ECONOMIA INTERNACIONAL: MACARIO SCHETTINO

México: sobre el alza en los precios de la gasolina

Muy feliz año, aunque haya que comenzar revisando la gran mala noticia...

09 de Enero de 2017
Muy feliz año, aunque haya que comenzar revisando la gran mala noticia con la que inicia 2017: el alza en los precios de la gasolina.
 
Durante el siglo XX, la economía mexicana se manejó como un apéndice del sistema político, que la utilizaba para dos cosas: una, comprar clientelas; dos, enriquecer a la clase política y a sus amigos. Es lo que ahora se conoce como 'capitalismo de compinches' (crony capitalism). Esta forma de manejar la economía conduce a serias ineficiencias, que tarde o temprano hay que pagar, y a precio muy elevado. El sistema logró esconderlas de dos maneras. La primera consistió en utilizar una forma de crecimiento que agota recursos. Eso se hizo desde 1940 hasta 1965, porque hasta ahí se pudo. Esos años son los que celebran como el 'desarrollo estabilizador', pero que en realidad consistieron en ocupar todo el terreno sembrable, mover a la población a ciudades para trabajar por bajos salarios, subsidiar alimentos en las ciudades para que esos salarios parecieran razonables, cerrar las fronteras para tener clientelas cautivas, y algunas otras cosas. Puesto que veníamos de treinta años de no crecer (el PIB per cápita de México de 1939 es igual al de 1910), este mecanismo dio resultado: se crecía, no había inflación y los verdaderos pobres no se veían. Unos vivían en los cerros y otros en ciudades perdidas.
 
PemexAgotamos los recursos hacia 1965, y ya no se pudo seguir con el mismo mecanismo. Entonces entramos en el endeudamiento, que permitió fingir crecimiento por otros 15 años. En ese lapso, las ciudades perdidas se convirtieron en cinturones de miseria, la ineficiencia productiva se hizo todavía peor, y se compró a una nueva clientela política: la clase media. Después de 1968, el gobierno quiso borrar su sentimiento de culpa y ganarse esa nueva clientela abriendo universidades, contratando burócratas y creando centenares de empresas e institutos públicos, todos deficitarios. La quiebra ocurrió en 1982.
 
Desde entonces hemos ido limpiando el mugrero, pero no hemos acabado. Primero, se acabaron los precios controlados y subsidios generales; se cerraron empresas inútiles; se vendieron las que podían venderse, y todo eso se hizo como antes: entre cuates. Algunos miembros de la vieja oligarquía lograron sobrevivir, otros no, pero el capitalismo de compinches siguió vigente por mucho tiempo. Apenas las reformas estructurales de 2013 han empezado a golpear a los pseudoempresarios, y el problema se ha concentrado ahora en el presupuesto público, es decir, en la corrupción. Es la tarea que tenemos enfrente.
 
Entre tanto que hay que limpiar, Pemex había logrado sobrevivir. Ya no. Pemex ha sido ineficiente siempre, aunque los defensores del viejo sistema político (en alguno de los varios partidos, medios, universidades, etcétera) seguirán diciendo siempre que el problema no era de la empresa, sino de alguien más: Hacienda, los funcionarios, el imperialismo o lo que Usted guste. Para quienes creen que Hacienda ha exprimido a Pemex, hace tres años publiqué algunas cifras que muestran que no estamos lejos del promedio mundial en términos de cobro de renta petrolera.
 
Pemex fue siempre ineficiente, y desde 1965 ya no podía siquiera cubrir la demanda interna de energía, que entonces era bastante limitada. Lo salvó Cantarell, el segundo manto petrolero más grande del mundo. Nos acabamos Cantarell, sin corregir nada. Desde 2004, la producción de petróleo en México cae, y sólo en años de alto precio logra Pemex salir sin déficit (como en 2006-2008).
 
Pero recuérdese que la idea era comprar clientelas políticas, y eso se hacía con los precios de energéticos. La clase media chilla cuando le cobran. Pues, en eso estamos.

 
Sobre Macario Schettino

Se desempeña como Profesor de la División de Humanidades y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey, en Ciudad de México. Es colaborador editorial y financiero del matutino El Universal. Publica periódicamente en el sitio web del think tank estadounidense The Cato Institute, en español.