El futuro es negro
En las últimas semanas, los argentinos hemos asistido a resonantes casos de inseguridad...
En las últimas semanas, los argentinos hemos asistido a resonantes casos de inseguridad...
Uno de los atributos más relevantes de la popularidad que va ganando en el mundo Su Santidad Papa Francisco consiste en que...
En una reciente nota, publicada en La Nación el próximo-pasado domingo 27 de julio..
Los últimos acontecimientos que son de dominio público -referidos a la usurpación de tierras por parte de extranjeros, principalmente de nacionalidad peruana y boliviana- deja al descubierto una trama que, por sus características, resulta inédita en un país civilizado hospitalario y pacífico como lo es y lo ha sido siempre la República Argentina.
Pese a que en los medios masivos de comunicación no se informa, las tomas de terrenos siguen a la orden del día. En Retiro, unos doscientos núcleos familiares originarios de la Villa 31 ocuparon un terreno que pertenece al Ferrocarril San Martín. También en la Capital Federal, numerosas personas han trasladado carros y materiales a la zona lindante con el club de golf -en Bajo Belgrano-, observándose ya algunas carpas instaladas. En González Catán, otras doscientas familias invadieron el predio de una vieja hilandería, en el barrio Villa Dorrego. Ocurre lo propio en el interior del país.
Mientras comienzo a escribir esta nota, doña Cristina está hablando desde su atril en el “Salón de los Próceres Latinoamericanos”, ese mismo que inaugurara el 25 de mayo con cuadros del asesino Ernesto Guevara. Y también hay una batalla campal entre los vecinos de la zona y los ocupantes de otro espacio público que, en 48 hs., se ha cargado la vida de tres personas.
Aún cuando no merezcan un apartado en los cables de Wikileaks, los episodios de Villa Soldati muestran la punta de un iceberg de la creciente violencia social. Violencia que en su mayor parte es sistemáticamente ninguneada por las autoridades.
Los episodios de violencia en Villa Soldati vuelven a poner en tela de juicio a la política nacional de migraciones, que continúa brillando por su ausencia. Los ciudadanos ilegales procedentes de naciones limítrofes con prontuario rara vez son deportados, al tiempo que se convierten en mano de obra para vendedores de tóxicos, punteros políticos, candidatos y gremialistas. Escenario que se construye para conveniencia de los gobiernos de La Paz, Lima y Asunción (y en el cual también Mauricio Macri es cómplice). En simultáneo -y mientras los porteños concentran la mirada en Soldati-, el comandante boliviano de frontera Willy Gareca (felicitado en privado por el presidente Evo Morales) ha retornado a su puesto y volvió a protagonizar incidentes en la provincia de Salta.