Drogas: vía libre hacia el Infierno

Los carteles mexicanos, hasta no hace tanto concentrados en su frontera norte con los Estados Unidos, se expandieron más fácil y con mayores consecuencias letales que la Gripe “A”; por todo México y, en sociedad –o en guerra- con sus colegas de oficio, en el resto del continente del que la Argentina es parte. Su encarnizada acción, y la falta de ella por parte de quienes deben frenarla, les permitieron avanzar a niveles inauditos. Claudio Izaguirre, de la Asociación Argentina Antidrogas, conversó sobre este flagelo con Noticias & Protagonistas, al igual que el fiscal marplatense Marcelo Blanco. Noticias & Protagonistas: Lo ocurrido en España con los hijos de Juliá y Miret muestran a las claras la abulia existente, sobre un negocio que avanza a pasos agigantados. Claudio Izaguirre: Es así. Uno tiene cierta envidia por los servicios de inteligencia de otros Estados, que no se fijan quién es la persona sino qué está haciendo. Muchas veces los “hijos de”, en nuestro país, pasan los controles sin inconvenientes. Tenemos una situación complicada en estos últimos años que nos pone contra la pared, y empeora porque los ciudadanos no sabemos defendernos. Ahora se viene el operativo Centinela en la provincia de Buenos Aires, con la Sra. Garré a la cabeza, pero los delincuentes se van a mudar a Capital, así que “la culpa” en un tiempo, la tendrá Macri. Se combatirá en la Provincia, pero en Capital las fuerzas de seguridad porteña no están a la altura por inexperiencia y poco personal. N&P: Aquí en Mar del Plata está Prefectura, pero no cambia mucho que haya presencia de autoridades federales. La misma ley no les permite actuar de manera directa. Con Gendarmería puede pasar lo mismo, y terminaría perjudicando a una fuerza que es bien vista. CI: Esperemos que no, las fuerzas de seguridad hacen lo que les ordena el poder político, y éste ha sacado de las fronteras a Gendarmería y a los pocos que quedan allá no les dan herramientas para el control férreo de la droga. La quita de personal, de radares, la imposibilidad de la Fuerza Aérea para controlar nuestros cielos, hace que no seamos soberanos y que ingrese cualquiera sin obstáculos legales. El país tiene un serio problema respecto del poder político en cuestiones de narcotráfico, de ahí la enorme oferta. En este momento uno mira Mar del Plata como un lugar al que acuden los vendedores porque los pibes viven el veraneo como un sábado en continuado… N&P: En Mar del Plata hay una fiscalía antidrogas que funciona muy bien, con mucho compromiso. En estos días se hicieron relevamientos que permitieron detener a 12 personas y secuestrar importante cantidad de cocaína y marihuana. Trabajaron haciendo inteligencia en la plaza. Hay dos fiscales que trabajan mucho, a diferencia de la fiscalía federal, que hace 4 años no trabaja el tema. CI: Si funcionan, habrá que apoyarlos; no sucede en todo el país. Hay lugares donde la cosa es muy complicada porque la droga viaja en vehículos oficiales, como en el Chaco, donde la policía detuvo un auto otorgado a un diputado provincial con 13 kilos de marihuana. Casi no salió en diarios. N&P: Salió más el diputado diciendo que era una trampa, que el hecho en sí. ¿No es curioso? CI: Quien le pidió al diputado que levante a un amigo en Las Palmas fue José Mogeló, ex secretario de Gobierno del gobernador Capitanich. Está muy mal visto por quienes luchamos contra las drogas: llevó al Chaco de la mano a María Alejandra López Madrid, la mujer de un capo del cartel de la droga de Sinaloa, y venía visitando la Argentina y ofreciendo dinero lavado a iglesias evangélicas para blanquearlo. Después fue a Paraguay: estuvo 15 minutos libre y la encarcelaron ni bien pisó suelo paraguayo. Quiere decir que los servicios de inteligencia en el mundo tienen los nombres de los jefes, de los adláteres, de los lugartenientes, y en algunos lugares no caminan. Pero en la Argentina encuentran posibilidad de inyectar sus negocios. N&P: Tal vez desafectar fuerzas en la frontera no sea casual. Al menos no es común… CI: Tendremos que ver si sirve para algo. Pero el problema está también en la prevención y en la asistencia. Hay quienes necesitan imperiosamente una internación, y sin embargo no se trabaja sobre este tema; si son futbolistas o boxeadores conocidos, peor. Muchas veces encontramos al adicto que sufre y sus actitudes lo dañan a él y a otros, pero no se actúa de oficio. Sólo se espera que sucedan cosas irreparables para después, tampoco hacer nada. N&P: Un informe de los controles de adicción en Capital mostraba que hay más gente en la noche que ha fumado un porro o aspirado cocaína, que bebido alcohol. CI: Eso lo venimos viendo