Chile: hora de despertar
La relevancia del asunto amerita algo de autorreferencia. En 2007 publiqué un libro llamado El Chile que viene en el que afirmaba que el país se encaminaba hacia el fracaso. Observé que estábamos abandonando la fórmula que nos había convertido en la nación líder de América Latina para transitar hacia un esquema de dirgismo estatal que había probado su fracaso hasta la saciedad.
También advertí que era por el lado de los jóvenes por donde se iban a presentar las fracturas antisitémicas que desestablizarían a la sociedad chilena. Agregué que si fracasábamos, la responsabilidad iba a ser de la élite económica y política.
En 2009 publiqué otro libro titulado La fatal ignorancia: la anorexia cultural de la derecha frente al avance ideológico progresista. En él alertaba que el consenso en torno al modelo económico en Chile se estaba resquebrajando. Expliqué que estábamos experimentando una re ideologización del país y que las ideas de izquierda estaban imponiéndose sin contrapeso frente a las ideas de libertad. Sostuve que si buena parte de la derecha no superaba la flojera intelectual, la comodidad y la cobardía que la caracterizaba, veríamos destruida el país que habíamos logrado con tanto esfuerzo y sacrificio.
Pues bien, por primera vez desde el retorno de la democracia, el modelo económico se ha puesto en cuestión de manera categórica y masiva. Porque no se equivoque estimado lector, este movimiento estudiantil liderado por comunistas no tiene por finalidad mejorar la educación sino asestar un golpe al pilar central del modelo económico: la subsidiariedad del Estado. Y, como producto de su falta de integridad la derecha política chilena ha caido en el juego de arrebatar las banderas a la izquierda, entonces la Concertación ha tenido que irse más a la izquierda todavía al punto de endosar casi completamente el programa de gobierno del marxista Jorge Arrate. (Ya dijo Jaime Guzmán que jamás había que arrebatar las banderas a la izquierda porque esta siempre podía moverlas más a la izquierda todavía).
Todo esto, por cierto, no es responsabilidad de la izquierda. Como escribió Ayn Rand refiriéndose a las grotescas distorsiones de la realidad realizadas por la propaganda socialista: “los hombres culpables no son los colectivistas sino aquellos que carecen del coraje para...defender el único sistema moral y racional en la historia de la humanidad, el capitalismo”.
En Chile los culpables tampoco son los colectivistas: como en la fábula del escorpión y la rana, ellos no saben hacer otra cosa. No, los responsables son los líderes políticos, intelectuales y empresariales que, entendiendo la superioridad económica y moral del sistema liberal legado por los Chicago boys, han hecho poco o nada por defenderlo.
Es hora de despertar y tomar parte en esta batalla de manera decidida. Llegó el momento de comportarse, por una vez, como élite de verdad: esa que no destaca por sus autos de lujo y sus mansiones, sino por ejercer su poder para encauzar a todo el país hacia un mejor destino.
* El autor es Axel Kaiser es investigador del Instituto Democracia y Mercado (Chile) y columnista de ElCato.org. Axel obtuvo el primer lugar en nuestro primer concurso de ensayos, Voces de Libertad 2008.