios en vano.
3º Santificarás las fiestas.
4º Honrarás a tu padre y a tu madre.
5º No matarás.
6º No cometerás actos impuros.
7º No robarás.
8º No dirás falso testimonio ni mentirás.
9º No desear la mujer del prójimo.
10º No codiciarás los bienes ajenos.
Ahora que estamos en claro de cuáles son los Diez Mandamientos y -dado que, de acuerdo a su spot publicitario, Usted cree en El-, es necesario preguntarle: ¿cómo es posible que, creyendo en Dios, acepte ser candidato y parte de un gobierno que se ha caracterizado por violar la mayoría de estos firmes preceptos religiosos?
Sin ir más lejos, como actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires no ha demostrado Ud. mayor preocupación por cumplir con el primero de los Mandamientos, pues amar a Dios es amar a los humildes, a los que sufren sed de Justicia, a los hambrientos, a los enfermos, a todo aquel que necesita de sus hermanos. Y eso -claramente-, Ud. jamás lo ha profesado en su rol ejecutivo. Nunca veló ni se sacrificó para que todos los habitantes de su distrito gocen de seguridad y una buena salud y educación. En lo que a seguridad social respecta, condenó a los jubilados al hambre y la miseria con abusos impositivos y haberes visiblemente paupérrimos. Basta mirar la pobreza a lo largo y a lo ancho de una provincia tan rica como la que Usted gobierna, para percatarse de la “política clientelista” que demuestra tan escaso amor a Dios y a sus hermanos.
El Cuarto Mandamiento es violado sistemáticamente por el gobierno al que usted pertenece y por el Partido que lo candidatea -Frente Para la Victoria-; se dieron y dan el lujo de condenar a los ancianos a ingresos limitados, sumergiéndolos en algunos casos en la pobreza económica y en otros en la indigencia. Ha hecho de ellos un sobrante de la sociedad y, lo que es peor, ha venido practicando un descarado genocidio de ancianos. A ellos los ha torturado física y mentalmente, y como única solución les ofrecen una muerte ni siquiera digna.
También el Quinto Mandamiento es violado por usted y sus “socios”. ¿Acaso tiene idea de la cantidad de fallecimientos que ocurren en su provincia a partir de la inseguridad que ha generado su Partido? ¿Cuántos jóvenes pierden la vida anualmente a manos de las drogas y el alcohol?, ¿Cuántos niños y ancianos mueren por inanición o por la paupérrima atención que brindan sus hospitales? ¿Cuántos sucidios de personas mayores que carecen de posibilidades de subsistencia ha contabilizado Usted? A nadie escapa, Señor Scioli, su evidente responsabilidad como gobernante y la del gobierno de la candidata a presidente que Usted llevará en su boleta. Le pregunto: si acaso tanto cree en Dios como lo declama, ¿por qué elige acompañar a quienes propician el aborto desde el poder? ¿Será que para Usted el aborto no equivale a matar?
El Sexto Mandamiento también ha sido vilipendiado por su persona. ¿No considera Usted que propiciar el obsequio de preservativos a niños de once años y promover la sodomía constituyen actos impuros? No creo que Ud. ignore que muchos de los que pertenecen al gobierno y que se postulan con usted proponen estas iniciativas. ¿Acaso el peculado, la corrupción, el despilfarro de los dineros públicos, la trata de blancas, la explotación humana, el encubrimiento, el desfalco, etcétera no representan actos impuros? Sin embargo, se lo ve a Usted sobradamente cómodo a la hora de denunciar estos actos deleznables. Y tampoco se preocupa mayormente por despegarse de ellos.
Ahora llegamos al Séptimo Mandamiento, diríamos que es el que Usted más ha violentado: De Vido, Skanka, Jaime, Schoklender, Bonafini, Aduana paralela, compra de vagones inútiles a España, y la frutilla de la torta: los fondos "desaparecidos" de Santa Cruz. Y hay mucho más. Podríamos ocupar valioso tiempo enumerando otros tantos hechos, pero no deja de venir a mi mente el robo que su gobierno hace en perjuicio de los hombres y mujeres de trabajo cuando se encuentran en derecho de percibir su jubilación. Cuando deberían celebrar el jubileo, les terminan robando el presente, el futuro y su Dignidad. Todo ello, sin contar del desfachatado intento de robo al fruto del trabajo del campo con una Resolución conocida como "La 125" donde, claramente, Usted tampoco ha estado exento de responsabilidad y complicidad.
Del Octavo Mandamiento, mejor no hablar. Solo basta mencionar al INDEC, la inflación, la pobreza, la desocupación, los interminables anuncios de gobierno y las obras que jamás se completaron... Muestras claras de que la mentira es el primer y último patrimonio de la corrupción de este gobierno, el suyo.
Décimo Mandamiento: "No codiciarás los bienes ajenos". Podemos recordar, nuevamente, las riquezas del campo y la Res. 125. Por otro lado, los haberes jubilatorios observan carácter alimentario. Por ende, es propiedad de quien lo cobra, aunque la codicia provoca que esos haberes sean saqueados. Sus socios políticos han demostrado sobradamente ser los autores de maniobras para quedarse con Papel Prensa y el multimedio Clarín. Usted y sus amigos han utilizado hasta el cansancio la Cadena Nacional y una infinidad de medios rentados para que, a través de falsos testimonios, se judicializara la compra de Papel Prensa durante el Proceso Militar ,sin dejar de mencionar la sucia maniobra que se intentó con dos jóvenes víctimas adoptadas como son los hijos de la Señora Ernestina Herrera de Noble. Todo esto -notifíquese- coincide con aquello de codiciar los bienes ajenos.
Finalmente, y luego de lo expuesto, convengamos, Señor Gobernador, que si Usted realmente cree en Dios jamás podría acompañar su candidatura de la principal responsable de este compendio de violaciones. Nos referimos claramente a la Señora Presidente de la Nación, Cristina Elisabet Fernández Wilhelm, viuda de Kirchner.
No vaya Usted a creer que he olvidado el Segundo Mandamiento ("No tomarás el Nombre de Dios en vano"). He optado por dejarlo para el final, para expresarme con todas las letras respecto de su hipocresía y su demostrada cobardía. Es Usted un hipócrita, pues no solo ha dejado de respetar sus Mandamientos, sino que también ha dejado de respetar a Dios. Ha utilizado su Santo Nombre para satisfacer su repulsiva ambición. Solo alguien como Usted puede escudarse en el sagrado nombre de Dios para cometer el atropello y la felonía de estafar a sus hermanos.
Al decir del General Juan Domingo Perón: "Si Usted cree en Dios, la verdad es que lo disimula muy bien".
será Dios, a fin de cuentas, quien juzgará todos nuestros actos. Con total sinceridad, no quisiera estar en su lugar, Gobernador Scioli, cuando ello ocurra.
Por Rubén Gioannini -Movimiento Patriótico Nacional Previsional-, para El Ojo Digital Política.
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