y avisando de los profesionales del volante: colectiveros y taxistas que la consumen para trabajar más despiertos, o largas horas; en Capital Federal un taxista trabaja 12 horas, y al final terminan trabajando para seguir comprando droga. Una rueda terrible que suele terminar cuando quedan enroscados en una columna en un accidente fatal. También pasa eso con los motoqueros; la falta de control del Estado sobre los conductores es todo un tema. Nos falta tanto, fue tal la inacción a través del tiempo, que estamos desbordados desde cualquier punto que lo miremos. En oferta, en demanda, y en prevención. A su vez el Dr. Marcelo Blanco, miembro de la fiscalía antidrogas de nuestra ciudad, viene ejerciendo una tarea importante todo el año, aunque se potencia en estas fechas. Entre otros sitios, tiene apuntada la Plaza Mitre como lugar de consumo. Así lo describe: Marcelo Blanco: Es uno de los espacios públicos que se usan hace años como lugar de reunión de personas que consumen, lo que indigna mucho porque la gente va allí con sus hijos, hay personas mayores, y se encuentran con estos grupúsculos sometidos al consumo que provocan y distorsionan lo que debería ser un paseo tranquilo. Hay una confusión respecto de creer que el consumo está liberado. N&P: Hubo un secuestro importante de LSD ¿verdad? MB: En esta época del año es una droga que viene de Buenos Aires a la zona atlántica, por la ampliación de la población joven, las fiestas electrónicas en ciudades costeras, incluso en época no estival. Ahora hay más cantidad, claro, por eso los procedimientos son mayores. N&P: La relación trabajo-efectivos, ¿es suficiente, o necesitan más personal? MB: Tanto por el lado policial como del ministerio público, los medios no son ideales; falta personal en ambos, y la labor se hace igual pero es titánica. En nuestra fiscalía somos 7 u 8 personas, y en los grupos operativos de la División Narcotráfico de la provincia, son los mismos hace varios años, pese al incremento enorme que hubo de circulación de droga y de operativos de allanamiento luego de 2005, a partir de la federalización de la competencia. Por otra parte, la única provincia que adhirió a la ley nueva fue Buenos Aires cuando era gobernador Felipe Solá. Pero los otros Estados provinciales no adhirieron. Se diseñó una estructura en departamentos judiciales pero no son suficientes. Y bueno, hay que seguir trabajando. Mucho, con poco Así habría que definir lo que hace la fiscalía local, quien ha visto multiplicada la tarea pero no el personal con el que debe llevarla a cabo. Si uno se remite a la estadística, en el último año se realizaron 180 allanamientos y se detuvieron 360 individuos, lo que habla de un alto promedio. Pero como dice el fiscal Blanco: “Eso debería movilizar toda una estructura nueva de personal pero siempre somos los mismos. A lo que hay que sumarle la etapa de juicios, con debates orales, entonces el trabajo se complica. Pero es el mandato que tenemos”. Otro de los problemas es el hecho de que su accionar está limitado por el fraccionamiento operativo. “Eso no le conviene a nadie –dice el fiscal-, porque podemos investigar hasta el vendedor al menudeo, pero de allí para arriba es órbita federal. Nosotros no podemos ascender en la escala de comercialización. Hay proyectos para una competencia concurrente, provincial y federal, para que ambos puedan investigar a fondo toda la cadena, del puntero barrial a las personas que se dedican a alta comercialización. Todavía no se trató, sería funcionalmente mejor”. Es muy difícil lograr una verdadera desarticulación de un negocio tan perverso pero a la vez tan aceitado, si existen niveles a los que no se puede llegar o se dificulta el acceso. Porque es evidente que si han entrado muchos estupefacientes a la ciudad, que se han realizado tantas intervenciones y detenciones, es porque alguien organizó la entrada y superó las frágiles barreras. Lo que pasa es que, precisamente, ese control es demasiado laxo, cosa que el fiscal Marcelo Blanco ratifica: “Tenemos una frontera muy grande, pensemos que en el norte hay 150 pasos, de los cuales sólo en 3 o 4 hay control oficial. Lo mismo pasa con los vuelos clandestinos, contra los que hay muy pocos radares; a diferencia de Brasil, que hasta los puede derribar si no acatan órdenes de descenso”. Por último, los criterios muchas veces difieren, y por eso sería recomendable un fuero especial y nacional, unificador de datos, coordinando acciones y con personal altamente especializado. La situación lo amerita. La dimensión del delito, también. Porque hasta ahora, en algunos lugares se está haciendo mucho, con muy poco. 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