Los argumentos vulnerables de Rafael Bielsa frente a la despenalización de las drogas
La repetida frase que reza "Hoy, un pibe se puede comer nueve años por llevar un papel en el bolsillo", adjudicada a Rafael Bielsa es, en rigor, un argumento mentiroso, construído por los liberalizadores de las drogas. Estas personas exhiben un objetivo fielmente alejado de la asistencia a personas con problemas de adicción.
Desafío a que se muestre públicamente a un adicto que por una bolsita haya tenido que "comerse nueve años", tal como le han hecho decir a Bielsa. No existe en la Argentina ninguna persona que haya sido enviada a un penal por consumir drogas o por tener drogas para su consumo. Desde 1988 hasta hoy, bajo la actual Ley 23.737, el consumidor de drogas es enviado desde el tribunal a los centros de rehabilitación pero jamás a un penal.
Con la actual ley, los problemas judiciales los tienen los vendedores minoristas de drogas, personajes siniestros a quienes la nueva corriente intelectual intenta proteger. Para alcanzar este objetivo, pretenden inculcar en la sociedad que los vendedores son individuos que se encuentran fuera del sistema laboral y que encuentran en la venta de drogas la posibilidad de mantener a su familia.
Hoy vemos cómo fuerzas de seguridad que custodian los barrios más complicados de la capital de la República Argentina observan con disimulo el suelo que caminan, sin levantar la vista para que los vendedores minoristas de drogas no se sientan intimidados por su presencia. A pesar de la presencia de efectivos de Prefectura Naval y Gendarmería Nacional en barrios como La Boca y Barracas, los vendedores minoristas de drogas continúan con la actividad que desarrollan desde hace al menos cinco años, sin que los uniformados hagan nada por cambiar esta realidad.
Si Rafael Bielsa, flamante titular de SEDRONAR, no condena en forma tajante la comercialización de drogas en todos sus aspectos, habremos entendido que la República Argentina se encamina a la liberalización de la venta y del consumo de sustancias tóxicas, acentuando las consecuencias de un verdadero genocidio, a partir de la falta de asistencia y prevención.
Es extremadamente difícil, dentro del tema drogas, mantenerse en una actitud equilibrada entre las posturas antagónicas que definen, por un lado, la libertad del consumo con la consecuente destrucción de la persona o la penalización de la tenencia de drogas, que coloca al vendedor minorista en los límites del Código Penal.