Vladimir Putin y Barack Obama: la negación del excepcionalismo americano

Es bueno que el presidente ruso, Vladimir Putin, y su par estadounidense, Barack Obama, hayan hallado algo en qué estar de acuerdo. Infortunadamente, ambos están equivocados.
 

Ni Putin ni Obama consideran que Estados Unidos sea excepcional. Para ellos, todos los humanos son, simplemente, ciudadanos del mundo. "Creo en el excepcionalismo americano, tanto como creo que los británicos creen en el excepcionalismo británico y como los griegos creen en el excepcionalismo griego", declaró Barack Obama en 2008. Todos somos excepcionales, en apariencia; de tal suerte que ninguno de nosotros lo es.
 

En su reciente editorial en The New York Times, en donde enfatizó la importancia de Naciones Unidas, el presidente ruso insistió en que es peligroso considerar a los estadounidenses como excepcionales. "Existen grandes naciones y pequeñas naciones, ricas y pobres, aquellas con largas tradiciones democráticas y aquellas que aún buscan su camino en la democracia", escribió. "Sus políticas también difieren. Todos somos diferentes pero, cuando nos preguntamos por las bendiciones del Señor, no debemos olvidar que El nos creó iguales".
 

Mientras discutíamos sobre Dios, recordemos que una razón por la cual los estadounidenses somos excepcionales es porque los Padres Fundadores invirtieron gran esfuerzo para proteger a los hombres y mujeres de cualquier fe religiosa, en la Primera Enmienda. Mientras que Rusia saltó del mandato por "derecho divino" bajo los zares hacia la denegación de la existencia de Dios bajo el sistema comunista y, de nuevo, hacia la tolerancia de algún resquicio de libertad religiosa bajo su actual gobierno -aunque esa libertad continúa siendo catalogada como "pobre" por la Coalición Internacional para la Libertad Religiosa-, los Estados Unidos de América jamás han renunciado a su apoyo a la libertad de culto.
 

El cuadro completo, al momento de referir los estadounidenses su condición de "excepcionales", éstos no afirman ser mejores que otras personas. Nuestro país, sin embargo, está dedicado a los principios universales de la libertad humana, y basado en las verdades de que todos los hombres en cualquier parte -y no solo los estadounidenses- son creados iguales y sustanciados con idénticos derechos. Así es que somos bastante diferentes de otras naciones que no se definen desde los derechos de la igualdad.
 

La constitución americana es, de por sí, excepcional. Tiene ya casi 226 años de edad, en una era en la que las consituciones promedio se modifican, a veces, cada generación. La constitución rusa, por ejemplo, data de 1993.
 

Nuestra carta magna "dota al gobierno estadounidense el poder necesario para asegurar nuestros derechos fundamentales a la vida, la libertad, y la persecusión de la felicidad", conforme lo recuerda Matt Spalding, analista en la Fundación Heritage. "El último propósito de asegurar estos derechos y de limitar el gobierno es proteger la libertad humana. Esa libertad permite que las instituciones de la sociedad civil -la familia, la escuela, la iglesia y las asociaciones privadas- puedan florecer, dando forma a los hábitos y las virtudes requeridas por la libertad".
 

Esta referencia no sugiere que Estados Unidos deba intervenir, en cualquier parte y en cualquier momento, para instalar gobiernos legítimos. Deberíamos actuar con prudencia en nuestro mejor interés, sabiendo que nuestro modo de vida es excepcional -y excepcionalmente popular. Deberíamos ayudar a que la libertad florezca en cualquier parte, allí donde sea posible, y alentar a la gente a trabajar para que expanda la libertad y las oportunidades.
 

Vladimir Putin es un autócrata que ha manipulado el proceso político para permanecer en el poder en Rusia por más de una década. Estados Unidos tiene mucho que enseñarle sobre excepcionalismo, toda vez que él se muestre dispuesto a aprender.

* Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés en: http://blog.heritage.org/2013/09/13/putin-and-obama-taking-exception-on-american-exceptionalism/