ObamaCare: 10 razones por las cuales es un plan equivocado para Estados Unidos

Revisado y actualizado al 6 de septiembre de 2009

1. Milones de personas perderán su actual plan de salud. Punto. Fin de la historia. El Presidente Obama pretende que los estadounidenses crean que podrán mantener su seguro de salud si así lo desean, pero distintos estudios originados en el propio gobierno federal, firmas privadas y ONGs (think tanks) demuestran que no será así. Los incentivos económicos, sumados a un plan administrado por el gobierno -tal como se propone en la iniciativa de la Casa Blanca Health Reform 3200 hará que 88.1 millones de personas vean desaparecer su plan actual.
2. Mandato individual implica menos libertad y más impuestos: A pesar de que alguna vez se opuso a la idea, el Presidente Barack Obama ahora se exhibe predispuesto a imponer un mandato individual que requerirá que todos los ciudadanos estadounidenses deban tener un plan de salud aprobado a nivel oficial. Esta directiva federal -que no registra precedentes- no solo quitará porciones de libertad a la ciudadanía, sino que también implicará un costo. Expertos en temas legales se encuentran considerando la aplicación de penalidades o impuestos para aquellos que no se suscriban a los planes de salud aprovados por el gobierno federal.
3. Su cobertura de salud cambiará, de todas formas: Aún cuando Usted decida quedarse con su seguro privado, eventualmente los planes remanentes -se trate de planes contratados por su empleador o contratados individualmente- deberán obrar conforme a estándares federales, en lo que respecta a beneficios. Incluso, los "upgrades" o mejoras en las coberturas implicarán necesariamente un costo para el ciudadano, en premios.
4. El Umpire también es el hombre de Primera Base: El argumento principal para una "opción pública" consiste en que incrementará la competencia. Sin embargo, si el gobierno federal dicta las reglas para los planes privados, existen pocas dudas respecto de que Washington expulsará del negocio a los "competidores", más tarde o más temprano.
5. La Reserva Federal elegirá su tratamiento: Dijo el Presidente Obama: "Deberán dejar de pagar para cosas que no los hacen más saludables... Si existen una píldora azul y una roja, y la azul cuesta la mitad de la roja y funciona igualmente bien, ¿por qué no pagar la mitad por aquello que le hará bien a su organismo?". ¿Acaso esta declaración tiene algo que ver con un gobierno que busca quedar fuera de las decisiones de salud de sus ciudadanos?
6. Impuestos más elevados que en Europa dañarán a las pequeñas empresas: Un impuesto extra sobre los ricos -incluído en la iniciativa de la Casa Blanca H.R. 3200- impactará de hecho en cientos de miles de pequeñas firmas y sus dueños, que actualmente se encuentran lidiando con la recesión. Una vez implementado este plan, aquellos que más contribuyen a generar empleo en Estados Unidos hoy día deberán hacer frente a una carga impositiva superior a la existente en Francia, Italia, Alemania, Japón y otras naciones, con una tasa total promedio superior al 52%. ¿Es acaso esta la mejor receta para crear empleos y sostener el crecimiento del país?
7. ¿Quién tomará las decisiones médicas? ¿Cuál es el procedimiento médico correcto? ¿Deberán los burócratas determinar qué deberán tener o no los ciudadanos estadounidenses? Mientras el lenguaje de la Casa Blanca y el Senado se presenta ambiguo, las enmiendas propuestas ante la Casa Blanca y las Comisiones del Senado para bloquear la discrecionalidad del gobierno en materia de salud fueron descartadas rutinariamente. El costo o las direcciones de salud pueden tornarse factores decisivos. El propio Presidente Obama lo ha admitido así, al declarar: "Es posible que Usted esté mejor sin una cirugía, solo ingiriendo píldoras contra el dolor". En esa ocasión, dialogaba con una anciana que precisaba un marcapasos...
8. ¿Abortos financiados por los contribuyentes? Diecinueve legisladores demócratas sugirieron recientemente al Presidente no firmar ninguna iniciativa que explícitamente "excluya al aborto de cualquier programa de salud subsidiado o definido por el gobierno", ni tampoco rubricar proyectos que permitan a una comisión federal de salud "recomendar que los servicios relacionados con el aborto sean incluídos subrepticiamente entre los beneficios, o como parte de un paquete de beneficios". En la actualidad, tales previsiones no existen.
9. Aún se desconoce el financiamiento de ObamaCare: La CBO declama que el plan actual de la Casa Blanca incrementará el déficit en $239 mil millones de dólares en un período de diez años. Y que ese número continuará escalando en el largo plazo. Proyectos similares del pasado, como Medicare, han resultado mucho menos costosos que las cifras eventuales que se computan para ObamaCare. Un estudio reciente, publicado por la Peterson Foundation, estima que ObamaCare agregará un trillón de dólares al déficil del gobierno en la segunda década.
10. Firmar, sin tiempo para leer: Hemos transitado este camino anteriormente -en ocasión del fallido plan de estímulo financiero-. En aquel entonces, también oímos que nos encontrábamos en medio de una crisis y que era necesario aprobar un proyecto de mil páginas en pocas horas -sin leerlo- o, de otro modo, enfrentaríamos un 8% de desempleo a nivel nacional. Pues bien; hoy conocemos los resultados. Un congresista refirió que no tenía sentido invertir tiempo para leer los proyectos de reforma con dos días de anticipación, ni siquiera en presencia de dos abogados para interpretarlo. La mentira es la única razón para apurar un proyecto, cuando nadie puede entenderlo realmente.

Traducción: Matías E. Ruiz
 

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